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Puyol ya repitió curso cuando era un niño
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la federación de villar puede ser su destino

Puyol ya repitió curso cuando era un niño

Repitió curso de niño porque su mejor amigo no aprobó. Y prefirió quedarse con él. A los que le conocen bien no les ha sorprendido su decisión de renunciar al cargo

Foto: Carles Puyol, junto a Josep María Bartomeu (EFE)
Carles Puyol, junto a Josep María Bartomeu (EFE)

Carles Puyol es un tipo que repitió curso de niño porque su mejor amigo no aprobó. Y prefirió quedarse con él. Las personas tampoco cambian tanto con el tiempo. Se adaptan, se camuflan si les atizan, pero cambiar, no cambian. Y Puyol es de los que, en lo esencial, ha variado poco. De ahí que a los que le conocen bien no les haya sorprendido su decisión de renunciar al cargo.

En la convulsa federación de Ángel María Villar no le quitan ojo desde hace tiempo. Como ya desveló este periódico, contratar un director deportivo es uno de los objetivos para poner orden en la casa federativa y en especial en la selección absoluta. Fernando Hierro ejerció esa labor durante años y el nombre de Carles Puyol suena con fuerza en la Real Federación Española de Fútbol desde hace tiempo.

Puyol sigue siendo un símbolo para el barcelonismo. Llegó a ser capitán porque se lo creyó, porque tenía algo que a los demás les faltaba: una fe infinita. No era el mejor, sus cualidades técnico-tácticas no brillaban por encima de la media, no era el más rápido ni el más listo, pero sí el más inteligente para saber aprender y dar ese algo intangible. El pundonor, la pelea, no rendirse jamás. Eso era lo que tenía Puyol y por lo que fue grande como jugador.

Para alguien como él, que le fallara el físico, que la rodilla no respondiera a pesar del pilates, el yoga y todo lo habido y por haber, fue durísimo. Como deportista y como culé de corazón, de los que se sienten parte de algo más que un club, tener que dejar de jugar fue la decisión más difícil de su vida. Y entonces, justo en ese momento en el que le cambió la vida, llegó Andoni Zubizarreta, que también entiende un club como algo más que la suma de unos ejecutivos, camisetas vendidas, números, marcas y paparruchas. Y le propuso formar parte desde otra parte.

La decisión de Zubizarreta de ofrecerle a Puyol el cargo de adjunto a la dirección deportiva fue criticada por la gran mayoría. Al fin y al cabo, el de La Pobla de Segur no estaba preparado, no había ido a ninguna escuela de negocios de pago, no sabía idiomas. ‘Solo’ era parte de la historia del club. De la mejor y más generosa. De la que lo ganó todo y en lugar de levantar el trofeo de la Champions se la cedió a Eric Abidal. De la de los ‘valores’ antes de que se desgastara la palabra de tanto usarla a lo tonto y a lo bobo.

Zubi pretendía que ‘Puyi’ sumara, porque al final, alguien como Carles Puyol, solo podía sumar y no restar. Si no sabía, ya aprendería. Si no hacía una cosa, ya haría otra. Igual el cargo era lo de menos. Lo que contaba era tenerle dentro del club. Así que no, que Puyol haya dimitido después del despido de Zubizarreta no es una sorpresa. Es, tan solo, una simple consecuencia.

Carles Puyol es un tipo que repitió curso de niño porque su mejor amigo no aprobó. Y prefirió quedarse con él. Las personas tampoco cambian tanto con el tiempo. Se adaptan, se camuflan si les atizan, pero cambiar, no cambian. Y Puyol es de los que, en lo esencial, ha variado poco. De ahí que a los que le conocen bien no les haya sorprendido su decisión de renunciar al cargo.

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