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El Valencia nada a contracorriente para morir con honor en la orilla de París
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LA FALTA DE AMBICIÓN Y LA VICTORIA FRANCESA DE LA IDA, LES CONDENARON

El Valencia nada a contracorriente para morir con honor en la orilla de París

El marcador estaba en su contra. Igual que el ‘factor cancha’ y el tiempo. El Valencia no sólo se enfrentaba al París Saint-Germain en la capital

Foto: El Valencia nada a contracorriente para morir con honor en la orilla de París
El Valencia nada a contracorriente para morir con honor en la orilla de París

El marcador estaba en su contra. Igual que el ‘factor cancha’ y el tiempo. El Valencia no sólo se enfrentaba al París Saint-Germain en la capital francesa, los de Ernesto Valverde jugaban contra todo y todos. Era el momento de comprobar si la decisión de exponerse en Mestalla les iba a salir demasiada cara. Y el empate final (1-1) confirma que bailaron su último tango en París. Los franceses regalaron el balón pero los españoles no supieron qué hacer con él, lo poseían pero no creaban peligro. Jonas provocó que el fútbol regresara al Parque de los Príncipes en la segunda parte y Lavezzi se encargó de poner punto y final a la fe de un Valencia al que le faltó ambición y le sobró fe. Y eso no es suficiente para estar en los cuartos de la Champions.

El Valencia sabía que su papel en la batalla era el de llevar la voz cantante. Ernesto Valverde salió con un aire más conservador que en la ida ya que optó por fortalecer el centro del campo dejando las llegadas más incisivas a Barragán y Cissokho. A pesar de este dibujo, el conjunto ‘ché’ tenía que arriesgar y se plantó en el Parque de los Príncipes motivado. El Valencia necesitaba crear ocasiones desde el primer segundo y para ello era necesario tener el balón ante un PSG que sobre el papel es más equipo que el español. Los franceses entregaron la posesión a su rival, marca de la casa de Ancelotti que dispuso tres pivotes en medio para montar las contras ante una defensa valencianista que cerraba cualquier grieta cuando el esférico acababa en las botas de los delanteros del PSG.

El balón era propiedad de los españoles pero no conseguían crear ocasiones. Y cuando lo hacían, no las aprovechaban como debían. Lo principal era no perder la posesión en su campo para empezar a crear en su territorio. Empezaron dando un par de avisos hasta que Soldado se plantó ante Siragu y falló en lo más fácil para un delantero, el disparo. El Valencia intentaba madurar el partido, llegaba a la frontal pero no lograba derribar el muro galo mientras luchaba por no descolgarse del partido. Y así llegaron las estériles ocasiones de Jonas, Tino Costa o Barragán que disparaba más solo que la una mientras Soldado vagaba demasiado lejos del área, malo para él, peor para su equipo. El PSG se encontraba cómodo con el viento a su favor, el Valencia empezaba a precipitarse, necesitaba reaccionar, un revulsivo. Los galos no tenía prisa y sus ocasiones de peligro llegaban a la contra, a balón parado o cuando Lavezzi metía la sexta.

El revulsivo llegó tarde 

El conjunto ‘ché’ necesitaba un cambio, sobraba gente en el centro del campo y faltaba un futbolista que hiciera daño entre líneas, en el espacio que existían entre Motta y Matuidi. Valverde puso a calentar a algunos de los suyos pero el cambio no llegó hasta la segunda parte: Albelda dejó su lugar a Banega. Quizás no era el cambio idóneo porque el Valencia necesitaba un hombre con más fútbol y que no desapareciese como suele hacer el argentino. La segunda parte comenzó sin fútbol hasta que Jonas dio vida a los suyos cuando le cayó un balón dividido que ganó Tino Costa, el siete valencianista no se lo pensó y chutó desde fuera del área para colocar el balón en el palo de Sirigu. El tanto hizo que el fútbol regresara al Parque de los Príncipes y la reacción emocional se notó más en el equipo local que frenó el ímpetu ‘ché’ con un tanto de Lavezzi provocado por la pérdida de Tino Costa y la jugada de Gameiro: la primera vez el argentino se encontró con Guaita, la segunda no falló.

Valverde tenía que arriesgar más. Después de sacar a Piatti, hizo lo propio con Valdez. El Valencia necesitaba un tanto para forzar la prórroga con quince minutos por delante y lo intentaron a la heroica, con más corazón que cabeza, acosando a Sirigu sin descanso desde todos los puntos pero, sobre todo, desde el córner (hasta 12). Los minutos caían como losas sobre el conjunto ‘ché’ que se desquiciaba a medida que veía que se quedaba sin vida en Europa. El Valencia tuvo fe en la remontada pero no le valió para culminarla y aumentar la presencia española en los cuartos de Champions.

Ficha técnica

PSG: Sirigu; Jallet (Van der Wiel, m.27), Thiago Silva, Alex, Maxwell; Chantôme, Thiago Motta, Matuidi, Pastore; Lucas (Sakho, m.83) y Lavezzi

Valencia: Guaita; Barragán, Mathieu, Víctor Ruiz, Cissokho; Feghouli (Piatti, m.63), Parejo, Albelda (Banega, m.46), Jonas (Valdez, m.76); Costa; Soldado. EFE

Goles: 0-1, m.55: Jonas; 1-1, m.66: Lavezzi

Árbitro: Milorad Mazic (SRB), amonestó al local Lavezzi y a los valencianistas Albelda, Víctor Ruiz, Soldado, Banega y Parejo

Incidencias: Encuentro de vuelta de octavos de final de la Liga de Campeones disputado en el Parque de los Príncipes de París ante unos 50.000 espectadores.

El marcador estaba en su contra. Igual que el ‘factor cancha’ y el tiempo. El Valencia no sólo se enfrentaba al París Saint-Germain en la capital francesa, los de Ernesto Valverde jugaban contra todo y todos. Era el momento de comprobar si la decisión de exponerse en Mestalla les iba a salir demasiada cara. Y el empate final (1-1) confirma que bailaron su último tango en París. Los franceses regalaron el balón pero los españoles no supieron qué hacer con él, lo poseían pero no creaban peligro. Jonas provocó que el fútbol regresara al Parque de los Príncipes en la segunda parte y Lavezzi se encargó de poner punto y final a la fe de un Valencia al que le faltó ambición y le sobró fe. Y eso no es suficiente para estar en los cuartos de la Champions.

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