Las tres claves que explican el batacazo de España ante Japón en el Mundial femenino

España había remado a favor de la corriente durante los dos primeros partidos de fase de grupos. Pero, contra Japón, todo cambió. El conjunto dirigido por Jorge Vilda no pudo poner la guinda al pastel con un pleno de victorias. Las niponas constataron ser el rival más duro del grupo C y no permitieron a las españolas superar el último test antes de octavos. Además, dejaron a la vista los problemas que tiene el equipo y por los que se llevó un duro batacazo frente al conjunto asiático.

El próximo contrincante de España en el torneo será Suiza en octavos de final, una fase en la que no se puede tropezar porque una derrota te manda a casa. La Nati logró clasificarse como primera de su grupo tras ganar a Filipinas y empatar frente a Noruega y Nueva Zelanda. Un encuentro en el que se espera que La Roja resurja de las cenizas y continúe avanzando con paso firme en el Mundial.

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Laura García Peña

Una defensa insuficiente

En los encuentros frente a Costa Rica y Zambia, el muro defensivo no tuvo apenas trabajo. Irene Paredes e Ivana Andrés disputaron 180 minutos relajados, ya que las rivales no crearon ocasiones. Esta vez, Rocío Gálvez ocupó el lugar de Ivana, tocada físicamente, en el once inicial. La dupla zaguera no estuvo cómoda ni segura y mostró muchas imprecisiones. Los contragolpes del conjunto asiático no fueron cortados, ni bien defendidos y causaron un peligro incesante para la portería. Un aviso de que, ante adversarios de nivel, España necesita ser más sólida y estar más atenta porque los errores se pagan caro.

Misa Rodríguez tampoco tuvo su mejor partido. La portera gozó de tranquilidad en los dos primeros encuentros, ya que ni la selección costarricense ni la zambiana ejecutaron tiros a puerta con riesgo. Este duelo se planteó de forma diferente, las jugadoras de Japón estuvieron acertadas de cara a portería y Misa tan solo recogió los balones de dentro de la red. La actuación de la guardameta estuvo acompañada por la mala suerte en los tres primeros goles.

Imprecisas de cara al gol

Las niponas no solo se cerraron atrás y materializaron el 80% de los tiros a puerta, sino que estuvieron muy bien organizadas en todas las posiciones durante el partido entero. Algo de lo que España no puede presumir. Las jugadoras dirigidas por Vilda controlaron la posesión del partido, pero no fueron capaces de crear peligro en la portería rival y el nerviosismo latente pasó factura. Pasaron de aplastar a las ticas y zambianas a encajar una goleada.

Por primera vez en este Mundial, La Roja tuvo que nadar a contracorriente. Debió sobreponerse a un marcador en contra y no pudieron hacerlo. Las atacantes españolas terminaron el encuentro desesperadas e incapaces de batir a Ayaka Yamashita. Salma Paralluelo intentó estrenarse como goleadora, pero continuó sin encontrar portería. Un encuentro complicado para las jugadoras de arriba, ya que Jenni Hermoso tampoco estuvo atinada. Los refuerzos en la segunda parte de Alba Redondo y Esther González no solucionaron la falta de precisión y España no pudo maquillar el resultado.

Necesidad de una comandante

Alexia Putellas todavía no está a su mejor nivel. La jugadora volvió a ser titular, pero sigue sin estar precisa en sus pases y movimientos. Asimismo, se volvió a echar en falta la calidad de jugadoras como Aitana Bonmatí. La blaugrana comenzó muy bien este Mundial, pero poco a poco se está desinflando y el equipo lo nota. El conjunto nacional necesita una líder en el terreno de juego. Alguien que comande, una y levante los ánimos del resto de las compañeras en los momentos duros. La responsabilidad no está solo en quien porta el brazalete.

Es la primera derrota de la Selección en la Copa del Mundo y no hay que bajar los brazos. Es cierto que ha caído como un jarro de agua fría para todos debido al abultado resultado, pero España está en octavos. Este golpe de realidad tiene que servir a la plantilla para tomar nota de los errores cometidos y tratar de subsanarlos para continuar viva en la competición. Aún hay tiempo y el equipo todavía guarda pólvora para quemar. Ante Suiza, la primera final de verdad.