Mundial de Ajedrez: los guantes de Ding son más bonitos, los de Nepo hacen más daño

Si el mundial de ajedrez fuera un combate de boxeo, una comparación muy recurrente, podríamos sacar una conclusión rápida: los guantes de Ding Liren son más bonitos, pero los de Ian Nepomniachtchi hacen más daño. Eso nos han dejado las nueve primeras partidas, de un máximo de 14, que acaban con un 5-4 para el ruso. El chino tendrá las blancas en la décima partida, que se jugará el domingo.

Ambos llegan con cierta sensación de frustración a este día de descanso. En el caso de Ding Liren, porque se ha fabricado suficientes oportunidades como para no tener desventaja en el marcador. Para el ruso, la agridulce sensación habrá llegado tras no ser capaz de aprovechar las tablas este viernes, en una partida que acabó empatada tras una larga lucha de seis horas y 82 movimientos. Poco tiene que reprocharse Nepo, pues no pareció que en ningún momento pudiera romper la defensa berlinesa que tenía enfrente. "Mi pensamiento ahora no es si voy por delante o si he perdido una oportunidad: tengo que seguir encontrando los mejores movimientos y ya veremos", dijo el ruso.

Tampoco tuvo el chino muchas opciones de ganar, pese a que en el medio juego parecía que su posición tenía ciertos aires prometedores. En cualquier caso, debe estar enfadado consigo mismo después de cómo acabó el choque del jueves. Fue ahí, con las blancas, cuando tuvo la victoria al alcance de su mano. En hasta tres momentos diferentes tuvo un movimiento que le daba ventaja decisiva y prácticamente el triunfo, en situaciones posicionales que no suele desaprovechar.

Sin embargo, todas ellas se le escaparon entre los dedos. Bien es cierto que la última de ellas, ya en una posición más compleja, no parecía tan fácil de ver. Sea como fuere, lo cierto es que Ding está sometido a una presión considerable y que verlo desde casa, con los módulos de análisis que te dicen la mejor jugada posible en apenas segundos, es muy diferente a plantarse frente a Nepo. Preguntado por el nivel de confianza en sí mismo, entre uno y diez, Ding se daba "un cinco".

Este viernes, en la partida más larga de lo que llevamos de match, Ding sí que ha conseguido controlar uno de sus grandes puntos débiles: la gestión del tiempo. El reloj ha estado algo más igualado en este lance, aunque está claro que el chino siempre va a jugar más lento que Nepo. Es clave para él que siempre trata de profundizar más en sus cálculos, mantener una sana relación con el reloj. "He pasado menos tiempo calculando, pero la calidad de los movimientos ha caído bastante", comentaba el chino tras la partida.

A la presión de tener que pelear por el título hay que sumarle la última polémica del duelo por el título: se han filtrado en internet lo que parecen las partidas de entrenamiento en las que Ding preparó sus ideas de aperturas para las partidas contra Nepo. Obviamente, la reacción desde el equipo de Ding ha sido no hacer comentarios, pero tanto los movimientos como las fechas cuadran. El chino y su equipo, sobre todo su segundo, Richard Rapport, tendrán que lidiar también con esto, aunque de momento se les ha visto bastante sonrientes en las idas y venidas de la sala de juego.

Todo por decidir

La partida del domingo será muy importante para Ding Liren. Las blancas tienen ventaja por definición, pero ese mínimo beneficio de mover primero ha demostrado ser una vía muy explotable en este mundial. No es tanto por el hecho de tener la iniciativa, sino por llevar la partida a una vertiente más beneficiosa. El chino siempre preferirá un juego más estático y que requiera cálculo profundo, mientras que Nepo es una máquina de convertir situaciones dinámicas en victorias.

En cualquier caso, es evidente que el ruso tiene una ventaja considerable. Cada empate le deja un paso más cerca del título de campeón del mundo y lo cierto es que si un jugador de su nivel, la máxima élite mundial, sale a no perder, es muy posible que lo consiga. No es descartable ver ahora defensas solidísimas de Nepo, buscando aprovechar alguna oportunidad una vez que Ding tenga que arriesgar para llevarse el triunfo.

Gane quien gane, es evidente que un campeonato del mundo que parecía deslucido por la renuncia de Magnus Carlsen se ha convertido en un espectáculo emocionante y disputado, con un nivel muy alto y un nivel de competitividad que hace décadas que no se veía en el ajedrez. Gracias, Magnus.