Portugal sigue al pie de la letra la carta de Mourinho

“Me sentí seleccionador de Portugal dos días”. Así relata José Mourinho lo que quiso ser y no pudo por la negativa del Real Madrid a 'alquilarle' por 10 días cuando la selección portuguesa, al borde de la eliminación, reclamó sus servicios en plena fase de clasificación para la presente Eurocopa. Puede que haya sido la primera vez que Florentino Pérez, máximo dirigente blanco, le haya negado algo a su entrenador. Pero ceder a 'Mou' para salvar a Portugal de la quema estando a nómina del club madridista parecía demasiado. Ni siquiera sus incondicionales en el Bernabéu lo acogieron de buen grado.

 

Mourinho, muy a su pesar y después de varias maniobras que no gustaron mucho en Concha Espina, claudicó. Sin embargo, el preparador luso quiso dejar su sello personal en Portugal y redactó una carta que, a posteriori, ha sido la brújula de la selección entrenada finalmente por Paulo Bento tras la renuncia de Carlos Queiroz. Los jugadores agradecieron el respaldo de Mourinho en un momento tan complicado. Mourinho plasmó negro sobre blanco lo que, a su modo de ver, debía cambiar para que Portugal alcanzara el éxito. Unos requisitos sin los cuales él entendía que el fracaso sería total en la selección. De ahí que escribiera una carta.

El técnico del Real Madrid quiso allanar el camino al elegido y dio las directrices a los futbolistas de cómo debían comportarse para sacar adelante a Portugal después de las serias disputas mantenidas por muchos de ellos con Queiroz. La consigna no pudo ser más clara: “La selección no es un espacio para afirmaciones personales, sino para la afirmación de un país. Por eso tiene que ser un lugar de profunda emoción colectiva, empatía y unidad”, apuntó Mourinho dejando claro que los futbolistas, incluido Cristiano Ronaldo, debían poner sus egos al servicio del grupo. El de Setúbal fue rotundo: “Los jugadores deben tener claro a lo que van y lo que se espera de ellos”.

 

Paulo Bento, que es de los pocos miembros que integran la selección que no están representados por el agente de Mourinho Jorge Mendes, también contó con el respaldo del actual preparador madridista. Mourinho quiso aportar su granito de arena y secundó la elección de Bento: “Espero de él independencia, capacidad de decisión, organización, estructuras de apoyo, que sea una fuente de motivación y, naturalmente, coherencia en la construcción de un modelo de equipo adaptado a las características de los portugueses que están a su disposición”. 

Las palabras de Mourinho fueron recogidas como mandamientos en el vestuario de Portugal y desde entonces, allá por el mes de octubre, el grupo se ha cohesionado y como ha demostrado en la presente Eurocopa está hecho a prueba de críticas. La virulencia con la que fue atacado el grupo, en especial Cristiano, tras la gris actuación en los dos primeros partidos, fue la prueba de fue definitiva para una selección que contó con la bendición de José Mourinho. 

La alargada sombra del entrenador portugués no quedará ahí. Su presencia en las semifinales es más que segura, una vez que hace las veces de comentarista para la cadena árabe de televisión Al Jazzeera. Un incentivo más para unos jugadores que recogieron con gusto los consejos del que todos consideran el mejor entrenador de la historia de Portugal y los pusieron al servicio de Paulo Bento. Nadie se sentirá escrutado, Mourinho puede considerarse uno más aún en la lejanía.