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La parsimonia sirve al Real Madrid para llegar a la final del Mundial
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La parsimonia sirve al Real Madrid para llegar a la final del Mundial

Los blancos se quitan la pereza de encima al ritmo de Lucas y lucharán por recuperar el trono mundial después de un partido sin historia que tuvo sus goles en los descuentos de cada parte

Foto: Cristiano celebró su Balón de Oro con el gol de la sentencia (Issei Kato/Reuters).
Cristiano celebró su Balón de Oro con el gol de la sentencia (Issei Kato/Reuters).

El Madrid luchará otra vez por ser campeón del mundo. Una realidad que se ha tenido que confirmar con un partido infernal en la otra punta del mundo, con un ambiente frío en un estadio que no estuvo ni cerca de llenarse. Pocos se acuerdan de los partidos del Mundial de clubes, pocos de los equipos que están obligados a ganarlo, el resto de equipos disfrutan de su presencia en el mismo. Pero nadie recordará este encuentro entre América y Real Madrid, solo resuelto por dos acciones en la agonía de cada parte, agonía sufrida por el espectador. Benzema y Cristiano ponen al Madrid en la final contra el Kashima y, para que no se olviden los datos a palo seco, aumentan a 36 los partidos sin perder. Y algo muy excepcional debería suceder el domingo para que esta racha no se amplíe un poco más.

Foto: Los jugadores del Kashima celebran un gol (Reuters)

La organización de este Mundial de clubes es justa, al menos infinitamente más de lo que era la Intercontinental. Todos los campeones continentales se merecen tener la oportunidad de ser campeones del mundo, pero para los equipos más grandes, los que se encuentran dos o tres pasos por delante de los demás, ven el partido inicial como un trámite casi molesto. El Real Madrid se tomó el partido como un amistoso de pretemporada, una preparación para lo que iba a ser el día más serio de esta semana, el domingo, que sigue siéndolo porque estará en juego un título, pero el adversario no era el esperado y el ansia por jugar no será la misma, ni por asomo. Aun así, la escarapela sigue en juego y hay que jugársela.

Dicen los que saben que el fútbol mexicano es el mejor de América, al menos el más potente de todos los países del continente. Con menos tradición que los de Brasil y Argentina, el campeonato de México posee lo que les falta a los dos primeros: dinero. Tiene talento, claro, pero en menor porcentaje. La plantilla del América es excelente para su mundo, que no es este. La Volpe tenía fama de haber gestionado a equipos históricos, de haber creado un tipo de salida de balón específica y de hacer un fútbol vistoso. Las intenciones eran excepcionales, como siempre. La aplicación de los conocimientos a la práctica de alto nivel no ha sido tan positiva. Dos tiros a puerta contra el Madrid en 90 minutos es bagaje corto para cualquiera, sobre todo teniendo en cuenta las muchas ocasiones que suele conceder el equipo blanco.

Foto: El técnico del América, Ricardo Lavolpe, da instrucciones a William. (EFE)

Le ocurrió en reiteradas ocasiones: una situación de potencial peligro sobre el marco de Keylor Navas no podía ni siquiera nacer por la toma de erróneas decisiones aparentemente sencillas. El capitán Sambueza, el faro de este equipo, representó lo que quiso y no pudo hacer el América. Oribe Peralta, uno de los goleadores por excelencia del fútbol mexicano, ni siquiera se acercó al marco contrario.

A Zidane le valía con tener paciencia, únicamente con eso. No le hacía falta intensidad, esa cualidad que tanto ha echado de menos en este inicio de temporada, pero que está tan equivocada en su definición. En otros partidos en los que el Madrid ha jugado mal, la intensidad o su ausencia no era el principal problema, había deficiencias tácticas que ocasionaban fragilidad defensiva y falta de creatividad. En Yokohama, donde Ronaldo llamó a la puerta del Madrid vestido de amarillo, las deficiencias tácticas se solucionaron y la intensidad no fue necesaria. Una buena colocación defensiva y un poco de acierto en la asociación iba a servir para clasificarse a la final.

