El Atlético de Madrid se siente perseguido

Los periódicos españoles tachan de "robo" o "estafa" la polémica decisión que tomó el árbitro sueco Martin Hansson en el último suspiro del Liverpool-Atlético cuando decretó penalti sobre Gerrard y que el propio capitán red se encargo de convertir en el empate a uno definitivo. La gran consternación del vestuario rojiblanco tras el partido se resume en declaraciones de algunos de los integrantes señalando directamente a las altas instancias del fútbol europeo: "Parece que no quieren que pasemos a octavos".

Lo cierto es que resulta difícil de aceptar como normal la equivocación del colegiado. Y aún más, después de ver el encuentro. Fue un partido muy disputado donde Hansson apenas señaló la mitad de las faltas que se cometieron. Directamente, dejaba jugar en la mayoría de los choques equivocándose muchas veces, sí, pero por no usar el silbato más que por señalar faltas ficticias. Parecía un arbitraje de los llamados británicos. Después de ‘tragarse’ dos penaltis clarísimos en cada área (por un lado, las manos de Carragher y Mascherano, y por otro, un agarrón sobre Agger nada más comenzar y otra mano de Perea en el segundo tiempo), es aún más sospechoso el penalti señalado de Pernía sobre Gerrard en una pugna en la que no hay absolutamente nada punible con el reglamento en la mano.

Rafa Benítez vio “penalti claro”, como declaró tras el partido. Pernía admitió que el asistente, quien señala en primera instancia la pena máxima, le pidió perdón (“sorry”) después. Y Enrique Cerezo calificó el penalti como “ficticio”. Está claro que cada uno ve las cosas según le convenga. Eso sí, los medios ingleses califican el penalti como “dudoso”, y en la crónica de The Times se advierte que, después de ver el arbitraje de Hansson durante los 93 minutos anteriores, lo que menos esperaban los jugadores del Liverpool era que el trío arbitral les concediese penalti en lo que parece un lance más del juego.

Por todo esto, y unido a la esperpéntica sanción de la UEFA tras los incidentes de la hinchada del Olympique de Marsella en el Calderón, el Atlético se siente perseguido. Sin ese penalti, los rojiblancos estarían clasificados para octavos. Ahora, un desliz ante el PSV (en casa, pero a puerta cerrada) y un acierto de los marselleses ante el Liverpool, dejaría una última jornada de infarto, con los cuatro equipos con posibilidades. Y el ‘Atleti’ jugaría en Francia ese decisivo partido, donde la encerrona estaría servida. Son sólo hipótesis, pero el Atlético es capaz de eso y de algo mucho peor. Desde luego, empieza a parecer que a alguien le cae mal este club madrileño en las ‘alturas europeas’. Eso, o que, como señaló el medio portugués Maniche en la zona mixta de Anfield, aún debe pagar su "poco peso en la UEFA" tras una década fuera de la élite europea.