Silva olvida la pesadilla del Mundial y se postula como el jefe de la Eurocopa

David Silva recorrió el Mundial de Sudáfrica de puntillas tras ser decisivo en la Eurocopa de Austria y Suiza. Participó en la derrota ante Suiza para luego aparecer cuatro minutos ante Alemania en la semifinal. Esa fue su aportación. La sustitución ante Italia, pese a que acababa de asistir a Cesc inventando un pase imposible,  hacía presagiar malos tiempos para el jugador canario. Nada de eso. Silva se ha levantado y ha dejado patente que tiene mucho por hacer en esta España y en esta Eurocopa. "Tiene unos huevos, una raza... No parece canario por su forma de ser", ha repetido Luis Aragonés en más de una ocasión sobre él.

"Es diferente, alumbra a todos", comentó Jordi Alba tras al partido ante Irlanda. "Es un suerte de nuestro lado" dijo Javi Martínez cuando se le preguntó por la exhibición que dio el media punta del Manchester City ante Irlanda y que le ha confirmado como un hombre clave en el esquema de Del Bosque.

En el gol no le tembló el pulso. Esperó que Given tuviera el culo muy cerca de posarlo en el suelo para lanzar ese sutil toque que le bastó para que el balón terminara en la red irlandesa. "En el fútbol y más dentro del área hay que tener paciencia. Saber esperar". Y eso fue lo que hizo cuando el marcador todavía no invitaba a pensar en la goleada final que, minutos más tarde, quedó rubricada con el segundo gol de Torres, tras asistencia del jugador del City, y el tanto que se fabricó Cesc Fábregas. "Tenía que parar el balón, había dos contrarios, he amagado y me ha salido bien. Otras veces da en el defensa y no entra". Así definió Silva su obra maestra.

El seleccionador pedía en la previa más espacio para el talento de Silva. "Tengo plena confianza en Silva. Quizás en el Mundial no fuimos justos del todo con él", dijo el seleccionador. Ahora simplemente quería que Arbeloa apareciera más por la banda, que abriera huecos y el madridista cumplió. Su aparición propició que el 21 de España se moviera con más libertad, con ese metro de espacio y ese segundo de tiempo que le valen para inventar lo que nadie es capaz de ver. "Sabíamos cómo teníamos que jugar el partido. Lo teníamos claro. La solución era imponer nuestro juego. Hacer las cosas como siempre, como sabemos", afirmó a la hora de resumir lo que él y sus compañeros hicieron ante Irlanda.

Silva volvió a hacer de equilibrista. Se mueve en el alambre como nadie. Esconde la pelota dónde no hay espacio y sólo la muestra en el momento de dar el pase. Menos con Piqué, el menudo canario se asoció con el resto de dueños de la camiseta roja. Xavi fue al que más buscó, algo que hizo en 14 ocasiones, las mismas que el azulgrana. En total intervino 75 veces y en 54 el balón fue al amigo, al que vestía de rojo.

"Me ha gustado tanto el gol como la asistencia. Marco goles pero lo mío es pasar al compañero", proclamó ayer en la zona mixta del estadio de Gdansk, sin alzar la voz, con las palabras justas. Lo suyo no son los micrófonos y sí hablar con el balón en los pies, eso que muy pocos pueden hacer igual que él. Es un mago, un equilibrista que en esta ocasión sí que va a ser decisivo en el juego de España en la presente Eurocopa.