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Lo de Guardiola con el Madrid no es respeto impostado, sino miedo a lo desconocido
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SIN PALABRAS TRAS EL 4-3 DE LA IDA

Lo de Guardiola con el Madrid no es respeto impostado, sino miedo a lo desconocido

Pep, que nunca deja nada a la improvisación, sabe que ante los de Ancelotti y en el Bernabéu todo es posible, de ahí que su City intentará que la remontada blanca sea poco probable

Foto: Guardiola, con Ancelotti en primer plano. (Reuters/Lee Smith)
Guardiola, con Ancelotti en primer plano. (Reuters/Lee Smith)

Quizás porque, como dice un proverbio turco, "el que quiere una rosa debe respetar las espinas", el discurso de Pep Guardiola sobre el Real Madrid puede parecer un respeto impostado, aunque en el fondo, más allá de las formas, lo que destila es miedo, y más concretamente miedo a lo desconocido. "Si tenemos que jugar contra su historia, no tendremos oportunidades", dijo el técnico del Manchester City en la rueda de prensa previa a la ida de las semifinales de la Champions. "Mucha gente cree que tiene suerte, pero de eso nada. Perdiendo 0-3 no encuentras a ningún jugador al que le queme la camiseta, todos dicen aquí estoy yo", añadió Guardiola, para de este modo vaticinar lo que sucedió en el Etihad.

Foto: Guardiola y Simeone se saludan en el Etihad Stadium. (Reuters/Craig Brough) Opinión

Como es sabido y así fue reconocido, el equipo de Ancelotti muy bien pudo haberse vuelto a España con la eliminatoria prácticamente sentenciada a favor de los ingleses, tras encajar cuatro goles que bien pudieron ser algunos más. Sin embargo, el Madrid, con un Benzema nuevamente sublime, fue capaz de marcar tres y de cara a la vuelta en el Bernabéu acabar sacando la misma renta que el Atlético de Simeone con su cerrojazo. Es decir, tan solo un gol de desventaja, y en su caso con la pena de que los goles fuera de casa ya no tengan valor doble, pues aún hubiera sido mejor.

Lo cierto es que jugar contra el Madrid rompe los esquemas a cualquiera. Así se explica que después del 4-3 del Etihad, hasta Pep se quedara sin palabras y sus respuestas fueran tan escuetas. "No, no, para mí ha sido igual de divertido que para los aficionados", "así ha sido, así ha sido", "lo hemos dado todo, hemos hecho un gran partido ante ya sabemos qué equipo", "ellos juegan, las ocasiones a veces se aciertan y otras se fallan", "intentaremos hacer un buen partido en Madrid", "felicitarles", "yo tampoco lo sé" y "hemos jugado muy bien" fueron sus lacónicas respuestas, más breves que las preguntas.

Tampoco fue mucho más en la rueda de prensa de este martes previa a viajar a Madrid para afrontar la vuelta que se disputa este miércoles en el Bernabéu. "Puede que juguemos peor que en la ida y ganemos", dijo Guardiola, para añadir que "el fútbol es impredecible. A veces mereces algo y no te lo llevas y otras, sin merecerlo, ganas". "Nosotros tenemos que dar el máximo y salir a ganar. Nada más", sentenció un Pep que hace tiempo se dio cuenta de que en las ruedas de prensa interesa más hablar del fútbol (como cuando le preguntaron si el City haría pasillo al Madrid...) que de fútbol. Es decir, más de lo que rodea a este juego que al propio juego.

placeholder Pep Guardiola, junto a Juanma Lillo, en el Etihad.
Pep Guardiola, junto a Juanma Lillo, en el Etihad.

El otro 'Pep Team' está en el banquillo

Y hablando del juego, Guardiola es un entrenador que no deja nada a la improvisación. Basta con consultar la web del Manchester City para comprobar, más que su numeroso grupo de trabajo, las funciones que hacen cada uno de sus miembros. Empezando por Juanma Lillo, su gran referente desde que empezó su carrera de entrenador y con quien durante los partidos se le puede ver hablar en numerosas ocasiones. Su inseparable Manel Estiarte, que se encarga del protocolo y la asistencia a los jugadores, algo que para Pep es fundamental, pues él, como futbolista que fue, sabe la importancia de mantener una distancia.

Podemos seguir con otro catalán, Rodolfo Borrell, el primer entrenador de Messi en el Barça, además de Director Técnico y Jefe de Entrenamiento de la Academia del Liverpool, al que llegó con Rafa Benítez, de ahí también su profundo conocimiento del fútbol inglés y de la Premier. Y, cómo no, Lorenzo Buenaventura, quien ya estuvo en el Bayern y es el encargado de trabajar la resistencia y el ritmo, "una marca registrada de todos los equipos que ha dirigido Guardiola y que requiere niveles óptimos de condición física", como se señala en su biografía.

Carles Planchart, analista de rendimiento, con cuya información se trabaja individualmente con los futbolistas para mejorar áreas particulares de su juego, Xabier Mancisidor, entrenador jefe de los porteros desde que Guardiola se hizo cargo del City, Carlos Vicens, la última incorporación al cuerpo técnico de Pep, y el ex guardameta inglés Richard Wright completan el staff con el que el técnico catalán prepara a su equipo. Lo dicho, nada dejado a la improvisación, con una metodología de entrenamiento y un modelo de juego perfectamente definidos.

Foto: Benzema celebra su gol al Espanyol. (Reuters/Susana Vera)

Como en cierta ocasión dijo el mencionado Juanma Lillo, "no es lo mismo la posibilidad que la probabilidad. A mí me gustan los equipos que buscan la probabilidad". Y esto es lo que intentará hacer el City este miércoles en el Bernabéu, reducir las probabilidades de que el Real Madrid remonte, pues está más que demostrado que para el equipo blanco no hay nada imposible.

Quizás porque, como dice un proverbio turco, "el que quiere una rosa debe respetar las espinas", el discurso de Pep Guardiola sobre el Real Madrid puede parecer un respeto impostado, aunque en el fondo, más allá de las formas, lo que destila es miedo, y más concretamente miedo a lo desconocido. "Si tenemos que jugar contra su historia, no tendremos oportunidades", dijo el técnico del Manchester City en la rueda de prensa previa a la ida de las semifinales de la Champions. "Mucha gente cree que tiene suerte, pero de eso nada. Perdiendo 0-3 no encuentras a ningún jugador al que le queme la camiseta, todos dicen aquí estoy yo", añadió Guardiola, para de este modo vaticinar lo que sucedió en el Etihad.

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