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Sergio García escribe, dirige y protagoniza un 'thriller' con final feliz
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Sergio García escribe, dirige y protagoniza un 'thriller' con final feliz

El español completó unos primeros nueve hoyos sensacionales en la última jornada, pero acabó necesitando un desempate para a ganar por primera vez desde enero de 2014

Foto: Sergio García llevaba 23 meses sin ganar (Aly Song/Reuters)
Sergio García llevaba 23 meses sin ganar (Aly Song/Reuters)

Sergio García (-14) se ha llevado el Ho Tram Open en Vietnam y por tanto vuelve a cantar victoria después de casi 23 meses de sequía (el último triunfo, en Qatar, se dio el 25 de enero de 2014). Falta le hacía a un jugador como él, que no deja escapar una sola temporada sin ponerse varias veces mirando de cara al triunfo. Falta le hacía en este momento exacto de su carrera, porque el grado de frustración del jugador español se movía ya en niveles peligrosos, casi dañinos para un deportista de élite.

Por eso, entre otras cosas, ha sufrido como una parturienta en una jornada dominical de manicomio en el The Bluffs Ho Tram Strip, el bello links vietnamita que se ha dado a conocer al mundo esta semana. Sí, es probable que a Sergio le cueste ganar más que a otras mega estrellas, pero a pesar de ello sigue haciéndolo hasta el punto de sumar ya 25 triunfos (contando los dos de Sun City). A pesar de ello, en definitiva, se las arregla para no haberse movido casi del top-10 del mundo en esta larga travesía por el desierto de casi dos años. La gracia, la sal del asunto, y lo que quizá no termina de valorarse en su justa medida, es la capacidad que tiene de percutir una y otra vez. De regresar. De superar las decepciones. De tomar aire y situarse de nuevo sobre esa línea delgada que separa el éxito del fracaso. En el Northern Trust, en el THE PLAYERS, en el British Open, en el reciente BMW Masters de las Series finales del circuito europeo... Por ceñirnos sólo al año 2015. No es tan sencillo como pueda parecer. ¿O es que hay todavía quien piense honradamente que Sergio es capaz de ponerse sólo gracias a su cara bonita y a su innegable talento?

El Ho Tram Open no se acerca en prestigio y hechuras a los torneos citados. Negarlo sería estúpido. Tanto como pretender que cualquier victoria en el golf profesional de élite pueda resultar sencilla. Por si acaso, recordamos la máxima sagrada: en ningún otro deporte, ni por asomo, un Número 300, 400 o 500 del mundo, o incluso un amateur de primerísima fila, puede poner tanto en aprietos al número 1 del mundo con la rabiosa frecuencia que se da en el golf.

Fue un triunfo sufrido hasta el delirio, decíamos, al más puro estilo de Sergio García. Porque el castellonense, primero, casi pudo rozar el trofeo con la punta de los dedos después de apabullar por los primeros nueve hoyos a cuantos candidatos trataron de ponerse por delante, jugando a un nivel que era pura delicia, pleno de control y, lo que es más importante, de eficacia. Venía caminando hacia el tee del hoyo 10 después de cerrar una serie de cinco birdies consecutivos y con una ventaja de cuatro golpes sobre su inmediato perseguidor.

Pero fue, quizá, en ese caminito hacia el 10 donde le dio más tiempo a pensar y donde aparecieron en el horizonte los primeros fantasmas. "Por los segundos nueve hoyos estuve más nervioso, empecé a fallar algunos golpes", señalaba el jugador al finalizar. La fluidez, en efecto, había desaparecido, aunque todavía mantuvo el mando hasta el 17. Otra vez el 17. Como en Riviera. Como en el BMW. Como en el desempate de Sawgrass.

En esa dichosa encrucijada, y pegando con un hierro muy corto desde el centro de la calle, terminó firmando un doble bogey mortal tras errar el disparo al sitio malo ("un tiro horroroso justo al lugar donde no se podía fallar", aseguraba). Había rozado el triunfo, pero ahora bebía de nuevo la hiel de la derrota, porque el tropiezo lo había llevado a la tercera posición y sin apenas margen de maniobra.

Sin embargo, por fortuna, a este sorprendente relato de suspense todavía le quedaban capítulos. Auténticas cabriolas del destino que favorecieron al español. ¿O no es una carambola que en apenas un minuto los dos líderes sumen tres putts en greenes distintos, dejando la clasificación con cuatro líderes empatados? Objetivamente, la exhibición de García por los primeros nueve, así como su aplomo y buen hacer durante toda la semana, merecían una segunda oportunidad. Ahí la tenía.

El primer hoyo del desempate a cuatro bandas aún iba a disparar los niveles de adrenalina. Sergio embocaba un putt de unos diez metros, con caída sostenida de derecha a izquierda, para firmar un birdie imposible, dejar fuera de juego a dos de sus rivales (Wiratchant y Lin) y procurarse un hoyo más de 'playoff' ante el indio Himmat Rai, jugador que venía encendido después de meterse en la pelea embocando desde la calle en el 16 (hoyo 70 del torneo) y que había pergeñado un primer hoyo de desempate de manual: gran salida con el drive, fantástico segundo tiro y putt adentro desde unos dos metros, a lo sumo.

García la puso en el bunker desde el tee en el arranque del segundo y definitivo hoyo de desempate. ¿Malos augurios? Inmediatamente, un ganchazo de Rai llevaba la bola hasta no se sabe dónde, incrustada en los 'bushes'. De nuevo, Sergio rozaba el triunfo.

Pero el indio, después de una inusitada labor de desbroce e ingeniería, se las arregló para llevar sin penalidad la bola a calle y, acto seguido, empaló otro tirazo que aún le iba a dejar una opción razonable para salvar el par. Sergio, desde la arena, la llevó sabiamente a green, asegurando prácticamente el par. Y Rai no pudo embocar.

"Tuve suerte cuando fallaron mis rivales después del doble bogey en el 17 y tiré un buen putt en el primer hoyo de desempate, pero siempre hay que tener suerte para embocarla desde esa distancia", explicaba Sergio con honestidad, realzando todavía más su triunfo.

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