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Jon Rahm se convierte en el principal enemigo de la Superliga... de golf
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No apoya el proyecto

Jon Rahm se convierte en el principal enemigo de la Superliga... de golf

El golfista de Barrika descarta participar en la nueva competición creada por el príncipe de Arabia Saudí, Mohammed Bin Salman, y declara su fidelidad a la PGA y su formato

Foto: Jon Rahm en pleno ejecución. (EFE/Orlando Ramírez)
Jon Rahm en pleno ejecución. (EFE/Orlando Ramírez)

Los petrodólares que han inundado el fútbol o han sido capaces de llevar la Copa América de vela al desierto aterrizan ahora en el golf con la creación de la Premier Golf League, la llamada Superliga del golf. Una propuesta de circuito cerrado en el que 48 jugadores se repartirán “1.000 millones de dólares” procedentes de Arabia Saudí.
LIV Golf Investments ha invertido 172 millones de euros para activar en 2023 un proyecto con el exnúmero 1 Greg Norman como cabeza visible. Una vez más aparece en la sombra el Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudí y la oscura figura de Mohammed Bin Salman, el príncipe heredero del país, que recientemente compró por 300 millones de euros el Newcastle en la Premier.

Foto: Mohammad Bin Salman, en una imagen de archivo. (Reuters)

La PGL, que está respaldada por el consorcio World Golf Group, con sede en Gran Bretaña, fue presentada en junio de 2021 con luz y taquígrafos. Esta Superliga contará con un calendario en la temporada similar al de la Fórmula 1, con 48 jugadores inscritos en 18 eventos de tres rondas cada uno, con formatos individuales y por equipos. Sin embargo, Norman, Bin Salman y la Premier Golf League se han encontrado con unos rivales inesperados. El español Jon Rahm, junto a algunos de los mejores jugadores del circuito de la PGA y del circuito europeo, se han pronunciado en contra de esta Superliga y han advertido que seguirán jugando en el circuito clásico, renunciando a las suculentas ofertas que han llegado desde Arabia Saudí.

En 2021 varias estrellas del circuito estadounidense, como Phil Mickelson, Brooks Koepka o Justin Thomas, fueron sondeadas para jugar la Superliga por un fondo de inversión estadounidense, tras el cual aparecía de nuevo Bin Salman y Arabia Saudí. Recibieron ofertas que se cifraron entre 30 y 45 millones de euros, superando por mucho los premios que ganan actualmente en el circuito europeo y en el de la PGA. Mickelson fue uno de los que se pronunció favorablemente a su participación, por más que calificó de “aterrador” el régimen saudí: “Sabemos que mataron a Khashoggi y que tienen un historial horrible en materia de derechos humanos. Pero aún sabiendo todo esto, ¿por qué iba a considerar el proyecto de la Superliga? Porque es una oportunidad única en la vida para remodelar el funcionamiento del PGA Tour. Han podido salir adelante con tácticas manipuladoras, coercitivas y de mano dura porque nosotros, los jugadores, no teníamos ningún recurso”.

Otro nombre que se había vinculado al proyecto es el de Bryson DeChambeau, de quien se afirmó que era la figura en torno al cual se construiría la Superliga. Se filtró que le habían ofrecido más de 90 millones de euros para ser la cara del proyecto, algo que él negó en su día. En las últimas horas el propio DeChambeau ha confirmado que seguirá jugando el torneo de la PGA. Casualmente, poco después de que el comisionado del PGA Tour, Jay Monahan, se dirigiera esta semana a los jugadores en una reunión en el Honda Classic, en Florida. Monahan advirtió que los jugadores se enfrentan a sanciones de por vida si participan en el lucrativo circuito respaldado por el Fondo de Inversión Pública (PIF) de Bin Salman y Norman.

Foto: Jon Rahm, pensativo en la última jornada. (EFE)

A día de hoy, los únicos jugadores potencialmente interesados ​​en la Superliga son veteranos de más de 40 años, como Lee Westwood (quien admitió que ha firmado un acuerdo de confidencialidad), Ian Poulter oHenrik Stenson. Figuras sin peso en el circuito y sin atractivo mediático para convertir la competición en referente del calendario.

La figura de Jon Rahm está siendo clave en esta batalla estratégica, porque el número 1 del circuito es un feroz defensor del circuito clásico y se ha negado a dejarse encandilar por la lluvia de petrodólares. El golfista vasco rompió todos los protocolos en la rueda de prensa previa al inicio del Genesis Open. No estaba prevista su intervención, pero el de Barrika entendió que era el momento de posicionarse sobre la Superliga: “Es la primera y la única vez que hablaré de esto. Declaro oficialmente mi lealtad al PGA Tour. Soy miembro del Consejo Asesor de Jugadores (PAC) y creo mucho en el comisionado Monahan y en el producto que nos darán en el futuro. Se ha hablado mucho y se ha especulado sobre la liga saudí. Simplemente, no es algo que crea que sea lo mejor para mí y mi futuro en el golf. Pienso que el mejor legado que puedo lograr será con el PGA Tour".

Además, el español quiso puntualizar: “Estoy en esto por amor al golf y para convertirme en un campeón. Crecí viendo a muchos increíbles jugadores en los grandes eventos como este. Existe una historia y un legado detrás de todo esto, algo que me atrae mucho. Todo el mundo es libre de tomar su propia decisión, es tan simple como eso. Todo lo que puedo decir es que para alguien joven como yo que tiene todo su futuro por delante, la liga saudí no parece algo inteligente”. Parece que esta Superliga, como la de Florentino Pérez, también tiene contados sus días. Sin estrellas no hay atención mediática y sin atención mediática no hay Superliga. Desde Arabia Saudí se afirma que han perdido una batalla, pero no la guerra. Y Norman y Bin Salman ya trabajan en otra alternativa para hacer su sueño realidad a golpe de petrodólares.

Los petrodólares que han inundado el fútbol o han sido capaces de llevar la Copa América de vela al desierto aterrizan ahora en el golf con la creación de la Premier Golf League, la llamada Superliga del golf. Una propuesta de circuito cerrado en el que 48 jugadores se repartirán “1.000 millones de dólares” procedentes de Arabia Saudí.
LIV Golf Investments ha invertido 172 millones de euros para activar en 2023 un proyecto con el exnúmero 1 Greg Norman como cabeza visible. Una vez más aparece en la sombra el Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudí y la oscura figura de Mohammed Bin Salman, el príncipe heredero del país, que recientemente compró por 300 millones de euros el Newcastle en la Premier.

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