Nadal duda entre dejarse llevar por el dolor o perder la precisión para triunfar en Australia

Ganar un Grand Slam está sólo al alcance de los elegidosy Rafa Nadal puede presumir de ser uno de ellos, con trece títulos individuales. De todos ellos, el español sólo ha conseguido coronarse una vez en Australia, después de derrotar en 2009 a Roger Federer por7-5, 3-6, 7-6(3), 3-6 y 6-2. Sin embargo, y a pesar del buen juego del español, parece que repetir gesta en la Rod Laver será complicado por culpa de sus nuevo 'enemigo': las ampollas.

El excesivo calor que está haciendo en Australia, con temperaturas superiores a los 40 grados, ha provocado diversas dolencias entre jugadores. Desde mareos, desmayos o calambres, los efectos del sol se han dejado notar, y en el caso de Nadal los problemas se le han reproducido en forma de ampollas. El español está acostumbrado a sufrir este tipo de problemas por su manera de coger la raqueta, pero el calor ha provocado que se multipliquen en Australia.

Ya antes de llegar al torneo, Nadal sufría una serie de ampollas en su mano izquierda. Sin embargo, en ningún momento había necesitado tapárselas para jugar. Pero el exigente duelo ante Kei Nishikori le ha obligado a cubrírselasen mitad del partido, al descubrir que éstas han ido a peor y que se han convertido en una herida en toda regla. El problema radica en que la piel se abra hasta tal punto que el dolor le impida jugar con normalidad.

El sudor ha provocado que la zona de su mano que más contacto tiene con la empuñadora de la raqueta haya sufrido ampollas. Con el paso de los días de torneo, su dolencia se ha ido agravando. Y no se trata sólo de los días de partido, sino que es una zona que se erosiona con el contacto a la raqueta, por lo que los entrenamientos, necesarios en los días de parón, se sigue castigando, sin el descanso necesario para que se recupere la zona.

Por ello, Nadal se encuentra en una encrucijada. Es consciente de que está obligado a vendarse la mano para poder jugar, pues de otra manera sería imposible seguir compitiendo; pero los apositos que utiliza le impiden tener un control total en el golpeo de la bola. ¿Qué supone esto? Pues, sin ir más lejos, puede marcar la diferencia. Al más alto nivel, unos simples milímetros pueden definir un triunfo o una derrota, algo que no se puede permitir Nadal.

Una mano vigilada para evitar males mayores

"Las ampollas no son dolorosas, pero sí son difíciles de cubrir. Si lo hago, no siento la bola ni la raqueta, pero si no, me voy a destrozar la mano", señalaba el español. Pero, además, los temores de Nadal van más allá, pues sabe que si sus problemas no se solventan, cabe la posibilidad de que sufriera un importante desgarro que le obligara a despedirse del torneo. Hay día de hoy, su miedo es real: "Mi torneo está en peligro", declaraba.

El español sabe que no podrá disputar ni un solo minuto más de torneo sin vendarse su mano izquierda. Ha llegado la semana decisiva, en la que se juegan los partidos importantes del torneoy Nadal la comienza mermado. El número uno del mundo peleará por llegar lo más lejos posible, pero sabe que su mano izquierda está en 'cuidados intensivos'. Obligado a perder control para ganar en salud. Así afronta Nadal los cuartos en Australia.