"La motivación de trabajar con Fernando": tantos años después, Alonso no ha cambiado

"Estoy muy sorprendido de que se hayan separado, ya sea un acuerdo mutuo o un desacuerdo, como quieras llamarlo. Espero que encuentre un asiento superior y también me hago eco de sus ambiciones. Espero que tenga un par de campeonatos más en su haber, porque se lo merece". Rob Smedley era ingeniero de Felipe Massa en los tiempos de Fernando Alonso con Ferrari. Terminaba la temporada 2014 cuando el británico lamentaba su marcha del equipo italiano. Casi diez años después, aquellas palabras siguen activas, no solo porque el español cuenta con un monoplaza competitivo, sino por otra razón de gran calibre que ahora mismo Aston Martin está capitalizando ¿A qué se refería Smedley?

"Es increíble, hay un gran ambiente en el equipo, y estoy deseando ir a trabajar mañana. Hay que mandar a la gente a casa por las noches porque todos están deseando aportar". Hace pocas fechas el responsable de Aston Martin, Mike Krack, insistía en esa atmósfera repleta de energía y motivación que se respira en el su equipo, y que los resultados en la pista están reforzando exponencialmente. Al margen del ambiente interno al que se refieren sus protagonistas, las comunicaciones en redes sociales exudan esa atmósfera a la que aludía Krack. Fernando Alonso está poniendo la guinda en ese pastel que Smedley explicaba, ahora con tanto o más sabor pasados tantos años.

El impacto de los mejores

"Si sobresales en lo que haces, en cualquier ámbito de la vida o rol en la Fórmula Uno, obligas a todos los que te rodean a mejorar su propio juego. Esa es la motivación de trabajar con Fernando". Smedley militaba en la esquina opuesta durante su convivencia en Ferrari, pero no ocultaba su admiración por Alonso, quien aportaba entonces esa misma dinámica que se repetía con Ayrton Senna, Alain Prost o Michael Schumacher u otros grandes, potenciadora de un efecto emulación que estimular la necesidad de crecer y ofrecer resultados, de no defraudar y ser en el eslabón débil de la cadena.

El ambiente y la energía que destilan Aston Martin es fruto de una serie de factores de distinta naturaleza. Para empezar, la llegada de un líder que materializa en inversiones las grandes intenciones y visión de futuro. En sus anteriores reencarnaciones (Force India, Racing Point y demás) este era un equipo de recursos contenidos aunque de gran eficacia operativa. De repente, esa plantilla no solo asegura su estabilidad profesional, sino que ha sido duplicada con la llegada de profesionales bien pagados y con grandes perspectivas profesionales. Escuchar a Dan Fallows, su nuevo director técnico, lo ejemplifica a la perfección.

También está cambiando el entorno físico del colectivo. Aston Martin estrena en mayo unas nuevas instalaciones totalmente distintas a las de otros equipos, en palabras de Lawrence Stroll, que no está dejando piedra sin dar la vuelta para llevar a Aston Martin a la lucha por los títulos. Si, además, dispones pronto de túnel de viento propio y las herramientas necesarias para llevar a cabo tu trabajo al más alto nivel, es comprensible que el equipo británico respire semejante oxigenación. Luego, dentro del monoplaza, la guinda catapulta esa energía colectiva. Aquí entra en juego el impacto de Fernando Alonso al que se refería Smedley.

"La motivación de trabajar con Fernando"

"Creo que, por pura muestra de su talento, tiende a motivar a la gente. Cuando estás en la cima absoluta de tu juego y nadie puede acercarse a ti, esto ya es solo motivación en sí mismo", explicaba el ingeniero británico respecto a sus experiencias en Ferrari con Alonso. "Si eres excelente en lo que haces, en cualquier aspecto de la vida, ya seas piloto, ingeniero, técnico, cualquier cosa, si trabajas con gente de gran talento alrededor y fuerzas a todo el mundo alrededor a elevar su listón… Es aquí de donde viene la motivación de trabajar con Fernando".

La Fórmula 1 es un mundo brutalmente competitivo, donde sus integrantes han de mantener altos estándares de motivación y rendimiento. Pero el esfuerzo de centenares de personas y millones invertidos confluyen finalmente en el piloto, quien no solo es responsable del resultado final, sino de catalizar y multiplicar esa energía colectiva con su actitud y desempeño, que a su vez gratifica cada uno de los esfuerzos individuales. Una espiral que se retroalimenta desde cada extremo.

"Exijo mucho a la gente, pero me exijo antes más a mí mismo", es un mantra que se escucha frecuentemente al propio Alonso y que la realidad confirma, ya que es conocido por vivir en cuerpo y alma para sus objetivos con feroz dedicación y determinación. Con figuras semejantes, rige aquello de "aporta o aparta". "Fernando es bastante coherente con sus puntos de vista y sabe lo que quiere, la mayoría de las personas que son buenas en su trabajo lo hacen", explicaba Smedley al respecto sobre Alonso. "Esa es una fortaleza, no vacila en lo que quiere. Es mentalmente fuerte y puede adaptarse a cualquier reglamento, estar al tanto y sacar el 100% del monoplaza".

Dadas las circunstancias de cada fin de semana y el rendimiento del AMR23, los tres podios de la presente temporada recogen ese cien por cien del potencial del equipo británico en estas carreras. El rendimiento y resultados que está cosechando, su liderazgo en la dedicación absoluta, son un espejo para todo el equipo, la guinda que ha supuesto su llegada.

Las expresiones colectivas de Aston Martin, la sintonía de Alonso con su equipo en la alegría de los éxitos, son solo la punta de ese dulce iceberg que es el ambiente actual en Aston Martin, subido en la ola de optimismo. Sin embargo, lo que quizás llame la atenció es que, casi diez años después de aquellas palabras, de haber salido de la Fórmula 1, de Indianápolis, las 24 Horas de Le Mans y el Dakar, de haber vuelto con dos años grises en Alpine, aquel piloto que conoció Rob Smedley en Ferrari hace una década… sigue siendo el mismo. O más.