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Jon Rahm, de su enfado por los móviles a la lección de humildad del número uno
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ABIERTO DE ESPAÑA

Jon Rahm, de su enfado por los móviles a la lección de humildad del número uno

El número uno del mundo y gran favorito al título en el Abierto de España vivió un torneo para el olvido: fue de menos a más y terminó sin encontrar soluciones a su juego atascado

Foto: Jon Rahm, pensativo en la última jornada. (EFE)
Jon Rahm, pensativo en la última jornada. (EFE)

Jon Rahm no ha vivido un fin de semana sencillo. El golfista español, número 1 del mundo, llegaba al Abierto de España con un claro objetivo: lograr su tercer título y, con ello, igualar su palmarés al de una de las grandes leyendas del deporte mundial, Severiano Ballesteros. Sin embargo, su mala tarjeta en la jornada de este sábado le dejó sin opciones de luchar por la victoria este domingo, un triunfo que se llevó el también español Rafa Cabrera Bello... donde Rahm dejó dos imágenes interesantes.

Que el de Barrika es uno de los mejores golfistas de la actualidad es algo innegable. No en vano, sus logros deportivos hablan por sí solos, pero 2021 se ha convertido en su año de consagración, especialmente después de conseguir un más que meritorio triunfo en el US Open. A partir de ahí, dos objetivos claros sobre la mesa: buscar el triunfo en los Juegos Olímpicos y tratar de igualar a Seve en el Abierto de España. Pero un positivo por covid y un mal día le dejaron con la miel en los labios.

Foto: Rafa Cabrera Bello, campeón del Abierto de España. (EFE)

En la primera jornada, celebrada el jueves, Rahm firmó una buena ronda, con 63 golpes, que le colocaban en tercera posición y tenía todas las opciones del mundo para lograr el título. En el segundo parcial, el español se acercó aún más al liderato, donde a pesar de firmar una tarjeta con 67 golpes, se ponía segundo en la general, solo por detrás del neerlandés Wil Besseling. Pero Rahm no estaba cómodo y tenía una explicación: los teléfonos móviles de los aficionados.

El número uno del mundo no dudó en mostrarse agradecido por el ánimo que el público le ha dado en el Club de Campo Villa de Madrid, donde se ha sentido muy arropado y querido a lo largo de todo el Abierto de España. Sin ningún género de dudas, ha sido el golfista más aplaudido y solicitado del campeonato y no ha dudado en mostrar su gratitud con la afición. Pero sí cree que ha habido momentos en los que los continuos sonidos de los 'smartphones' le han descentrado.

"Hay mucha gente y por eso diría que, por favor, pongan el teléfono en silencio porque cada vez que vas a hacer un lanzamiento hay varias llamadas y suenan constantemente los mensajes. Son cosas que pasan, pero hay veces que descentra un poco. Es algo muy bueno que haya tanta gente, es un orgullo, y como jugador es más fácil culpar a alguien que no sea yo, pero es para quitarme la culpa y la frustración por algunas cosas", explicaba Rahm tras la segunda jornada.

Una lección de humildad

A pesar de su buena clasificación, el propio Rahm reconocía que trataba de buscar un culpable externo que explicara por qué no estaba jugando bien. Intentó despejar su mente y buscar una remontada definitiva en la jornada del sábado... pero, inesperadamente, llegó su hundimiento. Firmó 72 golpes, lo que le hizo caer a la 18º posición de la clasificación: ¿saben qué es lo que hizo entonces todo un campeón como Rahm? Tras acabar la jornada, entuvo entrenando en solitario más de una hora.

Algo no estaba yendo bien y quiso poner remedio antes de la última ronda, por lo que trató de mejorar aquello con lo que no estaba cómodo... pero no fue suficiente para conseguir igualar a Severiano Ballesteros. Por si fuera poco, tras ese entrenamiento exprés e inesperado, y a pesar de que su cabeza quizá no estaba en el momento más cómodo, no dudó en gastar otra hora más en firmar autógrafos a todos los presentes. De bien nacidos es ser agradecidos.

Llegaba a la última jornada con la intención de pelear por el título, como ya hiciera en el Abierto de Irlanda de 2019, cuando Rahm remontó seis golpes a Cabrera Bello en la última jornada... pero pronto confirmó que no estaba fino, terminando 17º. En cuestión de horas, el número uno pasó del enfado por los móviles, a entrenar de manera inesperada y, sobre todo, a firmar cientos de autógrafos, algo que repitió este domingo. Un campeón lo es cuando gana y, sobre todo, en la derrota. Y Jon Rahm lo es. Siempre.

Jon Rahm no ha vivido un fin de semana sencillo. El golfista español, número 1 del mundo, llegaba al Abierto de España con un claro objetivo: lograr su tercer título y, con ello, igualar su palmarés al de una de las grandes leyendas del deporte mundial, Severiano Ballesteros. Sin embargo, su mala tarjeta en la jornada de este sábado le dejó sin opciones de luchar por la victoria este domingo, un triunfo que se llevó el también español Rafa Cabrera Bello... donde Rahm dejó dos imágenes interesantes.

Jon Rahm Severiano Ballesteros
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