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Luis, un hombre cercano, generoso, gruñón, fiel y sincero, pero sobre todo un sabio
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SE HA MARCHADO PERO SU SELLO SIGUE PRESENTE

Luis, un hombre cercano, generoso, gruñón, fiel y sincero, pero sobre todo un sabio

Se ha marchado Luis, un hombre que no dejaba indiferente a nadie. Gruñón, cercano, generoso, fiel, sincero y, por encima de todo, un hombre de fútbol

Foto: Luis Aragonés, durante una rueda de prensa (EFE)
Luis Aragonés, durante una rueda de prensa (EFE)

Se ha marchado Luis Aragonés, un hombre que no dejaba indiferente a nadie. Gruñón como pocos, cercano, generoso, fiel, sincero y, sobre todo, un hombre de fútbol. De carácter complicado, el llamado Sabio de Hortaleza, aunque a mí me guste eso de 'Sabio de Neustift', ciudad austriaca que vio nacer a esta España imperial, a la campeona de todo. Allí se forjó una leyenda, allí Luis bailó hasta el amanecer el día en el que la Roja había levantado la Eurocopa al cielo de Viena, allí, en los Alpes, Luis se hizo inmortal porque aunque no lo crean, el fútbol y el deporte siempre llevará algo de ese Luis ganador, protestóny visionario, pero único.


Durante más de dos décadas he 'convivido' con Luis. Él desde su posición de entrenador y el que escribe desde el otro lado, el de periodista. Relación profesional, sincera, pero nada de amistad. Respeto. Absoluto. Con Luis no hacía falta ser amigo (ya tenía muchos). Era un libro abierto. Para lo bueno y lo malo. A la distancia sabía si tenías que acercarte o no.

El inicio no fue sencillo. Llegó de la mano de una depresión, de esas que le dejaban mal, fuera de juego. Abandonó la concentración del Atlético en Los Ángeles de San Rafael para volver tres semanas después. Una Copa en el Bernabéu fue su gran éxito, pero me quedo con esas mañanas en el Colegio Amorós, las cañas y charlas de después (tenían principio, pero nunca se sabía cuando podían terminar yte enganchaban). Le encantaba recordar su etapa de jugador, la de ese Atlético guerrero de los setenta. "Salíamos hasta con alfileres a jugar para pinchar a los contrarios", decía entre risas. "Era otro fútbol. Casi no había televisión..".Su relación con los famosos, con sus compañeros, las cartas ylas salidasmostraban al Luis humano el que cautivaba.

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En ese Atlético coincidió con jugadores como Futre, Schuster, Manolo, Abel... Y empezaban a asomar algunos jóvenes salidos de la cantera que pedían paso. Entre ellos destacaba Juanma López. En un entrenamiento se le acerca para decirle: "El día que te ponga no te quito, te los comes a todos". Y lo hizo, llegando a ser internacional con España y fijo en el Atlético. Meses después se le volvió a acercar. "Se encarga de Hagi, que no respire y si lo hace en el vestuario, mejor". El rumano dejó el partido a los diez minutos. Y es que Luis siempre se ha jactado de manejar el otro fútbol, el que no se ve pero que el jugador siente y maneja como nadie.

Sevilla, Valencia, Betis, Oviedo y Mallorca, Atlético en Segunda y Mallorca son sus siguientes etapas. En el equipo asturiano no se sintió cómodo en ningún momento. El club no es lo que se esperaba y pasa de pelear por la Liga con el Valencia a sobrevivir a duras penas. Apenas llega a la plantilla del equipo asturiano, pero termina salvando al Oviedo. Año triste. En su segunda etapa en la isla reaparece ese Luisrepleto de energía, el 'abuelo' tal y como le llamó Eto'o, el mismo que sintió de cerca el aliento de Luis cuando en el banquillo de La Romareda le enganchó por el pecho. Así era el Sabio. Se hicieron íntimos. Al que le llegaba, le marcaba, vistiera de corto o llevara un boli en la mano.

Duela o no a los atléticos, es en la selección españoladonde Luis se convierte en inmortal. Llega en 2004 y dura cuatro años en el cargo. Lo deja en lo más alto, a disgusto, pero así lo decidió seis meses antes de ver cómo España se arrodillaba a sus pies tras la conquista de la Eurocopa. Su carácter, ese orgullo de campeón que lució durante toda su vida le impido disfrutar, saborear el éxito.

