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Miguel Cardenal, ni cesado ni arrepentido por su orgullo barcelonista
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ACUDIÓ AL PALCO DEL VICENTE CALDERÓN

Miguel Cardenal, ni cesado ni arrepentido por su orgullo barcelonista

Ni Cardenal piensa dimitir ni habrá decisión que le invite a abandonar el cargo. El Gobierno guarda silencio siguiendo el guion escrito por Mariano Rajoy

Foto: Miguel Cardenal durante una rueda de prensa (Efe).
Miguel Cardenal durante una rueda de prensa (Efe).

Miguel Cardenal se queda solo. Bueno, casi. A su lado siguen los dirigentes del Barcelona, Javier Tebas y poco más. Los primeros porque ven el gesto como un movimiento de complicidad y el segundo por ser la mano derecha de todo lo que últimamente hace Cardenal. La carta de apoyo a la entidad azulgrana, ante lo que el presidente del Consejo Superior de Deportes consideraba un acoso, fue una idea suya. No se arrepiente de lo escrito, pero en su cabeza sí que da vueltas a las consecuencias.

El gabinete de Wert, ministro de Cultura, fue un mero espectador de la misiva y, por extensión, de las consecuencias que ha tenido y que han dejado muy tocado al secretario de Estado en funciones. Al aluvión de reproches, ha seguido alguna que otra petición de cese. La última, la del sindicato Manos Limpias. Lo más curioso es que ha puesto de acuerdo a toda la oposición con su crítica, menos a algunos partidos catalanes enfrentados con el Gobierno, pero que defienden la posición de Cardenal como sucede con ERC.

El Gobierno, mientras, guarda silencio siguiendo el guion escrito por Rajoy de no tomar decisiones a la primera de cambio con diferentes sucesos. Ni Cardenal piensa dimitir ni habrá decisión alguna que le invite a abandonar el cargo. Moncloa suele madurar las decisiones y la de Cardenal y su posible adiós sólo llegaría con un próximo cambio de Gobierno en el que estuviera incluido Wert y su equipo. Mariano Rajoy no piensa mover pieza.

placeholder Javier Tebas junto al ministro Wert y a Miguel Cardenal (Efe).

Miguel Cardenal busca recuperar una normalidad que tardará tiempo en aparecer por la sede del CSD. Ayer así lo intentó, acudiendo al palco del Vicente Calderón. Allí coincidió con Ángel María Villar, presidente de la Federación, del que se ha distanciado notablemente en los últimos meses debido a la implantación de la llamada ‘Licencia Única’ y por la que está dispuesto a acudir a FIFA con el objetivo de terminar con ella. También coincidió con Luis Rubiales, presidente de AFE, y que ayer criticó la carta y su mensaje.

Su carta no tenía intención política alguna, pero sus fallidos argumentos para la defensa de un club inmersos en diferentes procesos judiciales han hecho tambalear la política deportiva del país. Cardenal buscaba promocionar y defender esa Marca España de la que su amigo Tebas pretende presumir. Hoy ambos estarán presentes en la presentación del World Challenge, cuya máxima es ensalzar el modelo actual del fútbol español con ese control de gastos y pagos del que tanto presumen en el CSD.

El presidente de la Liga de Fútbol Profesional, ideólogo de muchos de los movimientos llevados a cabo por el CSD en el último año, defendió ayer en público a Cardenal: “Ha reclamado la españolidad del Barcelona”. Curioso cuando hay partidos de clara carácter independentista catalán que defienden la tesis del presidente del CSD.

Miguel Cardenal se queda solo. Bueno, casi. A su lado siguen los dirigentes del Barcelona, Javier Tebas y poco más. Los primeros porque ven el gesto como un movimiento de complicidad y el segundo por ser la mano derecha de todo lo que últimamente hace Cardenal. La carta de apoyo a la entidad azulgrana, ante lo que el presidente del Consejo Superior de Deportes consideraba un acoso, fue una idea suya. No se arrepiente de lo escrito, pero en su cabeza sí que da vueltas a las consecuencias.

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