El Mundial de Francia pone a prueba la fiabilidad de la nueva España de Ribera

La selección española masculina de balonmano afronta a partir de este jueves el Mundial de Francia que se disputa entre el 11 y el 29 de enero. El campeonato abre un nuevo ciclo olímpico después de los Juegos de Río. La ausencia en la cita brasileña —"un accidente cruel", en palabras del capitán, Raúl Entrerríos— empañó el final del anterior ciclo, en el que España ganó un oro mundial y una plata y un bronce europeos. El equipo nacional llegó a semifinales en los últimos cuatro campeonatos en los que participó, y el objetivo es hacerlo de nuevo.

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El equipo: la novedad está en el banquillo

La principal novedad de la selección está en el banquillo. Jordi Ribera toma el mando del equipo después de cuatro años al frente del balonmano brasileño. El catalán ha impuesto una nueva forma de trabajar, una nueva metodología, aunque las señas de identidad se mantienen intactas. España basará su juego en una defensa sólida que le permita salir al contraataque y en una buena circulación de balón en ataque que le permita superar el hándicap de no tener lo lanzadores que tienen otras selecciones.

Con respecto al pasado Campeonato de Europa, en el que España ganó la plata, se han caído de la selección el portero Arpad Sterbik, los laterales Antonio García y Jorge Maqueda, el extremo Cristian Ugalde y el pivot Rafa Baena. Ribera le ha dado la alternativa al lateral Álex Costoya, el extremo David Balaguer y el pivote Adriá Figueras, y ha apostado por jugadores que habían asomado poco la cabeza en el equipo como el portero Rodrigo Corrales, el lateral Iosu Goñi y el extremo Ángel Fernández. España viaja con 17 jugadores, uno más de los que se pueden inscribir, por la lesión de Entrerríos, con molestias en el abductor.

Los rivales: sospechosos habituales

España está encuadrada en el grupo B junto a Islandia (que será el primer rival este jueves a las 20:45 horas), Eslovenia, Túnez, Macedonia y Angola. Los rivales más peligrosos son los islandeses y los eslovenos, estos últimos verdugos de España en el torneo preolímpico disputado en abril del año pasado. Los cuatro primeros se clasifican para los octavos de final, ronda en la que se cruzarán en orden inverso con los cuatro primeros del grupo A, donde el anfitrión es el gran favorito.

Francia, la gran favorita

Que el Mundial se juegue en Francia convierte al equipo local en el máximo favorito al triunfo. La selección francesa, ganadora de dos de los tres últimos Juegos Olímpicos, tres de los cuatro últimos mundiales y tres de los últimos seis campeonatos de Europa, contará con el apoyo de su afición para ampliar ese dominio. No es imbatible, como demostró Dinamarca en la final de Río, pero será muy complicado apartala de la final. Junto a Francia hay un grupo de selecciones con opciones de colgarse una medalla. A la ya citada Dinamarca se le suman Alemania, vigente campeona de Europa, Polonia, Croacia y también España, sin descartar a Qatar, Noruega, Eslovenia o Suecia.

Calendario y sedes: 25.000 personas en Lille

La primera fase comienza este miércoles y terminará el viernes 20 (España jugará sus cinco partidos entre el 12 y el 19). Los octavos de final se disputarán el 21 y 22 de enero, mientras que los cuatro partidos de cuartos de final serán el día 24. Las semifinales se jugarán el 26 y 27 y la final cerrará el campeonato el día 29 a las 17:30 horas.

Vídeo: la transformación del AccorHotels Arena, sede de la final.

Los partidos se distribuirán en ocho sedes: Albertville, Brest, Lille, Metz, Montpellier, Nantes, París y Rouen. España jugará en el pabellón de Metz, con capacidad para 5.300 espectadores. La final se jugará en el AccorHotels Arena parisino, que también acogerá este miércoles (20:45 horas) el partido inaugural entre Francia y Brasil. Si la selección local se clasifica, está previsto que dos partidos de octavos de final y uno de cuarto se jueguen en el Estadio Pierre Mauroy, el campo de fútbol cubierto del Lille. El recinto ya se transformó en 2014 para la final de la Copa Davis y en 2015 para la fase final del EuroBasket que ganó España. Esta vez volverá a hacerlo para acoger más de 25.000 personas en un partido de balonmano.