Bernabéu a Rial: "Buenos días, cuando lleguemos a Madrid, le daremos el finiquito"
En los 113 años de historia del Real Madrid, nunca se había visto a un jugador imputado por un delito penal, pero al expresidente Bernabéu nunca le tembló el pulso para imponer disciplina
A lo largo de los 113 años de la historia del Real Madrid, la imputación de Benzema por su presunta implicación en el chantaje a Valbuena con un vídeo sexual es un episodio inédito. Hasta la fecha, en esa larga y fecunda vida desde que se fundó el club, ningún jugador del equipo de fútbol había pasado por el triste trance de ser detenido. A sus ya consabidas frivolidades, ser multado por exceso de velocidad o conducir sin el permiso de circulación, Benzema ha sumado una de mayor gravedad, que ha dejado al presidente del Real Madrid, a sus directivos y a su más altos ejecutivos en una delicada situación.
Al margen de temas relacionados con la Justicia, cierto es que en la entidad madridista hubo otros hechos que conllevaron aplicar medidas drásticas con jugadores que infringieron las normas establecidas en la disciplina, personal y deportiva, establecida por el club. Un reglamento que los futbolistas sabían que tenían que cumplir a rajatabla. Si el presidente y la junta directiva consideraban que la falta era grave o dañaba la imagen de la entidad, el jugador causaba baja en el Madrid. Valgan estos tres ejemplos.
En una gira que el Madrid hizo por Europa y América del Sur, el Real Madrid se enfrentó al Manchester United, Vasco da Gama en el estadio de Maracaná, Unión Española de Chile, Degerforts sueco, Asco Argers francés… Tras la excursión, Héctor Rial, aquel fabuloso interior izquierdo, de una gran calidad técnica, iba a dejar de pertenecer al Madrid. Después del partido contra el Vasco da Gama, Rial salió del hotel a conocer las noches brasileñas. Cuando la mañana comenzaba a clarear, él regresaba al hotel tan feliz. Lo que no esperaba era que en hall estuviera Santiago Bernabéu. Al verle, sonrojado, Rial dijo: “Buenos días, presidente”. “Buenos días, Héctor. Cuando lleguemos a Madrid, le daremos el finiquito”. Rial jugó su último encuentro con la camiseta blanca frente al Asco Argens.
"Los dos tienen las puertas abiertas del club"
Años después, dos jugadores forjados en la cantera, Manuel Velázquez y Pedro Eugenio de Felipe, fueron los protagonistas de una serie de hechos que Santiago Bernabéu no perdonó. Hay que remontarse al 18 de mayo de 1971. La expedición del Madrid se encontraba en un hotel de Atenas, donde se había concentrado para enfrentarse al Chelsea en final de la Recopa. En la lista de convocados no estaba De Felipe, quien en un programa deportivo de TVE manifestó: “No sé si será una injusticia que Muñoz no me haya incluido en la lista de viajeros en un partido tan trascendental, pero si así lo ha decidido el míster lo tengo que aceptar”.
A Santiago Bernabéu le informaron de las declaraciones que había hecho De Felipe. El presidente reunió a los jugadores para darles su famosa 'santiaguina', que resultó una de las más mediáticas que hasta entonces había pronunciado. En su alocución, Bernabéu dijo: ´Señores, mientras ustedes están defendiendo a España y, por tanto, al Real Madrid, que sepan que un compañero ha hecho unas manifestaciones no muy correctas en contra de la institución que presido”. “Sí, sí, no se queden atónitos, porque al jugador que me refiero le tienen ustedes mucho cariño y, además, siempre ha ido pregonando de su amor al Real Madrid. Se trata de Pedro de Felipe, el que presume de querer mucho al Madrid y haber salido de las categorías inferiores del club”.
En un momento de corto silencio, Manuel Velázquez, amigo y compañero de De Felipe, se dirigió al presidente y comentó: “Don Santiago, perdone que interrumpa su discurso, pero me extraña muchísimo que Pedro haya hechos esas declaraciones. En la actual plantilla, Pedro es el jugador que más defiende al Madrid. Yo pienso, don Santiago, que no sea el momento de criticar a un compañero que no se encuentra entre nosotros”. Bernabéu le respondió: “Ya que defiende con tanto ardor a su compañero, le diré algo más. Si usted confía tanto en su amigo, oiga bien lo que le digo: si no está de acuerdo con lo que estoy expresando, cuando lleguemos a Madrid, tanto usted por defenderle como él por meterse contra la institución, los dos tienen abiertas las puertas del Madrid”. Velázquez permaneció en el plantel seis temporadas más, pero De Felipe al año siguiente causó baja en la entidad madridista.
Cunningham, multado por bailar escayolado
Laurie Cunningham, el malabarista inglés por el que el Real Madrid pagó un millón de libras (120 millones de pesetas) al West Bromwich Albión, no llegó a triunfar en el equipo blanco, el que sólo estuvo tres temporadas (1979-1982). Laurie tenía una conducta que se alejaba mucho de un profesional del fútbol. La fiestas nocturnas le encantaban y la indolencia, una de sus principales características, fueron las causas de que fracasara en el Madrid. Una de esas jornadas festivas le salió bastante cara.
La primera temporada la concluyó con notable alto, pero en la segunda una grave lesión no sólo le apartó de los terrenos de juego, sino que su vida personal transcurrió entre más sombras que luces. El 18 de noviembre de 1980 el Betis recibió en el estadio Benito Villamarín al Madrid. A los 12 minutos de juego, una entrada de Bizcocho a Cunningham supuso que, tras el reconocimiento médico, los médicos diagnosticaran que el jugador inglés tenía fracturada la cápsula del primer dedo del pie izquierdo. Fue operado por el doctor Viladot en Barcelona y, posteriormente, por un médico francés.
Cuando salió de la clínica barcelonesa y llegó a Madrid a Laurie le apetecía olvidarse de los dolores que le aquejaban. Se marchó a una discoteca madrileña con el pie escayolado e incluso intentó bailar. Al comprobar que no podía danzar a los sones de la música, allí permaneció oyendo el buen ritmo musical y a las bellas jóvenes que, a veces, le rodeaban.
El presidente, Luis de Carlos, y su junta directiva acordaron abrirle un expediente disciplinario y sancionarle con un millón de pesetas. Laurie Cunningham aceptó la sanción y, afectado por su irresponsabilidad, envió una carta al máximo rector del club, que aquí reproducimos.
Querido Sr. Presidente:
Ante el triste suceso acontecido, ruego comunique a la Junta Directiva lo apesadumbrado que estoy. Siento muchísimo que por mi causa, el Club se vea en esta situación.
Soy responsable de lo ocurrido y acato la sanción que me impongan, pero quiero clarificar algo que me parece muy importante; en ningún momento he querido ser indisciplinado. Yo entendí que estaba libre hasta el lunes, pues de no ser así, nunca hubiese salido. Acato y acataré cualquier orden que Vds. me den. Me encuentro muy orgulloso de pertenecer a este gran Club, al cual respeto y admiro.
A lo largo de los 113 años de la historia del Real Madrid, la imputación de Benzema por su presunta implicación en el chantaje a Valbuena con un vídeo sexual es un episodio inédito. Hasta la fecha, en esa larga y fecunda vida desde que se fundó el club, ningún jugador del equipo de fútbol había pasado por el triste trance de ser detenido. A sus ya consabidas frivolidades, ser multado por exceso de velocidad o conducir sin el permiso de circulación, Benzema ha sumado una de mayor gravedad, que ha dejado al presidente del Real Madrid, a sus directivos y a su más altos ejecutivos en una delicada situación.