Diego Costa y la cabeza: el estado emocional no le deja salir de su lesión

Harvard está perdiendo una gran oportunidad para investigar un gran caso. Hablamos de Diego Costa y su enigmática lesión, esa que le lleva a jugar ocho minutos en la final de la Champions, a aparecer por Washington ya vestido con la Roja y a entrenarse de aquella manera... lo que invita a pensar que en cualquier momento se puede romper. Al menos, esa es la sensación que transmite en cada ocasión que pisa el verde.

Diego Costa sufrió una microrotura del bíceps femoral de su pierna derecha allá por el mes de marzo -va camino de tres meses- y no ha desaparecido de su pierna en ningún momento. Y es que el delantero lleva un tiempo en el que su estado emocional no le deja tranquilo. Primero su adiós a la selección brasileña y su consiguiente sí a España, y después su traspaso al Chelsea fabricado semanas atrás y rematado en el día de ayer, tal y como ha ido contando El Confidencial.

Le queda pasar el trance de 'traicionar' a Brasil

El delantero ya ha superado la primera de las pruebas con el anuncio de su fichaje por el Chelsea. Ya respira tranquilo, pero no del todo. Sabe que por delante le queda lo más difícil, el pisar suelo brasileño y convertirse en el objetivo de millones de aficionados que consideran lo hecho por el delantero como una pura y dura traición al aceptar jugar con España y no con Brasil.

El paso no fue sencillo. Ni para el jugador ni para Del Bosque, partidario de dar paso a los jugadores de las categorías inferiores antes que apostar por incorporaciones de 'extraños'. Todo cambió cuando uno y otro se conocieron pese a la multitud de presiones recibidas en su país, tanto hacia su persona como a su familia que reside en Lagarto, ciudad que le vio nacer hace 25 años. Está preparado para soportar todo tipo de provocaciones.

Sin descanso

Eso sí, esa inestabilidad emocional pasa factura y muchos médicos apuntan a que podría ser una de las causas en la reiteración de las lesiones, además de la falta de tiempo de descanso, tan imprescindible cuando hablamos de una lesión muscular. Todo pasa factura y a Diego Costa también.

Su estado dista bastante de ser el mejor. La amenaza de la rotura sigue ahí, pero si la hoja de ruta se cumple y no aparecen nuevos problemas, Costa llegará a tiempo. No trabaja a tope. Trata de ahorrar esfuerzos y, sobre todo, gestos que puedan significar un paso atrás.

El delantero sabe que no debe forzar, pero en el partido del sábado ante El Salvador debe dar un paso adelante y demostrar que puede jugar al mismo nivel. Será el momento de demostrar que puede jugar o por el contrario, el de decir hasta aquí hemos llegado. Hay cautela y el primero en ahorrar esfuerzos innecesarios es el delantero. Hasta que llegue ese momento, la incógnita rodeará cualquier gesto, cualquier movimiento o carrera del internacional español.