Mourinho confía en que Falcao le baste para no volver a fracasar en Champions

La televisión en Inglaterra ha roto el mercado del fútbol mundial. Prácticamente todos los clubes de la Premier League tienen la posibilidad de hacer un gran desembolso económico para mejorar sus plantillas. Algunos lo harán con la codicia natural al nuevo rico, que quiere cualquier diamante que vea en la tienda, sin preguntar al joyero por el número de quilates que tiene. De hecho, uno de los principales animadores del mercado inglés ha sido un recién ascendido, el Watford, que ya ha realizado diez fichajes por un total de 30 millones de euros. Lo que darían Betis, Sporting y Las Palmas por poder gastar la mitad que eso. Sin embargo, no todos se han lanzado de cabeza al mercado con locura, sirva el Chelsea de paradigma. Hablamos, claro está, de esta pretemporada, porque otros años Abramovich ha sacado la billetera que da gusto.

Llevamos ya prácticamente un mes con los clubes con la posibilidad de fichar y el Chelsea apenas ha realizado tres incorporaciones: el portero Asmir Begovic, sustituto de Petr Cech, que le costó a Abramovich 11 millones de euros; el centrocampista brasileño Nathan, que a sus 19 años supuso un desembolso de 4'5 millones; y Radamel Falcao, que ha llegado cedido hasta final de curso Es decir, si nos atenemos a la reputación de cada uno de los nuevos jugadores blues, Falcao es el único que podría tener la vitola de titular, el único que puede aportar algo diferente a la gran plantilla de la que dispone José Mourinho. Es el fichaje estrella de un proyecto que tiene entre ceja y ceja una cosa: la Champions League.

Para eso regresó Mourinho a Old Trafford. Por supuesto que le supo a gloria ganar la Premier League en su segundo año (en el primero se quedó en blanco). También le ayudó para su autoestima ganar la Copa de la Liga. Pero todo eso ya lo ganó en su primera etapa, pero se quedó sin la Orejona. La ganó en el Oporto, algo histórico y del todo inesperado en 2004; la ganó con el Inter, otra pequeña sorpresa con casi el mismo mérito. Pero Mou lo quiere hacer también en Londres, donde se siente como en su casa, en Setúbal.

Ya ha tenido dos oportunidades desde que regresó a Stamford Bridge y lo curioso es que estuvo más cerca de una final en su primer año, con un equipo algo más modesto, sin ser el que él deseaba, que en el segundo, cuando hizo una plantilla a su imagen y semejanza que arrasó en la Premier League y disfrutó también en la Copa de la Liga. Fue un fantástico Atlético de Madrid el que acabó con el Chelsea en las semifinales de la Champions 2014. Y eso le dolió: si algo tiene Mourinho es un dato fantástico en su estadio, donde es realmente complicado ganar a sus equipos. Pero llegó Diego Costa y el Cholo y le ganó por 1-3 y le privó de jugar en Lisboa, casi en su casa.

Pero más triste y lacerante fue que el Paris Saint-Germain les eliminase también en Stamford Bridge un año después y en octavos de final, muy lejos del objetivo real. Era uno de los favoritos, junto con el Real Madrid, el Bayern y el Fútbol Club Barcelona, y se quedó en la primera ronda de eliminación. Lo realmente lamentable fue cómo les eliminó el PSG: con diez, siendo la máxima estrella del equipo el jugador expulsado, Zlatan Ibrahimovic, y con el Chelsea contemporizando constantemente su mínima ventaja. David Luiz, un ex, y Thiago Silva eliminaron a Mou.

Y por ahora, parece que Mourinho no tiene ninguna queja sobre su plantilla. Falcao llega para sumar, pero se le pedirá mucho más de lo que ha dado en el Manchester United. Todavía queda mucho mercado, y de hecho ya suena un lateral izquierdo, Baba Rahman, del Ausburg, para suplir a Filipe Luís. Pero no se esperan otras grandes adquisiciones. El Chelsea tiene ante sí otra temporada que quieren que sea histórica y cambiando la tradición inversora de Abramovich, lo hace de manera casi austera. Hasta Mou se atreve a criticar a sus rivales por los grandes gastos en fichajes. Esta noche se enfrenta al Barça, una prueba fantástica para ver si Mourinho tiene suficiente con Falcao o necesita algo más para poder retar al campeón de Europa en partido oficial.