Los 75 años de rugby en el colegio: por qué el Cisneros es el último club romántico

El bullicio en los pasillos del Colegio Mayor Cisneros es más intenso en las últimas semanas. Al habitual trasiego de estudiantes escalera arriba y escalera abajo se suma en estos días la nerviosa presencia de los miembros la directiva del Club de Rugby Cisneros, uno de los pulmones del colegio desde hace 75 años. Precisamente ese el motivo, la organización del 75º aniversario del nacimiento de su equipo de rugby, el histórico colegio, cuyas victorias y títulos tanto se han celebrado en el bar del cole y han provocado cientos y cientos de 'parabá', la haka del Cisneros.

El Colegio Mayor Ximénez de Cisneros se fundó el 12 de octubre de 1943 y, desde el principio, por su localización frente al campo Central de rugby de la Ciudad Universitaria, se abrazó a la práctica del deporte oval. Un deporte perfecto para liberar la adrenalina de los alumnos y compartir unas cervezas tras los partidos. En aquellos primeros años los azul-azul, como se les conoce en el campo por el color de las rayas horizontales de su camiseta, dominaban la categoría universitaria con solvencia. Mucha culpa de ello la tiene la figura del francés Maurice Sicard de Polignac, antiguo jugador del Racing de París, que insufló el espíritu del seven ganando el título en 1955. Era una disciplina desconocida pero muy afín al carácter audaz y descarado de los universitarios. Esto empujó a que en 1957 el director del colegio, Manuel Durán 'Maito', tomara la decisión de inscribir al colegio en el campeonato de España bajo el nombre de Colegio Mayor Cisneros.

El rugby se convirtió en un valor añadido para los residentes en el colegio, que además de una formación solvente encontraban en el deporte oval un aliciente más que les formaba como personas e incluso laboralmente, al desarrollarse en un entorno coral como es el rugby. Y eso entusiasmó desde un principio al alumnado y a los padres de estos. El colegio vivió su primera época dorada a finales de los 60, con la consecución del Campeonato de España y la Copa en los años 1967 y 1969. Completó además el palmarés con la conquista de su primera Copa Ibérica en Coimbra en 1968.

Cisneros exhibía un estilo alegre y desenfadado que desbordaba a sus rivales a campo abierto con su atractivo juego a la mano. Lo recuerda Cafrune, histórico jugador que formó parte del último equipo campeón del colegio: "Nuestro propósito en el campo siempre fue divertirnos y, por supuesto, ganar. Pero sabíamos que si nos divertíamos teníamos más posibilidades de ganar. Así que desplegábamos el estilo de juego con el que más disfrutábamos".

Desde mitad de la década de los 50 hasta mediados de los 80, la nómina de jugadores colegiales internacionales y de prestigio es amplia: Florencio Noriega, Pepe Marina, José María Odriozola, Alfonso Lasheras, Perote, Fernando de la Cuesta, Santi Ríos, Mandado, Santana, Cafrune, Alfonso Feijoo, Epalza... Son los años dorados del rugby azul-azul, coronados por los títulos de Liga de 1976 y el del 85, que cierra esa época esplendorosa.

Después llegan años más difíciles, se alternan victorias y derrotas y el equipo cae a División de Honor B, pero se mantiene fiel a su espíritu universitario. En 1995, el rugby se convierte en un deporte profesional y Cisneros se aferra a su filosofía amateur. Este año la situación del equipo no es sencilla. Una inoportuna plaga de lesiones y la apuesta por mantener el amateurismo han provocado que Cisneros ocupe la última posición de la clasificación en la Liga. Pero desde la directiva se pide clama y se confía en el grupo para revertir la situación.

"Históricamente el rugby es un plus más que se ofrece a los alumnos en el colegio junto a su formación y así queremos que siga siendo. Entendemos que los rivales de División de Honor se han reforzado fichando profesionales, pero en Cisneros queremos mantener la filosofía. Nosotros les ayudamos con becas, con másteres y ayudando a través de consultorías a acceder al mercado laboral mejor preparados. Es el espíritu del club y del colegio. No podemos perder la cabeza y traer cinco o seis jugadores para pelear por la Liga. Debemos ser fieles a lo que es Cisneros. Y lo digo sin ánimo de abrazarme al romanticismo. Cisneros cumple 75 años por ser leal a lo que ha sido siempre", apunta Gonzalo Barbadillo, presidente del club.

La creación de la Escuela y la Escuelita, las dos plataformas de trabajo de la cantera, ha disparado la estructura del club hasta llegar a tener 15 equipos. Y eso garantiza la existencia de jugadores a corto, medio y largo plazo para el Cisneros. Por eso ahora la intención de Barbadillo y su equipo es tratar de profesionalizar la estructura de gestión para lograr más recursos para que esa cantera trabaje mejor y los resultados les haga más competitiva.

Este 75º aniversario supone un desafío para el club. Tiziana Morana, responsable del área de comunicación y marketing de Cisneros, cree que están ante "un momento dulce para el rugby". "Somos una alternativa real para el fútbol porque los padres y las madres buscan otra cosa y este deporte se las ofrece. Aquí hay cabida para todos. Ahora cuando te acercas a las empresas para establecer una relación de patrocinio con ellas, conocen el rugby, saben todo los valores beneficiosos que puede acarrear a su marca asociarse con este deporte. Cisneros es una familia enorme y la idea es celebrarlo reactivando a esa masa social con diversos actos durante el próximo año, especialmente en primavera". Para Morana, la situación deportiva del primer equipo no les desanima, sino que les sirve para aprender más y seguir trabajando con entusiasmo. "Tenemos al equipo femenino líder de la Liga de chicas y la cantera con más jugadores que nunca. Celebramos este 75 aniversario con una salud magnífica".