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Todavía hay esperanzas para Cerci: el Atlético sentencia con el italiano como '10'
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Todavía hay esperanzas para Cerci: el Atlético sentencia con el italiano como '10'

Tras la primera parte, Griezmann salió para reactivar a un Atlético de Madrid en el que Simeone descubrió a Cerci como nuevo mediapunta rojiblanco

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El Atlético de Madrid ganó un trámite más complicado de lo esperado en L’Hospitalet por 0-3. Y ya está casi citado con el Real Madrid en octavos de final. Estos partidos de Copa hay que mirarlos con ojos comprensivos si queremos tener opción de entenderlos, porque ciertamente resulta complicado apreciarlos sin un esfuerzo previo. Y para encontrar en ellos un mínimo sentido, hay que pensar en qué jugadores son los que participan en estos encuentros. Un equipo de Primera División suele asumir su papel de macho alfa dominante y se convence de ganar aun usando a sus futbolistas menos habituales. A veces sale mal, porque es lo bueno del deporte, que no hay nada escrito. Otras, puede suponer un desastre. Pero lo que es seguro es que sirve para conocer y valorar a los que no solemos ver.

Si algo caracteriza a Simeone es su desconfianza hacia aquello que no conoce. Si algo le ha funcionado reiteradamente, lo sigue utilizando porque, ¿para qué cambiar lo que funciona? En L’Hospitalet, el Cholo tenía la oportunidad de hacer que los que no juegan casi nunca, tuvieran su ratito de gloria… y su ocasión de demostrar que son más útiles de lo que cree el argentino. Especialmente dos jugadores estaban muy tocados antes de esta ida de los dieciseisavos de final. Mario Suárez y Alessio Cerci. Aunque no eran los únicos que necesitaban un ratito continuado de fútbol para desahogarse.

Pero eran estos los dos que más han mostrado su desagrado con su situación. Cerci busca una salida en invierno, igual que Mario. El italiano se dejó querer por el Inter de Milán y los nerazzurri recogieron el guante y ya están planteándose una oferta para enero. Mario, en cambio, está jugando más (Cerci fue titular por primera vez en L’Hospitalet), pero aun así sabe que no le es suficiente para volver a la Selección. Los dos compartieron once y los dos realizaron un partido más que aceptable, sin sobresaltos ni situaciones individuales o colectivas de destacable importancia.

Pero eso también se debe a que el despliegue global de los rojiblancos (de amarillo de nuevo, la camiseta gris sigue sin estrenarse oficialmente) no fue nada del otro mundo. El Atlético de Madrid está aprendiendo a dominar esta temporada. Los rivales le exigen llevar el peso del partido y esto lo puede hacer con su once tipo. Con Koke, Gabi y Arda, los movimientos de la pelota son mucho más rápidos, ligeros y hay mayor facilidad para abrir espacios entre las líneas defensivas contrarias. Sólo con Gabi resulta mucho más complicado.

De ahí que la elasticidad de Cerci fuera básica para que el Atleti no se convirtiera en un desesperante juego sin fluidez ni profundidad, que es lo que fue sin que interviniera el italiano. Sin embargo, la tendencia individualista del ex granata resultaba poco efectiva. Vistosa, sí, pero sin claridad. Pero el Cholo parece haber descubierto el lugar para Cerci. Siempre jugó en la derecha, a pierna cambiada. Pero durante el segundo tiempo, Simeone lo puso de 10, con Griezmann de 9 y Raúl Jiménez en la banda derecha. El Cebolla quedaba en la izquierda. Y ahí funcionó tanto Cerci como el Atleti.

El problema es que Griezmann tuvo que entrar desde el banquillo (un duro palo para Saúl, titular) para que el Atleti pudiera dominar al L’Hospitalet. O al menos, reactivar un partido de un ritmo tremendamente bajo. Se activó en los dos sentidos, ya que los catalanes tuvieron también sus mejores minutos cuando dominaba (o lo intentaba) el Atleti. Oblak, bajo palos, apenas tuvo trabajo, en realidad. Algún disparo sin peligro y balones colgados que atrapaba con autoridad.

Fue al final Jesús Gámez, otro defenestrado, el que puso una pelota maravillosa desde la derecha para que la cresta de Griezmann rematase a gol. No marcó Raúl Jiménez, al que le anularon dos goles de dudosa ilegalidad. Después de adelantarse, Griezmann, Christian Rodríguez y Cerci se adueñaron del encuentro y apenas volvió a sufrir en defensa. Fue el italiano el que forzó el penalti que supuso el 0-2. Moría un partido que se hizo eterno al L’Hospitalet cuando un zurdazo del Cebolla cerró el tercero y la eliminatoria contra el Madrid.

El Atlético de Madrid ganó un trámite más complicado de lo esperado en L’Hospitalet por 0-3. Y ya está casi citado con el Real Madrid en octavos de final. Estos partidos de Copa hay que mirarlos con ojos comprensivos si queremos tener opción de entenderlos, porque ciertamente resulta complicado apreciarlos sin un esfuerzo previo. Y para encontrar en ellos un mínimo sentido, hay que pensar en qué jugadores son los que participan en estos encuentros. Un equipo de Primera División suele asumir su papel de macho alfa dominante y se convence de ganar aun usando a sus futbolistas menos habituales. A veces sale mal, porque es lo bueno del deporte, que no hay nada escrito. Otras, puede suponer un desastre. Pero lo que es seguro es que sirve para conocer y valorar a los que no solemos ver.

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