La rebelión de Villar comenzó en Asturias y podría llegar incluso a Ceuta y Melilla

Decía Francisco de Goya, en relación a los grabados que reflejaron su visión de la guerra, que en ésta “no hay héroes, ni grandes hazañas, no hay buenos ni malos”. Una afirmación que se puede aplicar a cualquier batalla y que se podría trasladar a la que mantienen Ángel María Villar y Miguel Cardenal. Los daños colaterales no se han hecho esperar y uno de los primeros afectados ha sido el fútbol base español. La nueva legislación que prepara el Gobierno y los recortes han provocado que las Federaciones Territoriales se levanten en armas. Y como en La Reconquista, la primera ha sido la Asturiana. El fin de semana pasado, 1.350 equipos no disputaron sus partidos. Este sábado y este domingo se les unirá la tinerfeña, la catalana y la extremeña. Puede que no sean las únicas.

Las reivindicaciones son varias, pero hay una que tiene más peso que el resto. El actual Gobierno, y en concreto el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, prepara una nueva legislación. Ésta obligaría a los equipos del fútbol base a dar de alta en la Seguridad Social a todas las personas que reciban una remuneración económica. Sea cual sea. Desde el fútbol base han levantado la voz y han calificado de agresiva una medida que si sigue adelante, podría suponer la desaparición de algunos de estos equipos. Lo cierto es que muchos de ellos son entidades sin ánimo de lucro y reclaman una regulación propia y que se adapte a la realidad del fútbol modesto, distinto al profesional.

No es el único frente que está abierto. Tal y como informa ABC, las quinielas y los derechos de televisión son los otros dos puntos que completan la protesta del fútbol modesto. Hasta ahora recibían una subvención del 1% procedente de las quinielas, dinero que llegaba a través de la Real Federación de Fútbol. La razón para que el CSD haya cerrado el grifo es la negativa de la propia RFEF a mostrar sus cuentas. Por otro lado, existe un proyecto del CSD y la Liga de Fútbol Profesional cuyo objetivo es comercializar los derechos audiovisuales de las competiciones profesionales que se podría extenderse hasta el fútbol aficionado. Un reparto con el que también existe un desacuerdo.

Aclarados los puntos que han llevado al fútbol modesto a levantarse en armas, conviene recordar que este parón es un mero reflejo de la guerra que existe entre la RFEF y el CSD. O lo que es lo mismo, entre Villar y Cardenal. Teniendo en cuenta que las Federaciones Territoriales están en el bando del primero, la medida tomada es una forma de presionar contra el máximo dirigente del Consejo Superior de Deportes, del que creen que no defiende los intereses del deporte base. Por su parte, Miguel Cardenal, en declaraciones a la Cadena Ser, aseguró que los argumentos empleados por el fútbol base son “absurdos” y que han tomado “la decisión equivocada”.

De esta manera, este fin de semana no sólo será Asturias la que paralice sus partidos de Tercera División para abajo -las no profesionales-, tampoco habrá fútbol en las categorías inferiores de Tenerife, Cataluña (donde se verán afectados 3.000 partidos y 10.000 futbolistas) y Extremadura. Un movimiento que, a buen seguro, tendrá un efecto dominó en otras Federaciones Territoriales. De hecho, el País Vasco, La Rioja, Cantabria, Ceuta y Melilla ya se plantean unirse al parón del fútbol modesto. Y es que son un daño colateral de una guerra que es ajena, pero también se trata de una oportunidad que pueden aprovechar para alzar la voz y mejorar sus condiciones.