Gerrard se marchará con tristeza: "Si me hubiesen ofrecido renovar, habría firmado"

Hoy en día, hablar de la grandeza del Liverpool suena a blanco y negro, casi a vintage, pero la grandeza del Liverpool fue la grandeza de Inglaterra. Era, hasta hace no mucho, el club más laureado del país, el ejemplo a imitar por cualquiera que quisiera asomarse a lo más alto del deporte rey. Todos querían ser como el Liverpool. Lo quiso el Leeds, lo quiso el Arsenal y tanto lo quiso el United que lo superó. Y entre tanta gloria han surgido innumerables mitos que el tiempo no ha permitido olvidar en Anfield. En el estadio red no hay nadie que no se acuerde de Emlyn Hughes, de Kenny Dalglish, de Ian Rush, de Robbie Fowler… y no habrá un alma que olvide a Steve Gerrard.

A partir del 30 de junio, los aficionados del club inglés tendrán que ir acostumbrándose a ver a su equipo con el 8 portado por otra persona que no sea el capitán. El que lleve el peso de esa cifra no será un cualquiera, eso está seguro. O puede que no tanto. Hoy en día, en este fútbol moderno que vivimos, los valores del balompié se están perdiendo en favor del dinero y la sustitución de los héroes es un proceso que no tarda tanto como se podría esperar. La decisión de Gerrard de abandonar su casa y fichar por Los Ángeles Galaxy (ya está confirmado) es de esas que cuesta asumir, pero según parece, la tenía tomada desde hace bastante tiempo.

“Si en la pasada pretemporada me hubiesen ofrecido otro contrato de un año, lo habría firmado”, dijo Steve Gerrard. Según sus palabras, él quería continuar, quería seguir en Anfield al menos un año más, pero nadie de las oficinas del Liverpool se acercó a hablar con él para proponerle continuar más tiempo, hasta, probablemente, su retirada como jugador profesional, lo cual debería ser el final normal para uno de esos pocos miembros que forman el One Club Men (Hombres de un Club).

Lo que se extrae de esas declaraciones de Gerrard es cierta rabia y un poco de rencor hacia los dueños estadounidenses del equipo. Denuncia claramente que no tuvieron la amabilidad de decirle que no le iban a ofrecer la renovación, una forma muy poco sutil de confirmar que a partir de mitad de 2015 ya no cuentan con él futbolísticamente. El jugador más importante de la última década para el Liverpool ya no resultaba tan importante. Es un futbolista más que acaba contrato.

Y entre la dejadez de la directiva y el resquemor de Gerrard surgió una fabulosa oferta irrechazable de Los Ángeles Galaxy. 9 millones de euros por año y medio jugando en Estados Unidos no es moco de pavo, por decirlo suavemente. A sus 35 años, que cumplirá el 30 de mayo, será el final de una carrera a la altura de los más grandes jugadores de la historia del Liverpool, y además lo hará en un club en el que será el jugador franquicia, el líder indiscutible. Es decir, el mismo papel que lleva 17 años desempeñando en Inglaterra.

Los Galaxy recuperarán así a ese futbolista carismático que dejaron de tener cuando se retiró hace unas semanas Landon Donovan y que tuvieron previamente con David Beckham. Sin embargo, la Major League Soccer ya no es ese torneíllo cutre al que iban a retirarse las estrellas europeas. Bueno, en parte sí, pero ahora lo hacen con la verdadera intención de competir al máximo nivel posible. El equipo californiano es uno de los grandes de la primera liga americana y su objetivo cada año es ser campeón. De hecho, para 2015, quieren revalidar el título que levantó Donovan.