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El Raúl de siempre en su última e inolvidable cita con el madridismo
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ANOTÓ EL PRIMER TANTO BLANCO

El Raúl de siempre en su última e inolvidable cita con el madridismo

Raúl y el madridismo necesitaban una última cita que borrase el mar recuerdo de aquel mes de julio de 2010 cuando anunció que abandonaba el Madrid

Foto: Raúl celebra su gol en el partido homenaje (Efe).
Raúl celebra su gol en el partido homenaje (Efe).

Raúl y el madridismo necesitaban una última cita que borrase el malrecuerdo de aquel mes de julio de 2010 cuando anunció que no volvería a vestir la camiseta del Real Madrid como futbolista profesional. Jugador y afición tenían los sentimientos y las emociones a flor de piel, pero era una noche para celebrar y volver a recordar a Raúl correteando cerca del área, ofreciéndose, buscando el momento adecuado para surgir donde nadie le espera y hacer lo que mejor sabe: marcar. Así fue. No parecía que el tiempo hubiera pasado porque Raúl sigue siendo el mismo apasionado del balón de siempre. El Trofeo Bernabéu se quedó en las vitrinas del museo madridista tras golear al Al Sadd (5-0), aunque eso fue lo de menos.

Advertía el 'siete' un día antes que el Al Sadd estaba a años luz del nivel que tiene el Real Madrid. Ayudado por el ambiente que reinaba en la grada y sobre el césped, Raúl se convirtió en el líder del conjunto madridista en la primera parte. Coincidencia o no, se vio a un Real Madrid alegre, suelto, tocando el balón con gusto y atreviéndose. El gran protagonista no tardó en avisar: a los tres minutos llegó su primer disparo. Y antes de su gol como madridista dio otro aviso. A la tercera no falló: recibió el balón en la frontal, controló con la zurda, colocó el balón cerca del palo y pulgares a la espalda para celebrar la diana. Delirio. Éxtasis en el Bernabéu.

Antes de irse al descanso, Raúl barruntó el segundo con un zurdazo y una chilena que de haber salido bien hubiera sido la guinda perfecta. Antes de retirarse a los vestuarios, el hombre de la noche corrió a devolver el brazalete de capitán a Casillas. Acto seguido se quitó la camiseta para 'devolver' el siete a Cristiano. Dos detalles para volver loco al Bernabéu por enésima vez. La segunda parte, plagada de cambios en las líneas madridistas, comenzó algo dormida y no se animó hasta que Isco se coló en la fiesta de Raúl anotando de cabeza.

Jesé se luce

Igual que ocurrió en la primera mitad, el delantero se echó el equipo a la espalda pero no pudo suplir todas las carencias del Al Sadd frente a un Real Madrid que jugaba con la velocidad justa. Aun así, Raúl dejó varias pinceladas que evidenciaron su calidad: un pase al hueco en ataque, asistencias, un disparo entonado que no fue suficiente y carreras para atacar o defender, pero siempre encontraba a alguien de blanco bloqueando sus intenciones.

En esas estaba, cuando Carvajal fue víctima de un penalti, lanzado por Benzema, para colocar el tercer tanto en el marcador. El cuarto y el quinto no tardaron en llegar, ambos firmados por Jesé, que apenas los celebró. En el primero de su cuenta particular no encontró oposición de la zaga qatarí, recibió en el pico de la frontal, cruzó el balón y el cuerofue dentro. En el segundo se encontró con la puerta vacía tras un rechace de Saad Al Sheeb. No hubo mucho más en el Santiago Bernabéu.

Una noche inolvidable

El broche final llegó cuando Raúl se coló en la foto del Real Madrid con el rodeo de campeón. Los jugadores blancos no lo dudaron: mantearon al que fuera su capitán antes de que diera una vuelta de honor con pases de torero incluidos. No podía faltar una de sus señas. Siguió su comunión con la grada hasta que se dirigió al centro del campo para besar el césped que fue testigo de excepción en las 16 temporadas que fue jugador del Real Madrid. Antes de poner rumbo a los vestuarios, el estadio emitió su último juicio: "Raúl, quédate".

Sus mellizos no volverán a preguntarle si jugó con Cristiano, porque lo han visto con sus propios ojos. Los pequeños que poblaban las gradas ya presumen de haber visto en directo a una leyenda viva del Real Madrid. Raúl y el equipo de su vida han cerrado un capítulo. El siguiente es cuestión de tiempo y hasta que llegue, ambas partes seguirán disfrutando y recordando lo vivido en el Santiago Bernabéu, porque explicarlo con palabras resultará complicado.

Raúl y el madridismo necesitaban una última cita que borrase el malrecuerdo de aquel mes de julio de 2010 cuando anunció que no volvería a vestir la camiseta del Real Madrid como futbolista profesional. Jugador y afición tenían los sentimientos y las emociones a flor de piel, pero era una noche para celebrar y volver a recordar a Raúl correteando cerca del área, ofreciéndose, buscando el momento adecuado para surgir donde nadie le espera y hacer lo que mejor sabe: marcar. Así fue. No parecía que el tiempo hubiera pasado porque Raúl sigue siendo el mismo apasionado del balón de siempre. El Trofeo Bernabéu se quedó en las vitrinas del museo madridista tras golear al Al Sadd (5-0), aunque eso fue lo de menos.

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