Messi salva un punto para el Barcelona, pero un golpe le deja en duda para la Copa
El Valencia se pusó 0-2 en el marcador, pero no fue suficiente para Messi, que primero marcó un penalti y luego consiguió un zurdazo. Un golpe en el muslo puede ser un drama copero
Con la temporada a medias, el Barcelona ha demostrado suficientes veces que es un equipo fiable. Esa es la palabra que define el conjunto, más fiable que brillante, más regular que atractivo. Previsible en todo lo que no sea Messi, que también es a su manera previsible, pero siempre dentro de la excelencia. Que eso es lo más complejo, claro, ser sensacional siempre. El caso es que ese equipo, que parece tecnología alemana, pinchó un poco en el Camp Nou. Y un empate puede no significar demasiado, no es más que una tarde en la que se caen dos puntos, pero también señala el inicio de un mes que se espera complicado. Y no valdrá el cinco, se necesita ser notable para que las cuentas salgan. Y si lo de Messi, un golpe, es más que un susto, todo cambia súbitamente.
El Valencia es un equipo serio y ordenado, que en el mercado de invierno se ha quitado alguna de las distracciones que estaban enturbiando el ambiente (buenos días, Batshuayi). Tenía un problema crítico con el gol que ahora se ha convertido en un problema solo grave. Siguen fallando de manera alarmante, continúan sin encontrar la manera de rentabilizar su buen trabajo. Pero, de vez en cuando, marcan. Se pusieron 0-2 en el marcador y era una buena renta. Un penalti dudosillo, un buen gol de Rodrigo. El miedo entró en el cuerpo del Barcelona.
Por descontado, no en el de Messi. Tampoco es que hiciese el mejor partido de su vida, pero con tres ramalazos le dio para remontar. Marcó el penalti, también muy leve, y luego se inventó un gol de eso suyos, cogió un balón en la frontal después de un despeje negligente y disparó desde fuera, que resultó ser en ese momento la fórmula adecuada para marcar gol. Él siempre la encuentra.
Como detalle de la trascendencia del jugador quedará un lance que durante un rato congeló el riego sanguíneo del barcelonismo. Un par de minutos, no más, en los que se fue a la banda y un fisioterapeuta se le acercó para darle mimos. Sacó el bote del licuado analgésico y se acercó a su muslo derecho. El reloj caminaba más lento que nunca, como si los segundos fuesen horas, y es que todo se mueve despacio cuando se contiene la respiración.
La duda de Messi, la duda del Barça
Cuando se levantó, la respiración pudo hacer un remolino. Siempre es importante Messi, es la gran estrella de este deporte, pero todavía más cuando lo que viene por delante es un mes lleno de espinas, con el Real Madrid, la Champions con el Lyon y la necesidad de seguir en la brecha hasta alcanzar el título de Liga. Que ellos, a diferencia de su rival de esta semana, no la han tirado a primeras de cambio.
Se vio en la repetición que lo de Messi era un golpe, la típica rodilla que impacta con violencia en el muslo. Duele, duele mucho, pero suele ser solo una inconveniencia transitoria. Sí, ahí estaba, el sol saliendo por el oeste, la tierra girando alrededor del sol y Messi haciendo lo que hace cada fin de semana. Sin faltar nunca. El público respiró tranquiló, aunque una exploración posterior, y a falta de saber mucho más, habla de una contractura. Es cierto que se le vio mermado cuando volvió. Y el daño parece algo menor, pero que puede ser dramático porque el calendario es apretado. Solo faltan unos días para que el Madrid visite el Camp Nou. Es cierto que en Liga ya se perdió ese mismo partido y terminó la cosa en masacre blanca, pero también se supone que aquel equipo de Lopetegui era una versión menor del que ahora alinea Solari. Es una duda, no más, y es posible que si se le necesita, salga.
Messi no salvó más que un punto y eso hace que la preocupación aumente en el Barcelona. Porque en lo que va de temporada, no ha conseguido aumentar la distancia hasta hacerla definitiva. El Atlético está cerca, puede incluso ponerse a tres puntos si gana en Sevilla. Y eso, todo el mundo lo sabe, no es nada o casi nada. Los rojiblancos no han sido tampoco regulares ni brillantes, y por eso el Barça ha ido comandando la liga con cierta tranquilidad. El campeonato de este año puede ser apretado y eso lo hará interesante, futbolísticamente no está siendo muy brillante. Ningún equipo lo es del todo.
El Barcelona convive con cierta paradoja, y es que en muchas ocasiones es demasiado conservador. Sobre todo con empate a cero en el marcador, se le nota atado, como sin ganas de soltarse. Cuando el Valencia se puso 0-2, ahí sí, el Barça fue mejor, dominó de manera abrumadora y estuvo rondando la puerta de Neto en unas cuantas ocasiones. Es un equipo que se parece mucho más a la imagen que todo aficionado tiene en la cabeza de ese equipo.
Algunos de ellos parecen haber llegado para quedarse. Coutinho es un jugador con talento, tiene cosas muy buenas, pero no es una estrella del fútbol, y como tal se le fichó. Y como tal cobra. No es mejor que Dembélé, no podría de ninguna manera jugar de interior. Pero bueno, qué más da, si está Messi. O, quizá no, que tiene una sobrecarga. En el peor momento, cuando todos los caminos se juntan en el nudo.
Con la temporada a medias, el Barcelona ha demostrado suficientes veces que es un equipo fiable. Esa es la palabra que define el conjunto, más fiable que brillante, más regular que atractivo. Previsible en todo lo que no sea Messi, que también es a su manera previsible, pero siempre dentro de la excelencia. Que eso es lo más complejo, claro, ser sensacional siempre. El caso es que ese equipo, que parece tecnología alemana, pinchó un poco en el Camp Nou. Y un empate puede no significar demasiado, no es más que una tarde en la que se caen dos puntos, pero también señala el inicio de un mes que se espera complicado. Y no valdrá el cinco, se necesita ser notable para que las cuentas salgan. Y si lo de Messi, un golpe, es más que un susto, todo cambia súbitamente.