El Cádiz devora entrenadores y va 'camino' de Tercera División

El Cádiz CF apenas tiene enemigos fuera de tierras gaditanas. Es más, podría decirse que en sus largas etapas en las dos categorías principales del fútbol español, el equipo amarillo es de los pocos que siempre despertó simpatía allá por donde fue. Diferente es cuando le ha tocado jugar en la división de bronce, la Segunda B, donde es, por historia, tamaño y potencial, uno de los gallitos obligados a pelear por el ascenso sí o sí.

Esto último era lo que todo el cadismo esperaba en el presente curso pero, a las puertas del parón navideño, el equipo se encuentra en uno de los momentos más bajos de su centenaria existencia. Está en puestos de descenso a Tercera División, donde jamás ha jugado desde que ésta es el cuarto escalón del fútbol nacional. Este fin de semana se estrena el tercer entrenador de la temporada, Raúl Agné, que sustituye al histórico Ramón Blanco (técnico habitual en Primera cuando el Cádiz se codeaba con los grandes), quien estuvo apenas tres derrotas en el banquillo donde llegó tras la destitución de Alberto Monteagudo.

La Tacita de Plata es gran admiradora de su equipo y del fútbol en general. Se habla mucho del Cádiz en la vida cotidiana y la prensa local informa de manera exhaustiva sobre la actualidad de la entidad, otorgándole a la realidad deportiva diaria una presión más típica de un equipo de muy superior categoría que de la que actualmente atesora. Ahora mismo se critica desde estos sectores absolutamente todo. Primero, la inestabilidad en los últimos años en la directiva y propietarios del club, actualmente en nombre de un grupo inversor italiano con sede en Inglaterra, después de que el máximo accionista de los últimos años, Antonio Muñoz, decidiera no venderle su paquete accionarial a Quique Pina.

Precisamente, el actual presidente del Granada dirigió el proyecto del año pasado, cuando no logró el ascenso a Segunda A tras caer en una dramática tanda de penaltis ante el Lugo, en el Ramón de Carranza. Pese a quedarse a las puertas de conseguir el objetivo y después de ganar la Liga regular en el Grupo IV con solvencia, el técnico José González no continuó al igual que el 90% de la plantilla. Todos se fueron bajo el enfado general por la decepción final, pero ahora muchos darían lo que fuera por poder contar con un equipo como ese.

Jugadores de menor calidad que la exigencia del club

Y es que el grupo de jugadores que eligió tras su llegada este verano el italiano Gaucci, encargado de la parcela deportiva, es el centro de todas las iras de afición y prensa. Los 7.000 socios que, pese a la incertidumbre del proyecto, la acuciante crisis económica y que aún se milita en una categoría tan poco llamativa como la Segunda B, acuden cada 15 días al Carranza muestran todo su descontento desde hace semanas. Y es que el Cádiz lleva seis derrotas y un empate en sus últimos siete partidos, y no marca desde hace cinco encuentros. Una crisis de resultados que ha minado la confianza de una plantilla con varios futbolistas a los que todo le ha venido demasiado grande.

Agné ha traído nuevas sensaciones, y su metodología ha causado sensación en apenas dos entrenamientos. Desde el vestuario se transmite una confianza ante toda la novedad de esta semana. Y mucho se habla en los medios de una próxima revolución en el mercado de invierno, de la que otros dudan debido a la debilidad de las arcas cadistas. El primero en llegar, eso sí, ha sido Peragón, ilustre veterano con experiencia en Primera División y que es una petición del nuevo técnico.

El primer duelo será ante el Real Jaén este domingo en casa, y se cerrará 2012 ante el Sanluqueño también en el recién remodelado Carranza. Precisamente la nueva imagen del estadio, que trae la modernidad del siglo XXI a su arquitectura, contrasta con las horas tan bajas que vive el equipo. Tan mal está que muchos temen pasar por el ridículo de descender a Tercera, pero por deméritos deportivos y no por orden federativa como sucediera con otros equipos que estuvieron en Primera como el Real Oviedo, el Burgos o el Compostela.

Por su simpatía pocos quieren que esto ocurra (quizá los únicos sean los pocos enemigos que tiene en la provincia por los clásicos piques regionales), y por mucho que tiemblen los cadistas, será difícil que se consume un fracaso tal. De hecho, hay tiempo para todo, y si se da la esperada reacción, las plazas de play offs podrían alcanzarse en un grupo de mucha igualdad donde no se decidirá nada hasta mayo. Lo que está claro es que en los próximos Carnavales el desastre actual del Cádiz va a protagonizar más de una chirigota.