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Riazor quiere seguir siendo campo maldito para el Real Madrid
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EL DEPOR AFRONTA UNA SITUACIÓN DRAMÁTICA EN LO FUTBOLÍSTICO Y EN LO ECONÓMICO

Riazor quiere seguir siendo campo maldito para el Real Madrid

Que el Real Madrid sólo haya ganado en una ocasión en las últimas veinte temporadas habla bien a las claras de lo que el estadio de

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Riazor quiere seguir siendo campo maldito para el Real Madrid

Que el Real Madrid sólo haya ganado en una ocasión en las últimas veinte temporadas habla bien a las claras de lo que el estadio de Riazor significa para los blancos. Si hay un feudo totalmente contrario a los intereses del equipo madridista ése es el del Deportivo de La Coruña. El balance de 12 derrotas, seis empates y una sola victoria (la 2011-2012, los blanquiazules jugaron en Segunda) lo dice todo. Y bien haría el conjunto de Fernando Vázquez en aferrarse a las estadísticas para batir a los de Mourinho, que poco o nada se juegan ya en Liga, y mantener sus opciones en esa encarnizada lucha por mantener la categoría.

La etiqueta de estadio maldito, como hemos podido comprobar, no es gratuita. Coruña no es tierra conquistada por el Real Madrid y, aunque pudiera parecer lo contrario, Riazor es el peor de los escenarios para el madridismo. Ni el temible Camp Nou u otros campos de evidente animadversión madridista, como San Mamés, Reyno de Navarra, Mestalla o Vicente Calderón, son comparables a lo que le viene sucediendo al equipo blanco de un tiempo a esta parte en el feudo deportivista.

Hasta tal punto llega el gafe blanco en La Coruña, que son recordadas, con tremendo jolgorio entre la hinchada blanquiazul y cierta pudor por parte de la afición merengue, la exhibición del ‘Súper Dépor’ de Arsenio Iglesias y la clase magistral de Djalminha en sendas goleadas por 4-0 en las temporadas 93-94 y 98-99.

Corría el minuto 40 de la primera mitad, cuando Guti encaraba a Aranzubía. Todo hacía indicar que el canterano dispararía a puerta, pero el genio de Torrejón se inventó un taconazo que ha quedado para la historia de la Liga. Su delicatesen la aprovechó Benzema para anotar el 0-2 y dejar encarrilada una victoria de gran significado. Acababan así con un maleficio que duraba demasiado tiempo.

La cita de esta tarde tiene muchos condicionantes. El equipo local se juega la vida, y no son vanas palabras. Los de Fernando Vázquez, a ocho puntos de la salvación, se juegan mucho en este tramo final de la temporada. Permanecer en Primera no es lo único por lo que pelea el Dépor, sino también por sobrevivir en este negocio del fútbol. La mala gestión de Lendoiro ha llevado al club a una situación límite, ahogado por las deudas y convirtiéndose en uno de los candidatos "a desaparecer", tal y como ha dejado entrever el vicepresidente de la Liga de Fútbol Profesional, Javier Tebas.

Por su parte, el Madrid acude a La Coruña con la mente puesta en otra cosa y la baja de última hora de Varane: "El central francés sufre unas pequeñas molestias musculares y no será de la partida frente al Deportivo". El rollo liguero no le va al equipo de Mou, cuya vista está puesta en el próximo martes (vuelta de semifinales de la Copa ante el Barça) y en el 5 de marzo (desenlace de su eliminatoria de octavos de final frente al Manchester United).

Que el Real Madrid sólo haya ganado en una ocasión en las últimas veinte temporadas habla bien a las claras de lo que el estadio de Riazor significa para los blancos. Si hay un feudo totalmente contrario a los intereses del equipo madridista ése es el del Deportivo de La Coruña. El balance de 12 derrotas, seis empates y una sola victoria (la 2011-2012, los blanquiazules jugaron en Segunda) lo dice todo. Y bien haría el conjunto de Fernando Vázquez en aferrarse a las estadísticas para batir a los de Mourinho, que poco o nada se juegan ya en Liga, y mantener sus opciones en esa encarnizada lucha por mantener la categoría.