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El Madrid aterriza en Marruecos para acabar el año recuperando el buen juego perdido
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la sección de baloncesto, ejemplo a evitar

El Madrid aterriza en Marruecos para acabar el año recuperando el buen juego perdido

El final del camino era Marrakech. Aunque por ahora el Madrid está en Rabat para empezar a preparar la semifinal del Mundial ante el Cruz Azul

Foto: Los jugadores del Real Madrid celebran uno de los goles de Cristiano Ronaldo en Almería.
Los jugadores del Real Madrid celebran uno de los goles de Cristiano Ronaldo en Almería.

El final del camino era Marrakech. Después de tantos meses de trabajo, de un esfuerzo descomunal y uno de los mejores juegos de Europa, el Real Madrid tiene ante sí la culminación de una temporada más que positiva. Todo madridista que se tercie quería ganar la Décima, era el Santo Grial del mundo blanco y después de muchos años, por fin la tenían. Pero la Décima perderá cierto valor si al final, tras levantar la Orejona no se convierten en los mejores del mundo. Bueno, puede que lo hayan sido, pero no tendrán el honor de lucir ese parche de campeón del mundo que sólo lucirá una vez más el Bayern Múnich.

Si nos fijamos en el desarrollo blanco de las últimas semanas, llegaremos a la conclusión de que el preciosismo al que se acercaban durante varios partidos se ha perdido, difuminándose como el vaho en el aire del invierno. Esa chispa de más que tenía sobre los rivales ya no está, o al menos no se aprecia con la misma magnitud. No hay brillantez en la creación de juego ni frescura en los movimientos. El balón parado y los penaltis se están convirtiendo en una forma muy efectiva de abrir los partidos, lo cual antes no era necesario, ya que la iniciativa del equipo era capaz de abrir huecos en los adversarios con pasmosa sencillez.

El desgaste de los jugadores del Real Madrid está siendo evidente. Ya lo avisó Toni Kroos, que estaba empezando a notar la acumulación de partidos. Y a partir de ahí, es lógico que las piernas empiecen a moverse con menos agilidad, que tengan menos velocidad de reacción, y a su vez, en la mente empiezan a fluir con mayor dificultad las ideas tan fugaces que antes se captaban rápido y ahora ya no tanto. Pero la pregunta es, ¿es voluntario este pequeño frenazo de juego? De juego, puntualicemos, porque no es de resultados, en absoluto.

Hay una similitud que puede llegar a resultar preocupante con la sección de baloncesto del año pasado. Ese equipo fue una apisonadora durante la mayoría de la temporada. Ganaba sus partidos con una superioridad aplastante ya fuera al mayor rival posible, o a un equipo de media o baja tabla, en Europa o en la ACB. Batió el récord de victorias consecutivas (tal y como ha hecho el equipo de fútbol), arrasó en la Euroliga (lo mismo que los del balón de los parches) y después se quedó con la miel en los labios en las dos competiciones principales, y las dos, en las finales.

No es opción para el equipo que dirige Carlo Ancelotti que suceda lo mismo que a sus colegas de baloncesto. Fue un palo muy duro para la sección quedarse sin nada cuando eran los grandísimos favoritos para todo, y los del italiano no piensan repetirlo. El Real Madrid ha echado el freno de mano consciente de que puede quedarse sin gasolina de aquí a pocos meses. Todos los récords batidos hasta el momento no servirán de nada, nadie se acordará de ellos si en la sala de trofeos no se aumenta el número de copas. Y la primera parada para que los títulos sigan creciendo de manera significativa es lograr la Copa del Mundo de clubes que empieza este martes en Marruecos, adonde viajaron este domingo. Sería el cuarto en un 2014 que acabaría siendo para el recuerdo.

Vídeo:La extraña forma de 'secar' la cancha

Y como este periódico informó, el Real Madrid jugará sus dos partidos en Marrakech. El terreno de juego del Moulay Abdellah, el estadio de la capital marroquí, Rabat, se transformó en una bañera durante el partido entre el Sídney Wanderers y el Cruz Azul, rival blanco. Los operarios encargados del campo tuvieron que ingeniárselas para tratar de paliar la tremenda tromba de agua que estaba encharcando, y no se les ocurrió mejor forma para lograrlo que utilizando esponjas que llenaban y descargaban en un cubo de pintura. Evidentemente no sirvió para mucho y el partido se pareció poco a un típico encuentro de fútbol.

El final del camino era Marrakech. Después de tantos meses de trabajo, de un esfuerzo descomunal y uno de los mejores juegos de Europa, el Real Madrid tiene ante sí la culminación de una temporada más que positiva. Todo madridista que se tercie quería ganar la Décima, era el Santo Grial del mundo blanco y después de muchos años, por fin la tenían. Pero la Décima perderá cierto valor si al final, tras levantar la Orejona no se convierten en los mejores del mundo. Bueno, puede que lo hayan sido, pero no tendrán el honor de lucir ese parche de campeón del mundo que sólo lucirá una vez más el Bayern Múnich.

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