Cuando a falta de un buen sheriff, las carreras se convierten en el ‘salvaje oeste’

Tanto en Fórmula 1 como en MotoGP se esté echando en falta una mejor labor de los comisarios deportivos en el terreno de las sanciones. Falta consistencia y mano dura a tiempo. Es inevitable que cuando dos titanes se enfrentan en el asfalto, ya sea sobre dos o cuatro ruedas, llegue un momento en el que se produzca el contacto y ambos pilotos acaben fuera de la pista o se produzca un accidente. Es inevitable también el debate con los partidarios de los diferentes bandos echando la culpa al piloto rival o defendiendo a su piloto favorito. Todo entra dentro de lo normal en el mundo de las carreras Hasta ciertos límites y determinadas situaciones puede llegar a permitirse ese contacto, pero un tema es dejar que los pilotos compitan, de eso se trata, y otro que la antideportividad o peor aún la temeridad campe a sus anchas. Y alguien tiene que poner coto

De aquellos polvos estos lodos

Veamos el ejemplo de Hamilton y Verstappen en la Fórmula 1. Desde la primera carrera en Bahrein empezó la polémica por el exagerado número de veces que se permitió a Lewis Hamilton superar los límites de la pista pese a que se había apercibido a los pilotos que no podían hacerlo. El piloto británico salió de rositas de aquello cuando debió de ser duramente sancionado atendiendo al reglamento. Quizá, porque en la maniobra no hubo aparente riesgo físico para nadie, o porque Max Verstappen también lo hizo más de una vez. O simplemente porque no se quería empezar la temporada sancionando, pero la ‘blandura’ de los comisarios envió un mal mensaje a los pilotos, quienes comprueban que ir al límite y un poco más allá del reglamento puede salir gratis.

Inconsistencias de los comisarios que se repitieron con posterioridad, hasta que llegaron los choques en pista Y llegaron sanciones con ese aroma del árbitro que saca una tarjeta amarilla equivocada y luego otra para compensar. Hubiera sido lógico que después del accidente que Max y Lewis tuvieron en Monza ambos pilotos hubieran sido sancionados. Aun con un castigo levemente mayor para Verstappen, ninguno hizo nada para evitar el golpe, pero se sancionó sólo al holandés quizás para compensar el castigo a Hamilton en Silverstone.

Fernando Alonso es un buen ejemplo de alguien que siempre ha competido al límite, pero con deportividad y respetando el reglamento. Cansado quizá de la tomadura de pelo en varias carreras donde se veía superado por pilotos que alegremente trazaban por las escapatorias, se dijo que no sería el único tonto que respetara las normas. Dicho y hecho, en Sochi se fue recto por la escapatoria tras la salida y se reincorporó calculando sin ganar ninguna posición ni perderla. No fue sancionado. Ejemplo que sirve para ilustrar cómo a los comisarios se les ha ido de las manos en este asunto. Si una maniobra similar es llevada a cabo por un piloto con menos pericia (un debutante por ejemplo) no sale así de bien llegarán las lamentaciones por no haber sancionado en tiempo y forma ciertas prácticas.

El motociclismo, con más riesgo

En el campo del motociclismo, la mala praxis por parte de la dirección de carrera tiene todavía una responsabilidad mayor, pues los tres fallecimientos de esta temporada demuestran que las motos tienen un riesgo muy superior al de los monoplazas. Resulta inconcebible que después del fallecimiento reciente de Dean Berta Viñales no existiera entre los pilotos un mínimo de concienciación tras semejante aviso para aparcar excesos y tonterías en pista. Porque poco efecto parece que la tragedia surtió. En la última prueba del Campeonato del mundo de Supersport 300 disputada en Portugal, la dirección de carrera tuvo que parar la sesión clasificatoria ante el desmadre de todos los pilotos rodando despacio para pegarse a una buena rueda. Los comisarios les echaron una buena bronca afeándoles su comportamiento. Cabe preguntarse: ¿Por qué lo hacen?. Porque lo han visto hacer una y mil veces en MotoGP. Y si a los ‘grandes’ no les reprochan esas malas y muy peligrosas prácticas, por qué a los pilotos noveles, pensarán algunos.

Mucho peor fue lo de Deniz Öncü en la carrera del mundial de Moto3, celebrada en Austin. Su maniobra casi suicida en plena recta provocó una pavorosa una triple caída donde salieron volando a 200 kilómetros por hora Alcoba, Migno y Acosta. Al piloto turco le han caído dos carreras de sanción, penalización bastante indulgente ante el milagro de que su acción no tuviera consecuencias graves o incluso fatales. Es cierto que a Romano Fenati, se le sancionó con la retirada de licencia por una temporada por una maniobra inaceptable, pero sirvan los ejemplos para ilustrar hasta que punto ha faltado mano dura en la labor de los comisarios.

Michel Fabrizio, el piloto italiano de Superbikes provocó una enorme polémica al acusar a Marc Márquez para explicar el comportamiento temerario de muchos pilotos, aunque estuvo tremendamente desafortunado cargando las culpas de un fallecimiento sobre el español. Márquez no es el único que ha tenido un comportamiento en pista poco deportivo y, además, cuando él u otros pilotos se han pasado de la raya en sus maniobras los comisarios deportivos no les han puesto firmes. Ese ‘si no adelantas allí donde ves un hueco no eres un piloto de carreras’ queda muy bien en los debates entre amigos, pero encierran una mentira perversa cuando sirven para justificar maniobras inaceptables. Se puede (y se debe) competir al límite, pero nunca a costa de la presencia del piloto rival. Si se justifica sacar de pista a alguien porque vale todo para ganar entramos en el ‘salvaje oeste’. Por eso, en las carreras, la presencia de un buen ‘sheriff’ se hace urgente.