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Nadal ya no es un Maestro del Tenis
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SE LE 'ATRAGANTAN' CASI TODOS LOS 'TOP TEN' EN LOS ÚLTIMOS MESES

Nadal ya no es un Maestro del Tenis

Nadie es capaz de debatir la debilidad mental de Nadal en estos momentos. La separación de sus padres, aunada a las continuas lesiones de rodilla, se

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Nadal ya no es un Maestro del Tenis

Nadie es capaz de debatir la debilidad mental de Nadal en estos momentos. La separación de sus padres, aunada a las continuas lesiones de rodilla, se han convertido en la peor pesadilla de Rafa en la segunda mitad del presente año. Desde que ganara a Djokovic en las semifinales del Masters de Madrid (mayo), el tenista mallorquín sólo ha podido ganar a otro ‘top ten’ en una ocasión, a Tsonga en Bercy (este mes), de ahí en fuera, el número dos del mundo no ha podido con ninguno de los diez mejores tenistas de la ATP y no ha ganado un torneo desde abril, cuando conquistó Roma. Por si eso fuera poco, el jueves se convirtió en el primer eliminado de la prestigiosa Copa Masters de Londres, en donde sólo participan las ocho mejores raquetas del globo terráqueo, un adiós inusual al que nadie estaba acostumbrado y que comienza a ser habitual.

 

Nadal dejó de ser Nadal en Madrid. Todos los éxitos que había cosechado en la primera mitad del curso se fueron desvaneciendo torneo a torneo, mes a mes, derrota a derrota. Perdió la final del Masters de Madrid contra Federer (nº 1) y cayó en octavos de Roland Garros ante Soderling (nº 9). Fue entonces cuando una lesión en su rodilla le obligó a tomarse un merecido descanso. Se ausentó de las pistas durante algún tiempo, incluso, renunció a defender su título en Wimbledon tras darse cuenta (perdió dos partidos amistosos, uno ante Hewitt y otro ante Wawrinka) de que no estaba totalmente recuperado.

Reapareció en el Masters 1000 de Montreal. Ahí fue eliminado en cuartos por Del Potro (nº 5). Posteriormente cayó en semifinales de Cincinatti tras perder con Djokovic (nº 3). En el US Open se reencontró con Del Potro, esta vez en semifinales, y volvió a sucumbir. Llegó el Masters 1000 de Shanghai y perdió la final con Davydenko (nº 7). Posteriormente aterrizó en París para disputar el Masters 1000 de Bercy. Ahí, sufriendo, pero dejando mejores sensaciones sobre la pista, derrotó en cuartos a Tsonga, sin embargo, el tenista español no pudo disputar la final porque Djokovic se le cruzó en el camino.

Ahora, en la Copa Masters de Tenis, torneo al que sólo acuden las mejores ocho raquetas del mundo, ha sido el primer eliminado a pesar de haberse enfrentado -y perdido también- a los dos rivales más débiles de su grupo, al sueco Robin Soderling y al ruso Nikolay Davydenko. En resumen, Nadal ha demostrado que está muy lejos de recuperar su mejor versión, los ‘top 10’, esos tenistas a los que derrotaba pese a tener un día malo, le pasan por encima sin temor alguno.

Su mente la ha traicionado. Y no es cualquier cosa. Es su mejor arma. A principios de año, en un día malo, en el que las bolas no le entraban, su poder de concentración y su fortaleza mental le eran suficientes para sacar cualquier partido adelante. Ahora no. Ahora da la sensación de que cualquiera le juega de tú a tú sin complejos, ya no hay rival que le tenga miedo, al menos esa es la sensación porque todo terminan siendo más agresivos que él. Los ‘top 10’ salen a la pista, hacen su tenis y le dificultan enormemente el trabajo a Nadal, incluso, algunos se van con una cómoda victoria por 6-4, 6-4 sin mayores dificultades.

Nadal ha dejado de ser un ‘Maestro’ del tenis. Conserva el número dos del mundo gracias al formidable inicio de ciclo que tuvo, en donde conquistó el Abierto de Australia por primera vez, Indian Wells, Monte Carlo, el Conde de Godó y el Master de Roma. De lo contrario, es decir, si los puntos se sumaran a partir de la segunda mitad del curso, Nadal no estaría entre los diez primeros.

Pero de ahí a que ahora esté en el declive de su carrera deportiva hay un gran trecho. Nadal tiene ganas de renovarse, de cambiar, de mejorar de cara al 2010. Está sufriendo una especie de metamorfosis. No sólo mental, sino de juego. Ya no quiere depender únicamente de su poder mental y de su rendimiento físico. Nadal quiere ser en 2010 un tenista más completo. Trabaja para ampliar su repertorio de golpes, o al menor perfeccionar algunos de ellos. Que nadie dude de que la debilidad de Nadal es transitoria.

Nadie es capaz de debatir la debilidad mental de Nadal en estos momentos. La separación de sus padres, aunada a las continuas lesiones de rodilla, se han convertido en la peor pesadilla de Rafa en la segunda mitad del presente año. Desde que ganara a Djokovic en las semifinales del Masters de Madrid (mayo), el tenista mallorquín sólo ha podido ganar a otro ‘top ten’ en una ocasión, a Tsonga en Bercy (este mes), de ahí en fuera, el número dos del mundo no ha podido con ninguno de los diez mejores tenistas de la ATP y no ha ganado un torneo desde abril, cuando conquistó Roma. Por si eso fuera poco, el jueves se convirtió en el primer eliminado de la prestigiosa Copa Masters de Londres, en donde sólo participan las ocho mejores raquetas del globo terráqueo, un adiós inusual al que nadie estaba acostumbrado y que comienza a ser habitual.

Rafa Nadal