Ancelotti se la juega en dos semanas

"Vamos a mejorar. Seguro. Peor no se puede jugar". Arranque de sinceridad pocas veces visto en el mundo del fútbol y que ayer protagonizó Carlo Ancelotti. El italiano no escapa al mal momento blanco. Tal y como hemos contado aquí ha pedido tiempo, algo de paciencia, algo que el Bernabéu no suele tener. Al contrario, la clemencia no parece ser un bien que destaque en el Real Madrid en los últimos años. Tanto es así que hasta el propio Ancelotti sabe que se la juega en las dos próximas semanas. Málaga, Juventus en dos ocasiones, Barcelona y Sevilla pondrán a prueba al equipo blanco y el futuro del ex del PSG.

Las reuniones se han sucedido en los últimos días por la zona noble del Bernabéu. La Liga ha parado, pero no la preocupación. Siguen dando vueltas a los motivos que pueden existir para que el equipo no juegue a nada, estando muy cerca de repetir lo de la campaña pasada. "La anterior temporada fue desastrosa. Regalamos la Liga en las cuatro primeras jornadas y ahora estamos jugando con fuego", afirmó ayer Casillas. Algo que también sospechan los dirigentes.

Florentino Pérez y compañía quieren evitar precisamente eso, que un año después se salga del Camp Nou con la Liga perdida. Con Mourinho en el banquillo, el equipo blanco frenó la sangría de puntos, pero regresó a Madrid a ocho puntos, distancia que se barruntaba como imposible de recuperar. Ahora se puede llegar en parecidas circunstancias al primer Clásico de la presente temporada: el Barcelona distanciado en puntos y mostrando una clara superioridad respecto al juego del Real Madrid. Los directivos de la entidad madridista ven al equipo vulnerable, sin una línea definida que pueda servir de banderín de enganche para pensar en pelear por los títulos.

Lo que suceda en el Camp Nou marcará especialmente el futuro de Ancelotti, quizás no de una manera directa, pero sí servirá para formar una opinión definitiva sobre lo que el italiano puede dar de sí en el Real Madrid. Por el momento parece claro que no ha sido capaz de encontrar el pulso a la situación. Según el entorno presidencial, la diplomacia respecto al vestuario en alguna de las decisiones le está pasando factura. Una derrota ante el máximo rival podría suponer el fin del ex del PSG, al menos en lo que a confianza se refiere. Las balas se le están agotando a Ancelotti. Ni las victorias logradas en el último momento ante Elche y Levante han arreglado la situación ni han conseguido levantar el ánimo de unos dirigentes tocados ante lo que están viendo.

Buscan y quieren, por la zona noble hablamos, una mejora en el juego, que el equipo transmita algo. Un mensaje que ya ha llegado al técnico y a los jugadores. Dada la peculiar estructura que ha adoptado la Liga en los últimos años, una mínima desventaja significa un adiós precipitado. La pasada temporada se negaba y ahora se reconoce que el último campeonato se perdió en septiembre. Por este motivo la situación es urgente y se exige una inmediata recuperación, de fútbol y puntos. No hay más. O el panorama cambia o el futuro de Ancelotti peligra, de manera más o menos inmediata, pero su silla ya empieza a estar caliente.