El Cholo Simeone, un puente de ilusión para cruzar 18 años del 'Pupas'

Simeone se rebela ante el victimismo donde se ha escondido la parroquia atlética en los peores años de su historia. El argentino lo hacía ya de jugador, y lo sigue haciendo como técnico. Él sabe lo que es ganar una Liga como jugador, y ha tenido que ser con él en el banquillo cuando se quede en 18 años la que pasa por ser la segunda mayor racha atlética sin ganar el torneo de la regularidad. Un gol de Godín para igualar el partido ante el Barcelona le sirivió a los rojiblancos en el Camp Nou para convertirse en campeones de Liga.

38 partidos que dan para dejar claro qué equipo es el mejor de la temporada. Cualquier título siempre se merece, pero una Liga es el que deja el mayor sabor a incontestable superioridad. ‘Partido a partido’, el Atlético de Madrid ha sido mejor que sus 19 rivales. Y no lo ha hecho aprovechando la depresión deportiva de alguno de los eternos favoritos, Real Madrid y FC Barcelona (sobre todo este último ha conseguido dar guerra hasta pareciendo moribundo), equipos que llevaban repartiéndose el título desde que en 2004 se la llevó el Valencia.

El Atlético ha roto el duopolio y ha ganado a blancos y azulgranas en una batalla de puntos que se queda en los 90. Si los dos grandes no han rozado los 100 puntos un año más es única y exclusivamente porque Simeone y su equipo se lo ha impedido, tanto en los duelos directos como indirectamente con su presión constante en la clasificación.

En la primavera de 1996, el Atlético de Madrid levantaba los brazos tras una victoria por 2-0 al Albacete, donde el actual entrenador colaboró con un gol, celebrado con la eterna pasión que acompaña su estampa. Había ansiedad en aquella afición, llegaba la novena Liga, primera y única con Jesús Gil al frente del club. Eso sí, venía después de varios éxitos de Copa y alguna final europea en los 80 y primeros 90 que endulzaban el año a año de un equipo respetado y temido en toda España. Respeto mantenido pese a que la octava había llegado en el lejano 1977. Esos 19 años suponen la mayor sequía del club del Manzanares a este respecto. Pero aquel periplo nada tiene que ver con la azarosa y cruda realidad de las últimas 18 temporadas del club.

Desde el éxito del Doblete, se comenzó a mascar la tragedia pese a los grandes nombres que se contrataron en el final de siglo. Entonces, su etapa de atlético le sirvió al Cholo para ganar fortuna y prestigio en el Calcio. Mientras el técnico estaba en Italia, su ‘Atleti’ confirmó que el paso de los dueños del club era tan errático como para acabar bajando a Segunda después de ser judicializado por graves irregularidades en el gestión, confirmadas por los tribunales.

Derroche de los valores atléticos

Ya en el regreso a Primera, el Simeone veterano estuvo de vuelta (en todo el sentido de la expresión) en el Atlético. Dos temporadas donde revitalizó lazos emocionales con una afición y una casa que reconocen en la comprometida mirada del argentino a uno de los suyos.

Al pasar a los banquillos, el objetivo del Cholo fue siempre empezar a ser grande como lo hizo de jugador: a orillas del Manzanares. Siendo campeón en Argentina con Estudiantes y River Plate, saltó al fútbol europeo de la mano del Catania, modesto club italiano. De futbolista llegó al Pisa antes de pasar al Sevilla, paso previo a vestir de rojiblanco. Y algo así preveía que debía ser su evolución en los banquillos. En la Navidad de 2011, recibió la llamada que estaba esperando hacía años. El sí fue rotundo. Cruzó el charco y cogió las riendas de un equipo alicaído, también muy parecido al que él se encontró en 1994, en la irregular temporada previa a la llegada de Radomir Antic, artífice del Doblete del 96.

Con mimo y convicción y junto a un cuerpo técnico que lidera y en el que tiene enorme confianza, Simeone aplicó su estrategia para hacer creer a su vestuario, y de ahí, a la afición. Sus jugadores han terminado por convencerse de que eran capaces de conseguirlo absolutamente todo. Y lo demuestran además con un derroche de los elementos que más valora históricamente la afición del Atlético. El nuevo campeón de Liga tiene una fortaleza que asombra tanto en España como en Europa.