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Alves ha conseguido hartar al vestuario, al club y a los rivales del Barcelona
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BUSCAN DESTINO AL BRASILEÑO

Alves ha conseguido hartar al vestuario, al club y a los rivales del Barcelona

Dani Alves está escribiendo sus últimas semanas como jugador del Barcelona. El lateral brasileño ha conseguido cansar a todos en el club azulgrana

Foto: Alves, en una imagen de esta temporada (Efe).
Alves, en una imagen de esta temporada (Efe).

Dani Alves está escribiendo sus últimas semanas como jugador del Barcelona. El lateral brasileño ha conseguido cansar a todos. Compañeros, directivos, aficionados y, en especial, a los rivales con sus bailes y gestos despectivos que han conseguido que jugadores con peso dentro del vestuario le hayan tenidos que recordar en más de una ocasión la camiseta que viste y el respeto que merece, algo que el lateral olvida con mucha frecuencia.

Pep Guardiola ya señaló al internacional brasileño como uno de los jugadores que debía abandonar el club azulgrana para mantener el orden de un vestuario que nunca aceptó su manera de ser. Rosell ignoró la petición del técnico. Su devoción por lo brasileño le impedía tomar la decisión de prescindir de un jugador que tiene a bien presumir de barcelonista cuando estuvo esperando al Real Madrid durante dos veranos consecutivos. El baile y posterior enfrentamiento con el público en el partido ante el Manchester City ha sido el detonante para que la directiva de Bartomeu le coloque el cartel de transferible. No van a consentir más gestos como el del otro día. Primero hacia el rival y segundo hacia la afición.

Son muchos los desplantes, que se iniciaron en un partido ante el Rayo Vallecano y con la Liga ya perdida. Puyol tuvo que interrumpir un baile que Álves y Thiago se estaban marcando en pleno barrio de Vallecas. Curiosamente está misma temporada y con 5-0 en el marcador repitió baile ante el mismo rival, pero en esta ocasión en el Camp Nou y con Neymar como compañero.

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Adriano y precisamente Neymar son sus dos únicos apoyos dentro de la plantilla, que le respetan deportivamente, pero que ven en Alves a un jugador que se aleja de lo que el vestuario pretende que sea un jugador de la primera plantilla azulgrana y más en estos momentos en los que la entidad azulgrana está rodeada de tanta incertidumbre.

Ahora, Alves estudia ofertas y escucha el interés de diferentes equipos. Según la prensa inglesa Arsenal y Tottenham quieren al brasileño, que sabe que su futuro en el Barcelona es más bien negro. Sabe que su buen fútbol, sus bailes y sus maneras de entender el deporte que le da de comer, debe trasladarlos a otro destino.

El Barcelona pago 32 millones en el verano de 2008, cuando un año antes había cerrado un acuerdo con el Real Madrid nunca rematado con el entonces presidente del Sevilla, José María del Nido. Un año después, tras escuchar de nuevo al club blanco, firmó con el club azulgrana. Ahora, y ya con 31 años, el club que preside Bartomeu vería bien una operación por la que llegarán 20 millones de euros a las arcas azulgrana.

Dani Alves está escribiendo sus últimas semanas como jugador del Barcelona. El lateral brasileño ha conseguido cansar a todos. Compañeros, directivos, aficionados y, en especial, a los rivales con sus bailes y gestos despectivos que han conseguido que jugadores con peso dentro del vestuario le hayan tenidos que recordar en más de una ocasión la camiseta que viste y el respeto que merece, algo que el lateral olvida con mucha frecuencia.

Pep Guardiola ya señaló al internacional brasileño como uno de los jugadores que debía abandonar el club azulgrana para mantener el orden de un vestuario que nunca aceptó su manera de ser. Rosell ignoró la petición del técnico. Su devoción por lo brasileño le impedía tomar la decisión de prescindir de un jugador que tiene a bien presumir de barcelonista cuando estuvo esperando al Real Madrid durante dos veranos consecutivos. El baile y posterior enfrentamiento con el público en el partido ante el Manchester City ha sido el detonante para que la directiva de Bartomeu le coloque el cartel de transferible. No van a consentir más gestos como el del otro día. Primero hacia el rival y segundo hacia la afición.

Son muchos los desplantes, que se iniciaron en un partido ante el Rayo Vallecano y con la Liga ya perdida. Puyol tuvo que interrumpir un baile que Álves y Thiago se estaban marcando en pleno barrio de Vallecas. Curiosamente está misma temporada y con 5-0 en el marcador repitió baile ante el mismo rival, pero en esta ocasión en el Camp Nou y con Neymar como compañero.

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