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Sus cuatro años en la selección dieron para escribir más de un libro. Desde saber por su boca que algunos negros son azules y que corren como gamos, a saber que tenía un hermano de ese color de piel (Mendoza), a motivar a Reyes diciéndole que era mejor que Henry.Las escenas se repitieron de todas las maneras y colores. Y todo esto siendo una persona situada en las antípodas del racismo, pero así era su manera de entender la vida.

El Mundial de Alemania y su famosa ausencia de seña para defender sirvió para el regreso del Luis distante, tenso. Se comprometió a dimitir si no se pisaba semifinales, pero Villar le obligó a seguir, a luchar de nuevo. Y se levantó, dejando para la historia otro de esos momentos históricos con su legendario "a usted alguna vez no le habrán dejado marcharse de su trabajo", dijo a Paco García Caridad. Siguióconla opinión pública y periodística en contra, algo que se agudizó cuando de vuelta del verano España pierde con Irlanda del Norte, en el último partido de Raúl con la Roja.

La España del siete se levanta en armas y más cuando en el primer partido sin el madridista, la España de Luis vuelve a perder, en este caso en Suecia. No dimite, ni le echan, pero en ese momento encuentra un apoyo inesperado, el de los jugadores. Los mismos que le criticaba en privado, dieron la cara por él. Casillas, ya en capitán, dio la cara, pero la tensión seguía rodeado al seleccionador, que en un partido en Oviedo se negó a hablar y se marchó de áquella manera.

Elgrito de 'Raúl, Raúl, Raúl' a la llegada a Málaga, la manifestación de Oviedo y alguna que otra escena más le distancia de los aficionados, los mismos que le elevaron a los altares con la Eurocopa en la mano. Luis se encierra aún más, se vuelve irascible, tanto como para renunciar a la selección en octubre de 2007. Días después los jugadores le piden que siga, algo que repitieron en plena Eurocopa. Nada que hacer. Meses después se compromete con el Fenerbahçe, noticia que descubro en plena Eurocopa y que admite como sinada. La admite, pero sabía que se había equivocado.

Su vida estuvo marcado por esos particulares principios, por esos códigos que tanto le gustaba aplicar a su fútbol, a su vestuario y a su vida. Esos círculos que defendía como nadie y por los que era capaz de todo, tanto como para olvidar y aparcar antiguas amistades que él creía le habían traicionado, algo que sucedió con algún periodista radiofónico.

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El 3 de julio de 2008 le acompaño hasta Estambul. El Luis que me encuentro el primer día en su nuevo destino es el Luis accesible, tranquilo, acogedor... Hace planes porque en dos días se va de pretemporada, pero todo cambia al día siguiente. Sabía que ese no era su sitio y ya se vuelve distante, frío, como si no te conociera. En noviembre se repitió. "No sé a qué ha venido hasta aquí", comenta alverme acompañado de uno de los suyos, de Carlos Cascallana.

Vicente del Bosque pudo comprobar que Luis no estaba feliz en su nueva situación. Se reencuentra en Viena en el mes de octubre. Se reencontró con él ya como nuevo seleccionador. Ni una mirada, ni un gesto. Se sentía dolido con todo lo que había pasado y su manera de mostrarlo era dando la espalda a todo lo que estuviera relacionado con laFederación. Después todo quedó en el olvido y el Premio Príncipe de Asturias sirvió para escenificar esa comunión que debe existir entre los dos técnicos más importantes que ha dado el fútbol español. Dos hombres de bien, cada uno con su versión, pero dos hombres buenos, dos grandes técnicos. Hasta luego, Sabio. Gracias por todo.

Se ha marchado Luis Aragonés, un hombre que no dejaba indiferente a nadie. Gruñón como pocos, cercano, generoso, fiel, sincero y, sobre todo, un hombre de fútbol. De carácter complicado, el llamado Sabio de Hortaleza, aunque a mí me guste eso de 'Sabio de Neustift', ciudad austriaca que vio nacer a esta España imperial, a la campeona de todo. Allí se forjó una leyenda, allí Luis bailó hasta el amanecer el día en el que la Roja había levantado la Eurocopa al cielo de Viena, allí, en los Alpes, Luis se hizo inmortal porque aunque no lo crean, el fútbol y el deporte siempre llevará algo de ese Luis ganador, protestóny visionario, pero único.

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