Por qué Odegaard aún no está listo para el Real Madrid (y su padre no es el de Neymar)

Más allá de sus cuatro goles y cinco asistencias, Martin Odegaard está brillando con luz propia en la Real Sociedad, el equipo que mejor fútbol hace de LaLiga y que termina 2019 en quinta posición. En gran parte, gracias a la aportación del noruego, aunque dentro de un engranaje en el que el futbolista cedido por el Real Madrid tiene todo lo que necesita para seguir creciendo. Como dijo su entrenador, Imanol Alguacil, tras la victoria en Pamplona (3-4), "para que Martin juegue, marque y filtre pases necesita algo más, y ese más son sus compañeros".

Ver jugar a Odegaard es ver jugar al fútbol en toda su esencia. Trata al balón con una exquisita educación y a su indudable calidad técnica une una calidad táctica que le permite lo más complicado e importante de este juego: saber interpretarlo. Es decir, acelerar y ser vertical cuando hay espacios, dar pausa o temporizar a la espera a generarlos, cambiar de orientación, pasar, conducir o tirar... Siempre con la pelota pegada al pie, protegiéndola con el cuerpo, la cabeza arriba y la vista puesta en elegir la mejor opción. Si a eso se le suma el balón parado, como en el lanzamiento de falta en El Sadar, poco más hay que decir.

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Además, y a diferencia de otros grandes peloteros, Odegaard tiene también talento físico. No lo aparenta, pero es capaz de aguantar un partido sin necesidad de escatimar esfuerzos. Brega en la recuperación como el qué más. Su compromiso colectivo no es solo con el balón, sino también cuando se trata de evitar que el rival se sienta cómodo con él. Tampoco duda en implicarse en tareas puramente defensivas. 'Martintxo', como se le conoce y le llaman en Donosti, se remanga cuando hay que remangarse. "Es un trabajador incansable en el día a día", destaca sobre él Imanol.

Como les sucede a otros futbolistas, Odegaard ha encontrado su sitio en la Real. Ya le pasó, por ejemplo, a Carlos Vela, de visita precisamente estos días por San Sebastián. Si en Zubieta el noruego ha encontrado una metodología de entrenamiento y una forma de juego que se adapta perfectamente a sus características, también personalmente disfruta del mejor entorno para madurar. Anoeta es como el jardín de su casa, donde disfruta jugando al lado de un inconmensurable Mikel Oyarzabal, el joven capitán de la Real que se ha convertido en su mejor socio en la búsqueda del gol, y bien arropado por los Mikel Merino, Guevara o Zubeldia, a la espera del regreso de Illarramendi.

Y, claro, es normal que desde el Real Madrid no len quite ojo e incluso se empiece a hablar de su regreso antes de lo pactado. Sabido es que, como se encargó de recordar Roberto Olabe, "ya dijimos en su día que la cesión de Martin es por dos años, aunque es cierto que a nivel burocrático-administrativo en España no existen las cesiones de más de una temporada". Sin embargo, y como también comentó el director deportivo de la Real, "al final son los jugadores los que están donde quieren estar. ¿Sabes por qué Martin está en la Real? Porque él ha querido. Es verdad que nosotros estuvimos a tiempo, que tocaríamos alguna tecla, pero fue él quien decidió venir y quien conceptualmente no quería pensar en una cesión a corto plazo".

Según informó hace unos días COPE Gipuzkoa, si el Real Madrid decide llevarse al joven centrocampista antes del periodo acordado debería abonar cuatro millones de euros a la Real. Es decir, la cantidad que, según la misma emisora, le cuesta al equipo donostiarra su cesión por dos años, a razón de dos millones por temporada. "Seguramente el Real Madrid esté ansioso por recuperarlo, pero él no se va a precipitar. Tiene claro que ha venido a un club que le va a hacer crecer", asegura Imanol. Como me comenta una voz autorizada del vestuario txuri urdin, a 'Martintxo' todavía hay campos que le vienen un poco grandes, en referencia los partidos en San Mamés, el Pizjuán y el Bernabéu. Lógico con 21 años recién cumplidos.

El definidor que todo equipo necesita

Hay un concepto futbolístico que el profesor Jesús Cuadrado se desespera cada vez que lo escucha aplicar erróneamente. Se trata de la confusión entre definir y finalizar. Aunque muchos lo utilizan de manera indistinta, no son lo mismo. Cuadrado, que solo pide respeto a la hora de opinar de fútbol, el mismo que él tiene para, por ejemplo, no opinar de arquitectura, considera que quien marca el gol no define la jugada, sino que la finaliza. Quien la define es quien le precede y hace posible esa finalización. Por eso, si un equipo genera muchas ocasiones de gol pero marca pocos goles, como le está sucediendo esta temporada al Real Madrid en algunos partidos, el problema no está necesariamente en la finalización, sino que puede estarlo en una mala definición.

Y es ahí donde Martin Odegaard más aportará al Real Madrid, pero cuando él vea que así lo puede hacer. "Martin no sería nada si sus compañeros no lo hacen tan bien como lo hacen", dijo Imanol tras la última exhibición de Odegaard. Esa es la cuestión, que el noruego, además de no estar aún listo para volver al Real Madrid, tampoco en el Real Madrid va a tener lo que tiene en la Real. Es decir, un entorno personal y futbolístico a la medida de su edad y sus características, y no que tenga que ser él quien se amolde al entorno. Además, su padre, quien tanto y tan bien le ha aconsejado siempre, no es por suerte para él y para todos, como el de Neymar...