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A los árbitros les gustaría poder ‘mojarse’ en los casos como el de Piqué pero están maniatados
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AUNQUE AHORA SÍ ESTÁN HABILITADOS POR EL CÓDIGO DISCIPLINARIO

A los árbitros les gustaría poder ‘mojarse’ en los casos como el de Piqué pero están maniatados

La quinta tarjeta amarilla que vio Gerard Piqué en el partido adelantado que enfrentó al FC Barcelona y al Rayo Vallecano ha desatado la polémica. Pero

Foto: A los árbitros les gustaría poder ‘mojarse’ en los casos como el de Piqué pero están maniatados
A los árbitros les gustaría poder ‘mojarse’ en los casos como el de Piqué pero están maniatados

La quinta tarjeta amarilla que vio Gerard Piqué en el partido adelantado que enfrentó al FC Barcelona y al Rayo Vallecano ha desatado la polémica. Pero el caso, más allá de si el jugador forzó o no la quinta cartulina para cumplir ciclo y asegurar su presencia en el Santiago Bernabéu el 10 de diciembre, plantea el debate sobre la interpretación y la aplicación del código arbitral y las acciones que deben o no ser sancionadas. ¿Se debe castigar a Piqué? Y si se sanciona al azulgrana, ¿habría que hacer lo mismo con Xabi Alonso? ¿Qué diferencia a una acción de otra?

Aunque a partir de este año, y de manera excepcional, los colegiados sí están habilitados para hacer constar en el acta arbitral la intención del jugador teniendo en cuenta “circunstancias tales como la naturaleza de la regla del juego infringida, la actitud del futbolista durante el encuentro, etc”, los árbitros aseguran que no se les permite hacerlo. En ocasiones les gustaría poder expresar ciertas apreciaciones y aportar matices para reflejar de forma más fidedigna lo ocurrido en el campo, pero en cierto modo se encuentran maniatados. El colectivo arbitral tiene orden expresa de limitarse a lo que es la mera descripción. El sábado pasado, Miguel Ángel Pérez Lasa sonrió antes de sacar la tarjeta a Piqué pero, viera o no intencionalidad en la pérdida de tiempo del jugador, no dejó constancia de ello por escrito.

El colegiado se limitó a reflejar que la amonestación se produjo “por retrasar la reanudación del juego” y ahora es el Comité de Competición quien debería intervenir actuando de oficio si así lo considera. Sería la primera vez en un caso de este tipo, pero si UEFA, que es la que marca las directrices del fútbol europeo, sanciona, por qué la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) no lo iba a hacer.

Hasta la pasada temporada, ése era el procedimiento. Los árbitros solo podían describir las acciones del partido, sin entrar a enjuiciar o valorar lo acontecido durante el encuentro. Tampoco se contemplaba sanción alguna para castigar a los jugadores que provoquen tarjetas con un fin determinado, pero a raíz del expediente abierto al Real Madrid por parte de la UEFA, la Federación incluyó en su Código Disciplinario el artículo 112, por el que “el futbolista que provoque la quinta amonestación podrá ser sancionado, además de con la sanción prevista, con un partido adicional de suspensión y una multa de 600 euros”.

En la ocasión en la que intervino el máximo organismo europeo, lo hizo para castigar la estrategia llevada a cabo por Mourinho en el encuentro frente al Ajax en la pasada edición de la Champions League. El comportamiento del entrenador y de cuatro jugadores, de los cuales dos de ellos acabaron sospechosamente expulsados, resultó inadmisible para la UEFA e intervino para castigar lo que a su juicio implicaba una conducta antideportiva. Mourinho, Sergio Ramos, Xabi Alonso, Iker Casillas, Jerzy Dudek y el propio Real Madrid fueron multados y el técnico y los expulsados fueron además sancionados con dos partidos. Por tanto, trasladando la situación a España, podría ocurrir lo mismo con la nueva norma.

Tarjetas: mismos intereses, diferentes formas

La cuestión es que no es fácil establecer si un jugador que ha sido amonestado ha provocado o no la tarjeta. En ocasiones no está tan claro, pero si la quinta amarilla entra dentro de lo previsible porque en el horizonte hay un partido al que interesa llegar, automáticamente se da por hecho que es una tarjeta forzada. Ahora bien, la polémica y las posibles sanciones parecen depender de la escenificación, es decir, de lo disimulado de la acción. Ahí radica la diferencia entre el caso de Xabi Alonso y el de Piqué o el del Real Madrid en Ámsterdam.

El internacional del Real Madrid fue amonestado durante el encuentro ante el Atlético de Madrid, pero la tarjeta que le mostró Mateu Lahoz en el minuto 40 fue producto de un lance del juego. Lo que vio el árbitro fue una falta dura y basándose en el reglamento sacó la amarilla, sin opción para interpretar intereses ocultos del jugador. Probablemente, por no decir seguro, uno de los objetivos del madridista ese día era acabar amonestado y de esta forma cumplir un partido de sanción frente al Sporting y asegurar su disponibilidad para el Clásico. Aunque Xabi llevara las mismas intenciones que Piqué, es menos demostrable puesto que el azulgrana, digámoslo así, disimuló peor. El central del Barça demoró en exceso el lanzamiento de una falta cuando corría el minuto 84 con un contundente 4-0 en el marcador y él mismo se delató porque no era necesario. O por lo menos a eso lleva a pensar en un primer momento.

La quinta tarjeta amarilla que vio Gerard Piqué en el partido adelantado que enfrentó al FC Barcelona y al Rayo Vallecano ha desatado la polémica. Pero el caso, más allá de si el jugador forzó o no la quinta cartulina para cumplir ciclo y asegurar su presencia en el Santiago Bernabéu el 10 de diciembre, plantea el debate sobre la interpretación y la aplicación del código arbitral y las acciones que deben o no ser sancionadas. ¿Se debe castigar a Piqué? Y si se sanciona al azulgrana, ¿habría que hacer lo mismo con Xabi Alonso? ¿Qué diferencia a una acción de otra?

Gerard Piqué