Salvo las ausencias de Pepe y Ramos por la política elogiable del entrenador de no arriesgar jamás con un jugador con molestias físicas, el once del Madrid era el de gala. Porque Lucas ya no es un añadido, un remiendo para arreglar un descosido, sino que forma parte del hilo conductor del juego blanco. Evidentemente, cuando vuelva Bale, Vázquez caerá, pero eso no significa que no sea uno más del once titular. Los japoneses levantaban exagerados 'oh' en cada acción mínimamente acertada de Cristiano y se rindieron a la calidad táctica de Modric nombrándolo jugador del partido, olvidándose del extremo gallego, de largo el futbolista que marcó la diferencia en el encuentro. No marcó, no asistió, pero fue la llama blanca que iluminaba Japón.

No hacía falta intensidad para ganar, pero sí para sentenciar. A ritmo de amistoso de pretemporada americana, el Madrid produjo innumerables pérdidas de balón en situaciones de ventaja. En un día normal, con una tensión competitiva mayor, el mejor equipo del mundo al contragolpe habría ganado este partido por una diferencia mucho mayor. La Volpe conocía el riesgo y, fiel a su filosofía, le dio espacio al Madrid a la espalda de sus centrocampistas. No hubo derramamiento de sangre, no al menos a borbotones, como podía suponerse. Cristiano, cada vez más participativo, no estuvo acertado y Benzema tuvo la acción del gol, y no demasiado más. Pero claro, esa acción valía la vida. Había que encontrar el hueco, el momento de poner el pase decisivo y esa cualidad la tiene Kroos desde que jugaba de mediapunta en el Leverkusen. Benzema la puso en la escuadra.

El Madrid quiso sentenciar, no nos entendamos mal, solo que no encontró la velocidad de crucero que produjera ocasiones de manera constante. El dominio era evidente, eso no se discutió en ningún instante, ni siquiera cuando Zidane dio entrada a James por Kroos, lo que podía originar algo de descontrol. La tuvo Cristiano (dos palos), la tuvo Morata... No llegaba, pero tampoco había preocupación por perder la mínima ventaja. Apareció el Balón de Oro para hacer honor a su galardón y para poner en duda el funcionamiento del árbitro de vídeo. No estaba en fuera de juego, James calculó de maravilla el 'timing' del pase. Pero el árbitro paraguayo dudó. Pareció anular el tanto, pero no se puede rearbitrar un fuera de juego. Un parón, una mínima duda que se terminó con el paseo parsimonioso de Cardozo hasta poner el balón en el punto central. A esas alturas, el Madrid ya era finalista.

Ficha técnica

0 - Club América: Muñoz; Valdez, Alvarado (Guerrero, m.54), Goltz, Aguilar, Samudio; Sambueza, Willian, Peralta; Romero (Arroyo, m.70) e Ibarra (Quintero, m.61).

2 - Real Madrid: Keylor Navas, Carvajal, Nacho, Varane, Marcelo; Casemiro, Modric, Kroos (James, m.72); Lucas Vázquez, Cristiano Ronaldo y Benzema (Morata, m.79).

Goles: 0-1, m.45: Benzema. 0-2, m.93: Cristiano Ronaldo.

Árbitro: Enrique Cáceres (PAR). Amonestó a Sambueza (m.22) y a Nacho (m.90).

Incidencias: Partido correspondiente a la segunda semifinal del Mundial de Clubes Japón 2016 disputado en el estadio Internacional de Yokohama, ante 50.117 espectadores y con 7 grados de temperatura y un 58 % de humedad. El partido fue precedido de un minuto de silencio en memoria de las víctimas del accidente en Colombia del avión que trasladaba al equipo brasileño del Chapecoense. 

El Madrid luchará otra vez por ser campeón del mundo. Una realidad que se ha tenido que confirmar con un partido infernal en la otra punta del mundo, con un ambiente frío en un estadio que no estuvo ni cerca de llenarse. Pocos se acuerdan de los partidos del Mundial de clubes, pocos de los equipos que están obligados a ganarlo, el resto de equipos disfrutan de su presencia en el mismo. Pero nadie recordará este encuentro entre América y Real Madrid, solo resuelto por dos acciones en la agonía de cada parte, agonía sufrida por el espectador. Benzema y Cristiano ponen al Madrid en la final contra el Kashima y, para que no se olviden los datos a palo seco, aumentan a 36 los partidos sin perder. Y algo muy excepcional debería suceder el domingo para que esta racha no se amplíe un poco más.

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