La ruptura con Cristiano Ronaldo, el motivo del adiós de Mourinho al Real Madrid

José Mourinho añoraba el Chelsea cuando vestía de blanco. Nunca ocultó su devoción por Londres y la especial manera que tienen los ingleses de contemplar la vida. Durante los tres años de estancia en el Real Madrid, se dejó ver por la ciudad inglesa y no ocultó la compra de una vivienda. Buscaba el regreso, pero también intentaba encontrar un motivo para dar forma a la vuelta del hijo pródigo. Y ese no fue otro que las diferencias con el vestuario del Real Madrid, acentuadas cuando Cristiano Ronaldo le dio la espalda. Hasta ese momento aguantó el tirón, pero cuando CR7 le negó hasta el saludo y le retó en público, el técnico dio carpetazo a su historia como madridista, tal y como confesó a los dirigentes blancos.

En el mes de diciembre de 2012, Jorge Mendes y Marina Granovskaia sentaron las bases del retorno del técnico a Stamford Brigde. De manera paralela, el Real Madrid ya sabía que Ancelotti y el PSG no iban a seguir juntos y decidieron establecer los primeros contactos, que han terminado con el italiano ocupando el puesto del portugués. Unos y otros se guardaban las espaldas ante lo que podría suceder en meses posteriores.

El deterioro de la relación de Mourinho con los jugadores se acentuaba según avanzaba la temporada. El portugués creyó poder controlar la situación, pero todo cambió cuando fueron Cristiano Ronaldo y Pepe los que se aliaron con el núcleo duro del cuarto de los secretos blanco. A partir de ese momento, y más cuando las diferencias se hicieron públicas por claros gestos del delantero y sonoras palabras del defensa y tercer capitán, Mourinho se dio cuenta de que su futuro no pasaba por el Bernabéu.

Contrariamente a lo dicho, su obsesión con la prensa no fue un factor que inclinara su decisión. Provocaba los enfrentamientos porque se sentía cómodo en el conflicto. No le importaba lo más mínimo y, además, consideraba que así le acercaban más al seguidor en su ánimo populista con el que tomó muchas de sus decisiones en el Real Madrid. Es más, en todo momento creyó tener controlado el asunto de los medios de comunicación.

Un regreso que no va según lo esperado

Mourinho confesó a Florentino Pérez su decisión de retomar un viejo objetivo en su vida profesional durante el viaje a Estambul. La reunión que mantuvo con el presidente, con José Ángel Sánchez como testigo, fue definitiva. En ese momento, el sentimiento en los dirigentes madridistas era contradictorio. Por un lado, sentían alivio por las innumerables batallas en las que el portugués había metido al club, pero por otro sabían que se marchaba un técnico al que el vestuario no le condicionaba en la toma de decisiones.

El entrenador regresó a Londres, marchándose con división de opiniones y con cierta indiferencia. Los radicales fueron los que más se significaron en sus últimos días. Tras seis meses en el banquillo del Chelsea, nada ha cambiado. Su fútbol, gris como el cielo de la capital, le ha puesto en la lucha por la Premier y la Champions, aunque la afición no esperaba alguno de sus gestos. El principal, esa pelea sin sentido que mantiene con Juan Mata. El mejor jugador del Chelsea en las dos últimas temporadas no es de su agrado, pero le cuesta reconocerlo en público por la ascendencia que el internacional español tiene sobre los seguidores del Chelsea. Y es que esta batalla le puede pasar factura al portugués en su idílica vuelta.