El Athletic de Bilbao humilla al Atleti y amenaza con desempolvar la gabarra (3-0)

El Athletic de Bilbao ha logrado la clasificación para la final de la Copa del Rey tras aplastar al Atlético de Madrid en San Mamés (3-0), en una jornada de fiesta que no estuvo exenta de sustos. Los goles de Nico Williams, de su hermano Iñaki y de Guruceta dejaron sin ningún tipo de respuesta a los colchoneros, que apenas comparecieron en un partido en el que fueron superados de principio a fin. Quizá ha llegado el momento de desempolvar la gabarra.

El partido estuvo marcado por los incidentes que hubo tanto dentro como fuera del estadio. En la previa, un aficionado del Atlético de Madrid se marchó al hospital tras haber sido agredido por radicales del Athletic cuando estaba en la previa en un bar. Luego, los cuerpos de seguridad se refugiaron en San Mamés, porque estos mismos aficionados rompieron el cordón de seguridad preparado.

Los presidentes de ambos equipos condenaron lo ocurrido en Bilbao antes de que comenzara la fiesta. Iñaki Williams se marchó un derechazo espectacular que dejó totalmente anonadado a Jan Oblak. Lo celebró a lo grande San Mamés, conscientes de que están ante una oportunidad de oro, por más que en la final no se encuentren finalmente con la Real Sociedad.

Lejos de despertar al equipo, el gol no cambió en absoluto el comportamiento del Atleti. Eran inocuos con el balón, incapaces de generar ocasiones. La noche se había puesto de cara muy rápido para los vascos y no tenían intención de desperdiciar esta oportunidad. Algún día habrá que analizar por qué Ernesto Valverde es un entrenador tan infravalorado.

El disfrute de los Williams

Dio la sensación, como en estos últimos años, que el Atleti ha tirado la Copa en esta eliminatoria. Tras la victoria ante el Madrid en octavos, todo parecía encaminado a que no se le escaparía la final; que esta sería su gran oportunidad de redimirse de los pecados cometidos con anterioridad. Nada más lejos de la realidad, fueron un equipo pobre y muy pequeño en comparación con su rival.

No dio tiempo a soñar con la remontada, porque los hermanos Williams se limitaron a jugar igual que en su barrio. Hay pocas cosas más estimulantes que jugar al fútbol con un hermano y algo de esto hubo en el partido. Iñaki le dio el pase a Nico para que convirtiera el segundo y rugiera La Catedral. Su madre será la más feliz del mundo en esta noche de euforia.

Los colchoneros necesitaban tres goles para empatar la eliminatoria en la segunda parte, que empezó con un retraso de 15 minutos. El partido ya había sido parado durante cinco en la primera por un problema de salud en la grada. En el descanso, un aficionado sufrió una parada cardiorrespiratoria y de ahí la demora.

El análisis de Simeone

Sancet tuvo el tercero en una contra encabezada por Nico Williams. Sin embargo, envió el balón por encima del larguero. Guruceta, en cambio, no perdonó y desató la euforia, si es que no lo estaba ya, en San Mamés. La noche se antoja larga en Bilbao.

Ahora a Simeone le queda hacer autocrítica tras este duro varapalo. En Bilbao, esperarán con ansia el próximo 6 de abril, cuando en La Cartuja tendrá la oportunidad de ganar la Copa del Rey. Curiosamente, se cumplen 40 años de la última que ganaron, frente al Barcelona en el Bernabéu. Tal vez no sea casualidad, pero no es momento de despertar a las meigas.