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Villar, el dirigente "libre de polvo y paja", declara como acusado ante el juez
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la rfef redobla esfuerzos en la defensa a su presidente

Villar, el dirigente "libre de polvo y paja", declara como acusado ante el juez

El presidente de la Real Federación Española de Fútbol comparece este viernes ante el juez acusado de prevaricación continuada. Esta semana ha puesto en duda que se celebren las elecciones

Foto: Villar, en la asamblea de la RFEF. (EFE)
Villar, en la asamblea de la RFEF. (EFE)

Ángel Villar rehúye en lo posible, que es mucho, cualquier comparecencia pública. Le incomodan los medios, hablar y casi todo lo que tenga que ver con salir de su estrecha zona de confort. Nadie le recuerda en un debate, son muy escasas sus entrevistas y corre cuando la espumilla de un micrófono se le acerca para preguntarle cualquier cosa. Después de 28 años de su entrada en la presidencia de la Real Federación Española de Fútbol, no se ha adaptado a los nuevos tiempos. Siempre, por supuesto, que no sea un medio propio. En el número de este mes, la revista de la institución que preside lleva una portada con un contundente "Ángel Villar, intachable" a lo que suman nueve páginas sobre la pulcritud del líder con titulares tan sugerentes como "limpio de polvo y paja".

Pues bien, el "limpio de polvo y paja" comparecerá este viernes ante el juez de Majadahonda porque sigue encausado por prevaricación administrativa. En la verborrea de tinta de la revista recuerdan que el Tribunal Administrativo del Deporte le ha exonerado del tema, pero hace tiempo que los tribunales de justicia ordinaria tienen encima de la mesa su caso por una demanda de Miguel Galán. Villar, como estrategia de defensa, ha hecho lo posible para retrasar su declaración. Primero alegó un viaje, luego una operación, pero ahora le toca el turno finalmente. Por primera vez, tendrá que acudir a un tribunal.

Foto: Detienen a Ángel María Villar en una operación contra la corrupción en la RFEF. (EFE)
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Por el momento, todos los declarantes, el propio Galán, Javier Tebas y Miguel Cardenal, han dicho ante el juez que Villar ha ido presentando reglamentos ilegales a sabiendas con el fin de no hacer las elecciones a tiempo. Esta semana, de hecho, el presidente ha dicho que no habrá comicios. Tendrían que haber sido a principios de año, pero está inmerso en una guerra con el Consejo Superior de Deportes, dispuesto esta vez a no tragar con todo lo que salga del despacho de Villar.

El conflicto es abierto y ninguna de las partes parece dispuesta a ceder un centímetro, lo que hace de los comicios algo incierto. Esta semana hubo un debate radiofónico en el que, por supuesto, Villar no apareció, pero allí estaban Luis Rubiales y Alejandro Blanco para dar la cara por él. En el otro lado, Cardenal, empeñado como sigue en que las cosas cambien, y Javier Tebas, que tiene a Jorge Pérez —20 años trabajando pared con pared con Villar— como candidato para ser el nuevo presidente de la Federación.

En muchos campos, en casi todos de hecho, la RFEF sigue funcionando como una empresa de mitad del siglo pasado. La tan cacareada transparencia, siempre presente en el discurso público de los últimos años, no tiene opciones en una institución acostumbrada a trabajar con modos antiguos, en la que las cosas dependen de lo oral y no de lo escrito y los temas se van sacando sin plan o estrategia alguna. El presidente es el reflejo de un modo de hacer anquilosado en el que todo se basa en la confianza personal y, sobre todo, en la lealtad a su persona, palabra que aparece como el inicio de la biblia de Villar.

placeholder Alejandro Blanco y Ángel Villar. (EFE)
Alejandro Blanco y Ángel Villar. (EFE)

La modernización improbable

Esa, precisamente, ha sido la cruzada de Cardenal en estos años. Modernizar las federaciones y, sobre todo, desterrar el oscurantismo y las malas prácticas que reinaban en las cuentas de esas empresas semipúblicas. Las pequeñas, que dependen completamente del dinero del Consejo Superior de Deportes, fueron aceptando, no en pocos casos a regañadientes. El cambio ha sido drástico, ahora sus cuentas son más claras y los ajustes de los últimos cuatro años han sido notables.

Foto: Ángel Villar (Reuters)

Villar se resistió, y lo hizo con todas las armas que tenía en su mano. Entre ellas, y ante el miedo a que le sacasen del machito, el reglamento electoral. Este tiene que ser aprobado por el CSD, que no ha dado ni un milímetro de flexibilidad a los postulados que salen desde la Ciudad del Fútbol. O se ahorma a la ley sin matices o no hay pase. Por el camino se han visto cuestiones como el intento de que la FIFA se metiese en esta guerra alegando que la RFEF depende de ella y no de la normativa estatal, o un intento, en uno de los sucesivos reglamentos, de que la Justicia española no pueda inhabilitar al presidente.

La comparecencia ante el juez es clave para el futuro de toda esta situación. En la oposición a Villar saben que unas elecciones, aunque consigan finalmente que el reglamento se ajuste a derecho, son mal asunto para desbancarle de su sitio. En los 28 años que lleva al mando, ha conseguido con las federaciones territoriales, claves en las votaciones, unas relaciones casi clientelares por las que siempre consigue tenerlos de su lado. Partir con esa desventaja, por más que haya otros estamentos del fútbol español que estén movilizándose, es complicado.

Por eso la manera más clara para que Villar se vaya es una inhabilitación judicial, y eso es lo que el dirigente trata de evitar por todos los medios. La Justicia es lenta, lo normal sería que se celebrasen los comicios antes de que hubiese una resolución, pero visto como va el proceso, y la capacidad de los implicados en dilatar todo lo que ocurre, es difícil saber qué llegará antes. Este viernes, otro asalto. No será el último.

Ángel Villar rehúye en lo posible, que es mucho, cualquier comparecencia pública. Le incomodan los medios, hablar y casi todo lo que tenga que ver con salir de su estrecha zona de confort. Nadie le recuerda en un debate, son muy escasas sus entrevistas y corre cuando la espumilla de un micrófono se le acerca para preguntarle cualquier cosa. Después de 28 años de su entrada en la presidencia de la Real Federación Española de Fútbol, no se ha adaptado a los nuevos tiempos. Siempre, por supuesto, que no sea un medio propio. En el número de este mes, la revista de la institución que preside lleva una portada con un contundente "Ángel Villar, intachable" a lo que suman nueve páginas sobre la pulcritud del líder con titulares tan sugerentes como "limpio de polvo y paja".

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