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El misterio de los coches sin matrícula en Rusia
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El misterio de los coches sin matrícula en Rusia

Se extiende el robo de matrículas en vehículos extranjeros: los ladrones apenas piden 40 euros para recuperarlas, a menudo enterradas en parques infantiles

Foto: Un coche sin identificar en la entrada del hotel InTourist, en Krasnodar (A. P.)
Un coche sin identificar en la entrada del hotel InTourist, en Krasnodar (A. P.)

A poco que se pasee un rato por una ciudad rusa, especialmente en las que reciben más turismo y las que se encuentran cercanas a las fronteras, es fácil detectar una anomalía: algunos coches circulan sin matrícula, pese a que es obligatorio llevarla visible. Otros, aunque hay que fijarse más, las llevan, pero de cartón o plástico. ¿Qué está pasando con los identificadores de los coches en Rusia?

La respuesta se la da a este periódico un valenciano residente en Krasnodar, al que llamaremos Pedro para preservar su identidad. Pedro trajo su coche a la ciudad y, a los pocos días, una mañana descubrió que se las habían robado. En el parabrisas de su coche tenía un papelito con un número de teléfono. Llamó: "Tenemos su matrícula, si quiere recuperarla tiene que ingresar 3.000 rublos (en torno a 40 euros) en esta cuenta y le diremos dónde está".

Pedro no pagó, sino que acudió a una empresa española que se la repuso por una cantidad parecida. Sin embargo, las autoridades policiales le informaron de la situación. Desde hace unos años, algunos jóvenes rusos, aunque también de otras ex repúblicas soviéticas, se dedican a robar matrículas en masa para exigir un pequeño rescate por ellas. Para ello se valen de monederos electrónicos como Kiwi, un servicio que solo pide el número de teléfono para ingresar, pagar o sacar dinero de los terminales ubicados en todos los supermercados del país. Una operación rápida y sencilla que, ejecutada con regularidad, puede significar un ingreso importante para los jóvenes de barrios marginales. En Krasnodar, el salario medio es de 21.000 rublos, poco más de 280 euros.

Se da la circunstancia de que el robo de matrículas, al ser un delito relativamente nuevo, no tiene una pena tipificada en el código penal ruso y, por tanto, es difícil que las autoridades se movilicen en estos casos. Este tipo de robos son una evolución del clásico fraude por matrícula duplicada, que sí tiene unas penas indicadas mucho más severas. "La mayoría de las matrículas aparecen enterradas en parques de niños o escondidas detrás de escombros de obra, pero es imposible encontrarlas si los que te la han robado no te facilitan las coordenadas exactas", continúa Pedro.

La mayoría de los extranjeros prefieren pagar un rescate a meterse en un trámite caro y farragoso

Fabio, un chófer italo-albanés que lleva tres años trasladando turistas del aeropuerto a los principales hoteles de Krasnodar, también ha sufrido varios robos: "Es un fenómeno bastante habitual, aunque desde hace unos meses, con motivo del Mundial, supongo, no ha vuelto a suceder. Yo conduzco una furgoneta con matrícula de Ucrania y me la han quitado cuatro veces. Ahora llevo unas de plástico y las auténticas dentro del coche, por si me para la policía", afirma.

Las más afectadas son las de vehículos con matrícula extranjera, en especial las armenias, ucranianas, uzbecas y kazajas, por varios motivos. El primero, que la mayoría de las veces les es muy complicado realizar el trámite desde fuera de sus países de origen, cuando no imposible sin acudir presencialmente. Después, porque los gastos de duplicación y envío a menudo superan el monto que exigen los jóvenes ladrones por el rescate. Y, por último, porque en ocasiones estos vehículos están en situación irregular en el país y sus dueños no se atreven a realizar ningún trámite por temor a ser descubiertos.

El automovilismo es una religión en Rusia. El combustible aquí es el más barato de Europa (0,6 euros el litro, menos de la mitad que en España) y la mayor parte de los rusos se pasan el día al volante. A resultas, varias de sus ciudades están entre las 25 más congestionadas del mundo. Los fines de semana es habitual ver a familias completas en los lavaderos de coches, presentes casi en cada esquina, porque en Rusia es un delito circular con el coche sucio. Así, los rusos han tomado cartas en el asunto para actuar contra el robo de matrículas: algunas empresas están haciendo el agosto vendiendo réplicas en plástico y cartón plastificado, que imprimen en minutos, pese a que no son legales y suponen una multa en caso de ser detenidos por la Policía. Otros directamente optan por matricular sus vehículos en alguna ciudad rusa, lo que reduce las posibilidades de sustracción. Las autoridades, por su parte, animan a los ciudadanos a denunciar siempre estos robos, dado que se pueden utilizar con fines delictivos graves.

A poco que se pasee un rato por una ciudad rusa, especialmente en las que reciben más turismo y las que se encuentran cercanas a las fronteras, es fácil detectar una anomalía: algunos coches circulan sin matrícula, pese a que es obligatorio llevarla visible. Otros, aunque hay que fijarse más, las llevan, pero de cartón o plástico. ¿Qué está pasando con los identificadores de los coches en Rusia?

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