Marcelo entra en un club selecto: no todos han ganado la Champions y la Libertadores

El refrán sostiene que "cuando uno dice que se va, es que ya se ha ido". De Marcelo se sabía que había dejado el Madrid, pero no el fútbol, aunque para algunos supusiera lo mismo dada la grandeza del club blanco. Se fue de España tras haber ganado la decimocuarta Copa de Europa del club y su quinta particular. Con semejante palmarés, pocos se atreverían a aventurar que tendría más hambre de gloria. Pero los futbolistas son seres voraces cuya sed de éxitos nunca es suficiente. Ahora el brasileño ha entrado en la lista de los 15 jugadores que han ganado la Champions y la Libertadores.

El partido estuvo exento de incidentes, al menos no se repitieron los que tuvieron lugar el jueves en Copacabana. Fue un duelo gris, carente de nivel y de ritmo. El fútbol sudamericano, a estas alturas, sólo es de primer nivel en las gradas, donde golean a las europeas. Bastó con echar un ojo a Maracaná para percatarse de que el ambiente era inmejorable.

Sus lágrimas durante la prórroga confirmaron que el fútbol despierta unas emociones injustificables, casi infantiles, que sólo las entienden los que aman este deporte. Marcelo se convirtió en ese momento en Peter Pan y sus compañeros en Los niños perdidos. Fluminense habrá vivido esta noche en Nunca jamás tras cumplir su sueño.

El triunfo, además, llegó en casa, como anfitriones. Muchos han comprobado que ser local en una final es un arma de doble filo, una llamada indirecta a los fantasmas. Cómo iba a haber miedo si el entrenador de Fluminense, Fernando Diniz, no tenía la más mínima duda. Su parsimonia en ciertos momentos del partido invitaron a pensar que estaba en un partido de barrio en lugar de en el más importante a nivel continental.

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"El Madrid lo entenderá, es mi título más importante a nivel de clubes. Es el equipo en el que me crie", declaró Marcelo tras proclamarse campeón. El brasileño se hizo hombre en Madrid, ciudad a la que volverá cuando se retire, pero pasó su infancia en Río. Si han leído a Rilke, entenderán que Fluminense es su verdadera patria.

Marcelo y Fluminense amargaron la fiesta de Boca. Los argentinos soñaron como nunca con dejar atrás el trauma de Madrid y ganar su séptima Libertadores que, sin embargo, tendrá que esperar. El trofeo se le resiste y son incapaces de levantarlo desde 2007. Aquel año, Juan Román Riquelme protagonizó la mejor actuación de un futbolista en el torneo.

La situación de Riquelme

Riquelme es, precisamente, el que queda más tocado después de esta derrota en Maracaná. El actual vicepresidente y director deportivo de Boca llegó en 2019 junto a Jorge Amor Ameal para liderar al club hacia los éxitos que consiguió cuando era jugador. En La Boca, siempre exigentes, todavía esperan otra Libertadores. Y Román desea cumplirle el sueño a toda la afición.

La fiesta ha sido larga en Río, una ciudad con alegría por antonomasia y que durante la noche no suele renunciar a nada. Fluminense, cuyo camino hacia la final fue más arduo, eliminó a Argentinos Juniors, a Olimpia y a Internacional antes de levantar su primera Libertadores al cielo de Maracaná. Ahí estaba Marcelo, ya sin lágrimas, radiante como un niño, como ese adolescente que se fue a Madrid para dejar el lugar en el que se crio. Pero uno siempre vuelve a los lugares en los que fue feliz.