Bale, víctima de la presión del Bernabéu y de su "incapacidad para ver el juego"

Gareth Bale volvió a escuchar el sábado algunos pitos en el Bernabéu, una grada acostumbrada a ver a los mejores jugadores del mundo y que no se casa con ninguno por mucho nombre que tenga. En ausencia del sancionado Cristiano, el galés compartió ataque con Benzema y buscó la portería rival con mayor insistencia de la ya habitual.

Sin embargo, sus ansias por marcar un gol a la Real le llevaron a quitarle un claro a James Rodríguez. Ya le ocurrió en Mestalla con Benzema, aunque el público del Valencia no se lo recriminó, sino que se lo agradeció. También en el partido del Bernabéu contra el Espanyol, en una jugada en la que prefirió chutar en lugar de pasar a Cristiano, que corría solo a su izquierda. "La p... que te parió", le reprochó el portugués muy enfadado. Hasta Ancelotti le mandó un recado en la rueda de prensa posterior al partido: "Si alguien es egoísta, lo solucionaremos", dijo el técnico italiano.

Sabido es lo exigente que es el público del Bernabéu y la enorme presión que supone para cualquier futbolista jugar como local en este campo. Aún más si tu precio, como le sucede al galés, rondó los 90 millones de euros. Bale cumple su segunda temporada en el Real Madrid, pero quienes le siguen de cerca destacan que continúa estando demasiado aislado del grupo. Tan sólo Modric, con quien coincidió en el Tottenham, suele estar con él. Salvo excepciones, esto es algo habitual en los británicos, a quienes les cuesta integrarse cuando abandonan las Islas.

Los silbidos que el sábado Bale volvió a escuchar en el Bernabéu no son preocupantes, sobre todo porque el galés es un portento físico, capaz de hacer vibrar a la grada en cualquier cabalgada y, además, su titularidad no es negociable. Sin embargo, sí le afectan las críticas, como demuestra el hecho de que tras la victoria (4-1) ante la Real no se quedara en el centro del campo agradeciendo el apoyo del público, tal y como tiene por costumbre, sino que se marchara directamente al vestuario.

Esta temporada, el galés suma 14 goles, además de 8 asistencias, en los 29 partidos que ha disputado. En los 17 de Liga suma 10, a los que hay que sumar dos en la Champions y otros dos en el Mundial de Clubes. No son malos números, sobre todo porque algunos de sus goles suponen importantes victorias del Real Madrid, aunque posiblemente para él resulten insuficientes por esa presión que él mismo se mete.

Según Jesús Cuadrado, director de la revista TRAINING FÚTBOL y un experto en táctica, "el problema de Bale es que no ve el juego. Es decir, no es capaz de ver la siguiente jugada y por eso no sabe asociarse. Y jugando en la derecha, peor todavía". "En mi opinión", explica Cuadrado, "existen dos tipos de futbolistas: los que llegan a la línea de fondo y creen que la jugada termina ahí y los que llegan a la línea de fondo y saben que la jugada empieza ahí". Conceptualmente, Bale pertenece a los primeros, aunque el sábado ante la Real asistió a Benzema en el 3-1 precisamente desde la línea de fondo, en una acción que el francés le agradeció.

"De Bale hay que explotar su velocidad, que corra al espacio y finalice la jugada", señala Jesús Cuadrado. "Por eso tampoco le viene bien jugar muy adelantado y cerca del área. Yo en un 4-4-2 no le veo titular. Con cuatro en el centro del campo, el Real Madrid juega mejor porque elabora el juego, se asocia más y llega arriba con la jugada mascada. De ahí que la temporada pasada no entendiera que Isco, el jugador con mejor trato de balón, no fuera titular".