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¿Conspiración contra Carlos Sainz? Cómo su victoria ha alterado los nervios en Ferrari
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POLEMICA INTERNA DEL EQUIPO

¿Conspiración contra Carlos Sainz? Cómo su victoria ha alterado los nervios en Ferrari

Lejos de celebrar el momento y sacar lo positivo de la situación post Silverstone, el equipo italiano dio una nueva muestra de que su principal rival siempre está en su propia casa

Foto: Sainz celebrando con su equipo la victoria en Silverstone
Sainz celebrando con su equipo la victoria en Silverstone

No es nada nuevo. A lo largo de la historia es una situación repetida una y mil veces. En Ferrari es habitual que, en lugar de aprovechar los elementos positivos de una situación concreta, se potencia una espiral negativa desde dentro del propio equipo. Casi habría que decir que no fiarse mucho de los amigos es propio de Ferrari. Una idiosincrasia italiana que se remonta a cuando los augures advertían a Julio César que se cuidara de los idus de marzo. ¿Quiénes son los conspiradores desde dentro de Ferrari contra Carlos Sainz?

La cuestión surge cuando el ex jefe de prensa de la Scuderia, Alberto Antonini, escribe un artículo para un medio de comunicación italiano, un episodio en el que revelaba que parte del personal de Ferrari se negó a participar en la ceremonia del podio y posterior sesión de fotos después del triunfo de Sainz en Silverstone. "Me contaron, y confío en la fuente, -explicaba Antonini- que una parte del personal de Ferrari se habría negado, al menos inicialmente, a asistir a la ceremonia del podio y a las fotos habituales. Si es cierto, como me temo, no es una buena señal".

Información sensible e interesada

Aquí viene la primera cuestión que, por desgracia, con tanta frecuencia ocurre en Ferrari. ¿Qué clase de lealtad tiene el Sr. Antonini con su antiguo empleador para revelar un episodio tan poco edificante? Claro que Alberto Antonini tendrá que ganarse la vida después de salir de Ferrari a finales de 2019, pero cuando cita una fuente interna de toda confianza está claro que su afán va más allá de informar, si no en posicionarse como alguien que posee detalles muy privilegiados de todo lo que ocurre en el universo Ferrarista. Y si la información es oro, como habitualmente se dice, en lugar de dejar escrito un análisis, revela información interna de alta sensibilidad para el equipo.

Con cierto cinismo, Antonini afirma que "un poco de rivalidad saludable dentro del garaje está bien, cada mecánico y cada técnico deben animar a su piloto, pero el interés común debe ser apuntar a ganar. La carrera y luego, por supuesto, también el campeonato, de hecho los campeonatos del mundo". Puesto que él fue un colaborador necesario de la humillante salida de Sebastian Vettel de Maranello para favorecer a Charles Leclerc, su piloto, al que ayudó y contentó.

Pontificar a posteriori es de lo más común en la Fórmula 1. Posiblemente la decisión que tomó el muro de Ferrari no fue la mejor para los intereses de Charles Leclerc e incluso, por qué no, a largo plazo para el título mundial. Pero resulta del todo ventajista hacerlo sin contar toda la historia. Si cuando apareció el coche de seguridad hubiera entrado Leclerc en boxes, Hamilton se habría quedado en pista y en esos momentos volaba con unos neumáticos duros de muy pocas vueltas. No está tan claro que Leclerc se hubiera merendado fácilmente a Hamilton como se pretende una vez el británico hubiera en el reinicio de la prueba. Es decir, podría haber ocurrido, o no. Nunca lo sabremos. Pero no es un error tan flagrante como otros de Ferrar. En apenas seis segundos hubo que tomar la decisión crítica y salió mal.

Uno de los 'suyos'

Antonini es una de esas vacas sagradas del periodismo italiano que han seguido la Fórmula 1 toda su vida profesional, junto a otros famosos miembros de ese grupo como Leo Turrini o Pino Allievi. Y el problema quizá tenga su origen aquí, porque Maurizio Arrivabene cometió un grave error sacando del paddock a Antonini y metiéndole a trabajar en casa. Arrivabene siempre fue un convencido del método del engrase con los medios de comunicación a base de mimarles con todo tipo de ‘cuidados’, (dejémoslo ahí). Cuando el manager italiano dejó la jefatura de Phillip Morris, el principal sponsor de Ferrari, debió pensar “si me traigo uno de ellos nos tratarán siempre bien (los medios), no dispararán contra su amigo”.

La estratagema funcionó durante un tiempo, porque pese a los sucesivos fracasos de la escudería en su batalla con Mercedes el trato de la prensa italiana fue bastante benevolente. Sin embargo, Arrivabene no calculó el error que suponía a largo plazo, porque acababa de meter al enemigo en casa. Enemigo en sentido figurado, porque Antonini es alguien cordial y educado en el trato personal y, como buen italiano, querrá lo mejor para Ferrari. Pero el ego, el despecho, o cualquier otro motivo puede desatar las deslealtades cuando ya no estás en el equipo. Como en este caso.

placeholder Mattia Binotto y Carlos Sainz
Mattia Binotto y Carlos Sainz

La difícil posición de Binotto

Que en el seno de una organización se establezcan distintos bandos, o incluso que un equipo se escore totalmente hacia algún piloto, es tan viejo como el automovilismo. Por eso los buenos directores deben de tratar de nivelar esta situación para que no se le suba el pavo a la cabeza al piloto ‘mimado’ y no se desmotive al piloto ‘marginado’. Red Bull, hecho absolutamente a la medida de Max Verstappen, trata de tener motivado a Pérez y que el mexicano sienta el calor y apoyo de su equipo. Ni más ni menos que lo que trata de hacer Mattia Binotto en Ferrari con sus dos pilotos, como cualquier jefe de equipo razonable.

Carlos Sainz también debe poner de su parte y callar con resultados a los que sin reservas apoyan a Leclerc. También debe ganarse el corazón de esa parte del equipo que quizás aún recele de él y siga a muerte a Leclerc. Tendrá que gastar más días en el restaurante Montana al lado del circuito de Fiorano jugando a las cartas con los mecánicos, o tomarse algún vino con ellos fuera de los circuitos, porque la cuestión de lo dicho por Alberto Antonini, no es que sea falso o no, sino lo ético de que sea precisamente él quien lo desvele. En Maranello el enemigo también está en casa, de modo que, como a Julio César hay que recomendarle a Carlos Sainz que se cuide de algunos idus ferraristas.

No es nada nuevo. A lo largo de la historia es una situación repetida una y mil veces. En Ferrari es habitual que, en lugar de aprovechar los elementos positivos de una situación concreta, se potencia una espiral negativa desde dentro del propio equipo. Casi habría que decir que no fiarse mucho de los amigos es propio de Ferrari. Una idiosincrasia italiana que se remonta a cuando los augures advertían a Julio César que se cuidara de los idus de marzo. ¿Quiénes son los conspiradores desde dentro de Ferrari contra Carlos Sainz?

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