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El árbitro que enseña a los jugadores (niños) cómo colocar la barrera
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El árbitro que enseña a los jugadores (niños) cómo colocar la barrera

David Téllez no dudó en echar una mano a un portero de siete años que no sabía colocar una barrera. No es la primera vez que él o algún compañero lo hacen, pero en esta ocasión se hizo viral

Foto: David Téllez explica al portero la colocación de una barrera.
David Téllez explica al portero la colocación de una barrera.

El niño andaba un poco perdido, algo completamente lógico porque con la edad de benjamín, ocho años, son muchas más las cosas que se desconocen que las que se saben. El portero, que en la foto es aproximadamente de la altura de la mitad del palo, esperaba que le tirasen una falta al borde del área, pero la barrera le quedaba muy a su derecha, tanto que no cubría ni un cacho de portería. El árbitro, David Téllez, se le acercó como ya había hecho otras veces con otros niños. "Le dije que no tenía bien colocada la barrera y que si quería le podía ayudar, él me dijo sí", explica el trencilla a El Confidencial. "Me puse junto a él en el palo y le dije cómo tenía que hacerlo". Un fotógrafo avispado inmortalizó el momento y la imagen se hizo viral.

Fue un momento, pero no una casualidad. "Tanto yo como un montón de compañeros hacemos cosas así a menudo, gestos para enseñar a niños, que están en esa edad en la que tienen que aprender y disfrutar jugando al fútbol", explica el árbitro, que lleva cinco años ejerciendo de juez en categorías regionales. "Yo he jugado muchos años, pero no había entrenado nunca", explica. Sabe lo suficiente, en todo caso, para poder orientar a un niño en esa coyuntura, algo que no podría hacer su entrenador, por ejemplo, que no tiene permiso para entrar en el campo.

Foto: Jesús Tomillero, árbitro de fútbol homosexual que ha sido insultado por su condición sexual. (EFE) Opinión

"Después he hablado con el entrenador del chico y me dio las gracias por el gesto, además, fue él quien me pasó las fotografías, así que yo le estoy agradecido también", explica Téllez. Tampoco nadie en la grada vio un problema en que el adulto fuese un poco más didáctico de lo habitual. Todos lo vieron como algo normal porque, al fin y al cabo, es una categoría de aprendizaje. "Los padres no suelen dar problemas cuando hacemos esto, me ha sorprendido que la foto se haya hecho viral, porque siempre intentamos enseñar a los niños, como cuando no saben lo que es una cesión, paras, les cuentas y los padres reaccionan bien", comenta.

No es la primera vez que Téllez termina como sujeto de la curiosidad periodística. Hace año y medio se encontró una de esas situaciones que cualquier árbitro no querría vivir nunca. "Estaba pitando un partido de juveniles, hubo un encontronazo y el que realizaba la entrada se quedó destrozado. Su brazo estaba totalmente recto, no realizaba ningún gesto para nada. Fui corriendo y lo primero que hice fue avisar a la gente que entrase. Pensé que se le había salido el hombro o el codo, pero cuando me acerqué vi que estaba con los ojos en blanco. Lo único que hice fue ponerle en la posición de seguridad, meterle los dedos en la boca, me los mordió los dedos y aguante lo que pude hasta que llegó una enfermera y ella le metió algo para que no se tragase la lengua", relata. En los cursos de arbitraje no hay ningún punto de primeros auxilio, pero Téllez los recordaba del instituto.

Aprendizaje humano con el arbitraje

Cosas normales, humanas. Cosas que muchas veces no se asocian al arbitraje. Téllez lleva cinco años recorriendo campos con el silbato y no ha tenido grandes problemas con las aficiones, nada más allá de algún padre que se le encara por alguna decisión concreta. Que a él no le haya pasado no quiere decir que no conozca el percal, pasa, y con demasiada frecuencia. "A un compañero le dieron un cabezazo; es que muchas veces somos un colectivo perseguido y eso fastidia porque somos personas, nos equivocamos como todos, pero no merecemos una persecución", relata.

Y si no se creen lo de la persecución pueden mirar lo que dicen unos cuantos en redes sociales sobre el gesto del fin de semana. Porque siempre hay alguien que se va a quejar y, en este caso, unos cuantos vieron poco apropiado que un árbitro fuese durante un rato más pedagogo que juez. "Puedo entender su postura, la mía es hacer que se cumplan las normas del juego, pero que entiendo que a esas edades todos tenemos que tener que ser educadores, no solo los entrenadores sino también los árbitros y los padres", desarrolla.

Foto: Presentación de la campaña #SinRespetoNoHayJuego de la cadena SER | Foto: EFE

El arbitraje tiene algo de sacerdocio, es una afición con algunos riesgos y en la que sabes de antemano que no vas a gustar a mucha gente. ¿Cómo se llega a eso? "Siempre me ha gustado el fútbol, me empezó a los 15 años la atención de ver el fútbol desde otro punto de vista, cuando me metí a árbitro no pensé en lo que ib a a conllevar, sabía que iba a recibir insultos y demás, pero mi objetivo era ver el fútbol desde otro punto de vista, desde dentro, desde las tripas", relata.

Y acertó. "Los cinco años que llevo como árbitro me han hecho madurar más que los ocho en los que estuve jugando al fútbol, he aprendido más, me ha hecho crecer a nivel personal", enumera Téllez. Porque es colegiado, pero como sus compañeros en determinadas edades no puede ser solo eso, y la relación con el fútbol ha cobrado para él una nueva dimensión. "Me gusta que los gestos como este sean noticia, porque así recordamos que no estamos para fastidiar ni para cometer errores adrede. Esta vez he sido yo, pero sé con certeza de que esto es muy habitual".

El niño andaba un poco perdido, algo completamente lógico porque con la edad de benjamín, ocho años, son muchas más las cosas que se desconocen que las que se saben. El portero, que en la foto es aproximadamente de la altura de la mitad del palo, esperaba que le tirasen una falta al borde del área, pero la barrera le quedaba muy a su derecha, tanto que no cubría ni un cacho de portería. El árbitro, David Téllez, se le acercó como ya había hecho otras veces con otros niños. "Le dije que no tenía bien colocada la barrera y que si quería le podía ayudar, él me dijo sí", explica el trencilla a El Confidencial. "Me puse junto a él en el palo y le dije cómo tenía que hacerlo". Un fotógrafo avispado inmortalizó el momento y la imagen se hizo viral.