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El Barça le deja la Liga en bandeja al Madrid y Setién se muestra "bastante contento" (2-2)
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OTRO EMPATE DE LOS AZULGRANAS

El Barça le deja la Liga en bandeja al Madrid y Setién se muestra "bastante contento" (2-2)

El entrenador del Barcelona humilló a Griezmann y volvió a mostrar su parálisis a la hora de reconducir los partidos

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No hay milagros para el Barça porque no da más de sí, así que después de la bronca en el vestuario con Setién en Vigo y que desde dentro lo vendieran como un punto de inflexión, llegó el Atlético y volaron otros dos puntos que le dejan en bandeja el título de Liga al Madrid. Y todo esto con el fichaje estrella del pasado verano, Antoine Griezmann, saliendo al terreno de juego en el minuto 90. Quique Setién, en plena desesperación, no fue consciente de la humillación a la que estaba sometiendo a un jugador que tenía enfrente además a su exequipo. “Competimos mejor”, resumió un resignado Busquets nada más terminar el encuentro. Y es cierto, pero no les llega, ni es suficiente.

El Barcelona ha sumado tres empates en los últimos cuatro partidos que ha disputado justo cuando se estaba jugando el campeonato, lo que evidencia sus carencias. Afirmaron en pleno confinamiento justo antes de volver que el parón les había venido de fábula, que los jugadores estaban como motos, que habían hecho limpia física y mental; no había entrevista con un futbolista azulgrana que no vendiera una ilusión que en cuanto la pelota se puso a rodar saltó por los aires. Porque esto no era ni mucho menos lo que nos habían vendido empezando por Setién, que prometió a su llegada que lo único que no se perdonaría es que su equipo no jugara bien y lo único que se ha atrevido a hacer en los últimos partidos ha sido incluir en el once a Riqui Puig. El canterano firmó ante el Atlético un buen partido, pero tampoco fue suficiente.

La superstición de Messi

Leo Messi es un tipo supersticioso y como a él tampoco le llega por mucho que lo intente, hasta se cortó el pelo y se afeitó la barba. El argentino suele cambiar de 'look' cuando el asunto se le tuerce y el más sonado fue, por ejemplo, cuando se tiñó de rubio platino justo después de perder la final de la Copa América contra Chile. Se trata de un borrón y cuenta nueva para él, pero ni por esas. En la primera mitad todas las ocasiones del Barça pasaron por sus botas incluyendo el córner que Diego Costa envió a su propia portería; en la segunda desapareció.

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Su intento de rosca en el pico del área en el 22’, su disparo desde la frontal del área que se marchó fuera en el 30’ y una falta que chutó en el 42’ que tocó en Saúl y paró Oblak. Todo pasó por Messi, que volvió a darle la turra a Hernández Hernández en cuanto pitó el final de la primera parte y le acompañó desde el centro del campo hasta el túnel de vestuarios recriminándole seguramente que hiciera repetir el penalti que le había parado Ter Stegen a Diego Costa porque estaba adelantado y que después marcó Saúl. La imagen de la charla del crack empieza a ser habitual y habla más de su angustia que de sus galones. Llevaba tres partidos sin marcar y por fin lo consiguió, también de penalti y a lo Panenka en el 50’ y a partir de ahí solo volvió a aparecer para protestar una falta clara a Lodi que le costó la amarilla cuando quedaba media hora para que se terminara el encuentro.

Setién, paralizado otra vez

Saúl volvió a empatar el partido en el 62’ otra vez de penalti y aunque el reloj volaba y el Barça se estaba dejando la Liga, Setién volvió a bloquearse. Un minuto después quitó a Rakitic por Sergi Roberto y hasta el minuto 85 no movió más cuando Ansu Fati salió por Busquets. Griezmann saltó en el 90' por Vidal mientras Luis Suárez seguía en el campo a pesar de no haber chutado ni una sola vez a portería ni firmar una jugada decente.

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“No he hecho antes el cambio de Griezmann porque lo estábamos haciendo muy bien, a Suárez siempre hay que tenerle en el campo, igual que a Messi y no es fácil hacerle un sitio sin desestabilizar al equipo”, fue la decepcionante explicación del técnico a los micrófonos de Movistar. Es más, Setién aseguró estar satisfecho. Tal cual, el día en que el Barcelona puede haber certificado su adiós al título si el Madrid gana este miércoles al Getafe, el entrenador azulgrana valoró así el partido: “Estoy bastante contento, no hemos podido hacerles más daño. Nos pusimos dos veces por delante y no es fácil. ¿Si me siento discutido? En absoluto”.

En un par de horas, el barcelonismo vio cómo se esfumaba el título en baloncesto con un Pesic al que también se dirigen todas las miradas y cómo se desvanecen las opciones en fútbol con un Setién que está contento porque cree que han jugado bastante bien. Los dos tienen en común a Josep Maria Bartomeu, el presidente del club que les eligió para sentarse en los banquillos. Ambos tienen su cuota de responsabilidad, pero el problema en el Barcelona es estructural. Y eso no lo soluciona Mirotic ni Messi cortándose el pelo.

No hay milagros para el Barça porque no da más de sí, así que después de la bronca en el vestuario con Setién en Vigo y que desde dentro lo vendieran como un punto de inflexión, llegó el Atlético y volaron otros dos puntos que le dejan en bandeja el título de Liga al Madrid. Y todo esto con el fichaje estrella del pasado verano, Antoine Griezmann, saliendo al terreno de juego en el minuto 90. Quique Setién, en plena desesperación, no fue consciente de la humillación a la que estaba sometiendo a un jugador que tenía enfrente además a su exequipo. “Competimos mejor”, resumió un resignado Busquets nada más terminar el encuentro. Y es cierto, pero no les llega, ni es suficiente.

Antoine Griezmann
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