El Estado Islámico utiliza el fútbol para intentar convertir en héroes a los yihadistas

El fútbol se ha convertido en uno de los deportes más globalizados del planeta. Tal es la importancia que ha cobrado el balón que no se puede disociar de ningúnotro aspecto de la vida, hasta el punto de que lo puramente deportivo queda en muchas ocasiones en un segundo plano. Esta situación ha quedado demostrada con el terrorismo islámico, que se ha subido al carro del balompié para tratar de hacerse con un altavoz que, de otra manera, no podría tener. ¿Se acuerdan del famoso exfutbolista del Arsenal que se había convertido en yihadista? Seguro que Lass Diarra sigue sin olvidarlo.

De un tiempo a esta parte, el Estado Islámico ha decidido tratar de explotar la vía deportiva para hacerse eco, sobre todo en Europa. Todo comenzó en abril del pasado año, cuando la emisión de un vídeo provocaba miles de especulaciones: un combatiente, que decía llamarseAbu Issa al-Andalusi, aseguraba que había dejado el fútbol de más alto nivel para luchar enSiria. Con un AK-47 en sus manos,la cabeza completamente tapada -dejando sólo a la vista los ojos y parte de su nariz- comenzaba a dar datos de su nueva vida, además de dar pinceladas de lo que había sido su carrera como futbolista de elite.

Así, aseguro que era de origen francés, con pasado en Portugal y en la Premier. Ylos dos datos más destacables eran que había jugado en el Arsenal durante varias temporadas y en otro equipo en el que había compartido vestuario con Cristiano Ronaldo. Pronto, todas las miradas encontraron un jugador que encajaba en el perfil: Lass Diarra. Tan importante fue la presión popular a la que se vio sometido que el internacional francés tuvo que emitir un comunicado negando que se tratara de él: "Nunca he puesto un pie en Siria. Es totalmente falso", aseguraba el exmadridista para acallar los rumores.

Tras ser evidente que no se trataba de Lass, otro nombre saltó a la palestra: Celso Rodrigues da Costa. Nadie sabe cómo apareció este nuevo individuo ni de dónde surgióla idea de que el exfutbolista era él, pero las redes sociales eran un hervidero que clamaban contra él. En los perfiles que aparecían en Internet -muchos de ellos desaparecidos o modificados-, se decía que era un exjugador que había pasado por el Sporting de Portugal y por las categorías inferiores del Arsenal. Esta vez, los 'gunners' eran los encargados de desmentir que ningún jugador llamado así hubiera formado parte de su club.

Aquel caso quedó en el olvido, dando por hecho que se trataba de una mentira bien elaborada por el Estado Islámico y que caló hondo en el mundo occidental. La facilidad que ofrecen las redes sociales para compartir contenidos virales de este tipo con información sin contrastar permitieron que los terroristas consiguieran su objetivo: ganar relevancia gracias a una historia falsa relacionada con el fútbol. Y ésta no ha sido la única vez que el Estado islámico ha aprovechado el balón para tratar de hacerse un mayor eco del que podrían conseguir de cualquier otra manera.

Hace unos meses, la prensa británica filtraba que el yihaidista más buscado del momento era un reconocido jugador en Irak.Abu Bakr al-Baghdadi, el Califa del Estado Islámico, es considerado como uno de los mejores jugadores de su país... aunque nunca llegara a jugar de manera profesional. Sin embargo, son muchísimos los testimonios que aseguran que es un genio del balón y que en Irak era conocido como "el Messi de la mezquita". Es decir, nueva propaganda para un líder terrorista con el objetivo de acercarlo al público, sobre todo a los más jóvenes. Una estrategia para humanizar al monstruo.

Pero no es la única facción que utiliza el deporte. La web'Raqqa is Being Slaughtered Silently', cuyas ideas son pacifistas y lucha contra el Estado Islámico, anunció hace unas semanas que los terroristas de ISIS habrían fusilado a13 adolescentesmientrasveían por televisión el partido entre Iraky Jordania de la Copa de Asia. Nadie fue capaz de confirmar la noticia, pero corrió como la pólvora por las redes sociales. El yihadismo y el contraterrorismo han encontrado un nuevo aliado en el balón, un deporte que tiene tantos seguidores que sirve para arrastrar cualquier información. Aunque no esté confirmada.