Es noticia
Sustituir a Zubizarreta ya se convirtió en un "extraordinario problema" para el Barcelona
  1. Deportes
  2. Fútbol
VALDÉS DEJA UNA SOMBRA MUY ALARGADA EN LA PORTERÍA DEL CAMP NOU

Sustituir a Zubizarreta ya se convirtió en un "extraordinario problema" para el Barcelona

"Será un trabajo más, no un extraordinario problema. El Barcelona ha demostrado que tiene mecanismos y profesionales dentro de casa con suficiente solvencia como para resolver

Foto: Sustituir a Zubizarreta ya se convirtió en un "extraordinario problema" para el Barcelona
Sustituir a Zubizarreta ya se convirtió en un "extraordinario problema" para el Barcelona

"Será un trabajo más, no un extraordinario problema. El Barcelona ha demostrado que tiene mecanismos y profesionales dentro de casa con suficiente solvencia como para resolver las bajas. Lo que ha pasado con Valdés no lo sacaría de contexto". Carles Vilarrubí, vicepresidente del área institucional del conjunto azulgrana, quita hierro al agujero que habrá a partir de junio de 2014 en la portería del Camp Nou con la marcha del meta canterano a "otro país, otra cultura". Pese a los buenos presagios de Vilarrubí, la historia reciente del FC Barcelona muestra un desfile de una docena de porteros entre la salida de Andoni Zubizarreta en 1994 y el asentamiento de Víctor Valdés, allá por 2004. Salvo Ruud Hesp, ninguno convenció durante una década en el club azulgrana.

Buscar un sustituto a Víctor Valdés podría resolverse de un plumazo o suponer un dolor de cabeza importante. Un meta no te hace ganar partidos pero te evita perderlos o empatarlos. A diferencia de otras líneas, donde el protagonismo se reparte entre varios futbolistas, bajo palos todas las miradas apuntan hacia una misma persona. De ahí que sea una posición donde rápidamente se descubre si está bien cubierta o no. En el FC Barcelona, los cinco Zamoras logrados en los últimos años por Víctor, dan una idea de la tranquilidad que se respiraba en este sentido.

El cabreo fue monumental tras lo vivido en Atenas la noche del 18 de mayo de 1994. El 4-0 del Milan en la final de la Liga de Campeones acabó con la relación entre el FC Barcelona y Andoni Zubizarreta. Quizás precipitadamente, la junta directiva de Josep Lluís Núñez tomó la decisión de no contar con los rizos vitorianos de Zubi y se vendió al Valencia. Habían sido ocho campañas de relativa calma en ese puesto, el mismo tiempo que pasaría hasta el debut de Valdés, que tardaría otros dos en asentarse definitivamente.

Busquets, Angoy, Lopetegui, Baia…

De la tranquilidad de Zubizarreta al ‘baile’ de porteros durante la siguiente década. Como recambio al vasco se creyó en el canterano Carles Busquets y, tras dos temporadas, buscaron sustituto al meta de pantalones largos. Ninguno de los que tenía detrás, Angoy y Lopetegui, convencieron.

Para la 96/97 decidieron mirar fuera de La Masía y huyeron de experimentos contratando a la estrella del Oporto: Vítor Baía. Pero una grave lesión de éste provocó el fichaje del desconocido Ruud Hesp en 1997. Baía llegó a ser incluso el tercer guardameta (tras Busquets) y regresó a Portugal en 1999. Sin saberse en Can Barça, esa compra de rebote, la del holandés Hesp, que resultaría ser la buena ya que fue el titular indiscutible hasta que se marchó en 2000.

A Arnau no le dieron muchas opciones para continuar los tres años de respiro que otorgó Hesp a finales del siglo XX y el club fichó a Richard Dutruel, procedente del Celta, para la 00/01. El francés terminó siendo el suplente del canterano Pepe Reina, y a su vez éste sería el suplente en la temporada posterior de Roberto ‘Tito’ Bonano. El ex del River duró dos años en Barcelona, de ahí cogió las maletas con destino a Murcia y de ahí pasó al Alavés…

Enke, visto y no visto

Tras la decepción argentina se confió en las manos del malogrado Robert Enke. Su debut con la camiseta azulgrana fue un presagio de su paso por Barcelona: 20 minutos ante Osasuna en los que encajó dos goles. Su otra participación fue en la eliminación copera a manos del Novelda.

En la 03/04, la esperanza vino desde Turquía con Rustu. Era el cuarto ‘salvador’ que fichaba el Barça en cuatro años consecutivamente y, por fin, ese año se acertó: Valdés, que ya había disputado algún partido como titular y que un año antes había desafiado a Louis Van Gaal y al propio club (tras participar en varios partidos en Liga de Campeones, se negó a entrenar y jugar con el filial en 2ªB), terminó de asentarse bajo la dirección de Frank Rijkaard. El turco se marchó en verano y los problemas en la portería del Camp Nou se acabarían… hasta 2014.

Después de este repaso donde las inoportunas lesiones se alternaron con desilusiones enfundadas en guantes, es normal que se dude del optimismo del que este viernes hizo gala Vilarrubí al asegurar que buscar sustituto a Valdés no será un "extraordinario problema".

Pese a que las paradas no son tan atractivas como los tantos de un delantero, un portero puede llegar a ser tan decisivo como el máximo goleador de un equipo. Es un puesto clave y, como el resto de posiciones, ajeno a las matemáticas: lo que funciona en otras porterías no tiene por qué fraguar en la del Camp Nou. Para empezar, el sustituto que venga lo hará con el listón muy alto y la presión de hacer olvidar a Valdés. El de L'Hospitalet podría superar este año al mítico Antoni Ramallets si consiguiera el sexto zamora (cinco consecutivos, algo inaudito en la historia de la Liga).

"Será un trabajo más, no un extraordinario problema. El Barcelona ha demostrado que tiene mecanismos y profesionales dentro de casa con suficiente solvencia como para resolver las bajas. Lo que ha pasado con Valdés no lo sacaría de contexto". Carles Vilarrubí, vicepresidente del área institucional del conjunto azulgrana, quita hierro al agujero que habrá a partir de junio de 2014 en la portería del Camp Nou con la marcha del meta canterano a "otro país, otra cultura". Pese a los buenos presagios de Vilarrubí, la historia reciente del FC Barcelona muestra un desfile de una docena de porteros entre la salida de Andoni Zubizarreta en 1994 y el asentamiento de Víctor Valdés, allá por 2004. Salvo Ruud Hesp, ninguno convenció durante una década en el club azulgrana.