El año triste para el fútbol clásico: se retiran Giggs, Zanetti, Verón, Rivaldo, Heinze...

A lo largo de este mes muchos estadios se bañaron o bañarán en un mar de lágrimas y correrán de aquí para allá los pañuelos para enjuagar unos ojos congestionados. En Buenos Aires, en Milán, en Manchester, en Barcelona, en Udine… ¡Hasta enMogi Mirim están bien tristes y deprimidos! No es para menos, puesto que este mes muere una pequeña pero importantísima parte del fútbol más clásico con las retiradas deGiggs, Rivaldo, Zanetti, Verón, Di Natale, Heinze y las salidas de Valdés y Puyol de sus equipos, que todavía no han dejado claro si seguirán jugando o si también decidirán colgar las botas.

Por mucho que haga ya unas semanas que Rivaldo anunciase que dejaba de jugar al fútbol, no hay que olvidarlo en esta lista de ilustres estrellas que abandonan la práctica de lo que es algo más que su deporte favorito, sobre todo en el caso del brasileño. Cumplió muchos de los deseos que tenía como futbolista, puesto que tan sólo le faltó la Copa Libertadores. Disfrutó celebrando los éxitos de Barcelona, Milan, Olympiacos y, por supuesto, su Canarinha. Ligas, Champions League, Mundial, Copa América y Confederaciones y, de por medio, un más que merecido Balón de Oro. Pero nada le hizo más ilusión que jugar en el Mogi Mirim de la Serie C brasileña. Es presidente del club. Ahí coincidió con su hijo, Rivaldinho, y entonces el padre fue feliz.

Y como siempre, de la mano aunque nunca cogidos del amor, va Argentina en las retiradas de viejas glorias. No es la primera vez que Juan Sebastián Verón lo deja, y como la historia de Pedro y el Lobo, ya cualquiera se cree que vaya a ser esta vez la definitiva. Como Michael Jordan, la Brujita ha renacido de sus cenizas hasta en dos ocasiones después de decir que se iba, que lo dejaba. Por primera vez lo dejó en el club de su corazón, Estudiantes de la Plata, en 2011. Lo que no soñaba al llegar a Buenos Aires después de once años era que iba a convertir a su equipo en el mejor de toda Suramérica. Consiguió nada más aterrizar el Apertura 2006, y volvió por lo tanto a jugar una Libertadores. No sería ese primer año, sino dos después, cuando volviese a luchar por el cetro iberoamericano y a ganarlo. Sólo el Barça de Guardiola le impidió ser el mejor del planeta en Abu Dabi.

No es el único gringo que dejará la práctica del balompié esta temporada. Gaby Heinze, como buen argentino, se enamoró de un club y a él quiso regresar como una tortuga que siempre busca su hogar para morir. El Gringo es un leproso más desde que se puso por primera vez la camiseta rojinegra de Ñuls. En Newell’s Old Boys lo recibieron en 2012 con los brazos abiertos para que jugara seis meses… pero se quedó para llevar al club de Rosario al título de campeón de Argentina. Volvió a casa como hiciera también Maxi Rodríguez y después David Trezeguet, y como los buenos vinos mejoraron al Newell’s del Tata Martino para ganar el Clausura de 2013. Este año, las cosas no han funcionado tan bien en Primera, pero no hay dudas de que Heinze deja el fútbol con un sabor magnífico en la boca.

Nunca jugó en un grande Totò di Natale, pero no por ello ha dejado de ser admirado por toda Italia. Quizás, sea precisamente por ello. Si nunca jugó en un grande, nunca tuvo la tifoseria motivos para despreciarle. Se marchó muy joven de la Campania para jugar en la Toscana y hacerse allí futbolista, y de los buenos. Allí, en Empoli, debutó en la Serie A para no despedirse de la élite nunca más. Pocos saben qué tenía que hacer Totò para jugar mucho más con la Azzurra. Se va a retirar habiendo disputado apenas 42 partidos con Italia, con once goles anotados. La sensación más dolorosa de su carrera, perderse el Mundial de 2006. La más bonita, meter a su Udinese en la Champions League 2005-06.

El adiósde los ‘one club men’

Pero quizás las más emotivas, bonitas y, a la vez, tremendamente duras han sido los adioses de Carles Puyol al Camp Nou, Ryan Giggs a Old Trafford y Javier Zanetti a San Siro. Con ellos muere buena parte de la esencia de los conocidos como one club men, es decir, hombres de un solo club. Futbolistas que sin tener en cuenta las circunstancias, las ofertas multimillonarias de clubes más boyantes económicamente, o los malos momentos de sus equipos, siguieron allí. Esos jugadores son los que dejan algo más que idolatría pagana en los corazones de los aficionados. Son parte fundamental de sus entidades y que se marchen es como extirpar un miembro vital de las mismas.

Es cierto que Javier Zanetti no sólo ha jugado en el Inter de Milán. Aunque a muchos ni les suene el Pupi con otra camiseta que no sea la nerazzurra, su carrera la comenzó en Argentina, como buen jugador nacional. Empezó con Talleres y a partir de su debut en el fútbol profesional, pasó a Banfield. Sus buenos números en la máxima categoría argentina llamaron la atención de la familia Moratti. Llegó a Milán en el lejano año de 1995. 19 años ha vivido como jugador interista en lo que ha saboreado absolutamente todo. Desde la gloria de la Champions League y el Mundial de Clubes de 2010, a quedarse fuera de Europa este mismo año. Se fue de la selección albiceleste tras el Mundial de Suráfrica y con sus 145 apariciones sigue siendo el que más partidos ha disputado con Argentina. Ni siquiera una lesión gravísima en en tendón de Aquiles el curso pasado le eliminó su sonrisa y sus ganas de seguir jugando.Su futuro, en el palco del Giuseppe Meazza como directivo.

El lugar de Giggs será también un estadio, como no podía ser de ninguna otra manera, pero en su caso en el banquillo. Por ahora, ya ha dirigido tres encuentros al Manchester United sin poder superar la distancia que tenía con el Tottenham, por lo que los red devils no irán a Europa el próximo curso. Sólo ha sido su primera y (por ahora) efímera carrera como técnico, pero el galés promete ser un hombre importante en los banquillos en los próximos años. Si fuera por él, sería en el United, pero quién sabe lo que querrán los propietarios americanos. No será fácil sacar del equipo a un jugador que ha pasado 24 años en la primera plantilla y el resto, en sus filiales. Es algo más que una leyenda, es el hombre de los 1.024 partidos.

Todavía no se ha ido Puyol, pero quizás hace mucho, demasiado para el bien del fútbol, que ya no está. Que el capitán del Barça del ‘Sextete’ haya jugado tan sólo 35 encuentros en los últimos dos años habla de los malditos problemas físicos que ha arrastrado el catalán. El próximo sábado jugará, si el cuerpo se lo permite, su último partido con el club que le dio la vida deportiva, aunque le ‘obligase’ a pasar de extremo a central. Antes, el jueves, se despedirá de su afición. El que no podrá decir adiós en el campo será Víctor Valdés, pero su futuro no será culé. Otro one club man que abandona el club.