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La última gran batalla de las Ardenas entre dos colosos bajo la lluvia
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el duelo entre hamilton y raikkonen en 2008

La última gran batalla de las Ardenas entre dos colosos bajo la lluvia

"Iba al límite, e incluso más allá, atacaba tanto como podía, pero no podía acercarme". En una memorable carrera, Hamilton ganó en pista y perdió fuera

Foto: Raikkonen y Hamilton en Spa-Francorchamps aquella temporada de 2008.
Raikkonen y Hamilton en Spa-Francorchamps aquella temporada de 2008.

“Iba al límite, e incluso más allá, atacaba tanto como podía, pero no podía acercarme sin que el comportamiento de mi monoplaza no fuera afectado por el Ferrari.Era una de las carreras más emocionantes en mucho tiempo, y quería ganarla, rezaba por dentro. “¡Lluvia, lluvia, lluvia…!”, quería que llegara la lluvia, solo unas pocas gotas me ayudarían…Y eso fue exactamente lo que ocurrió”.

Gran Premio de Bélgica de 2008. Lewis Hamilton, Rimi Raikkonen y Felipe Massa eran por entonces los aspirantes al título. Al llegar a Spa Francorchamps, el británico aventajaba en ocho puntos al brasileño, mientras que el finlandés necesitaba imperiosamente una victoria que no llegaba desde abril, en España. En aquella carrera se vivió uno de los duelos más impresionantes de los últimos tiempos. Fue la última gran batalla de las Árdenas.

"Un trompo patético"

Habían caído cuatro gotas poco antes de la salida,suficientes para dejar la pista imprevisible. Por ello,en la segunda vuelta, Hamilton hizo “un trompo patético”, -como confesaría después- al bloquear sus frenos traserosen La Source,a sólo50 km/h. Raikkonen, que había salido cuarto, se encontró con el liderato como inesperado regalo.“Nos dejó con el paso cambiado”, reconocería Hamilton. McLaren cambió la estrategia de paradas, tras lo cualel británico se lanzó a una carga frenética.Vuelta a vuelta ibacomiendo segundos a Kimi Raikkonen con un pilotaje espectacular.

Segunda parada en boxes. Seis segundos les separaban. Hamilton utilizaba todos los rebufos posibles con los doblados pararecortar. En la vuelta 29 la diferencia se redujo a dos segundos. Durante quince giros, el McLaren y el Ferrari alternabanla vuelta rápida.“Mi corazón estaba compitiendo más que nunca antes en mi vida”, explicaría después el británico, “soy un piloto de carreras, es lo que mejor hago, y compites hasta el último minuto, no aflojas el motor y simplemente coges los puntos en una situación así”. El másgenuino y sublime Lewis Hamilton, ese que “pilota con el corazón en la boca”,recibió del cielo el regalo que necesitaba.

Todo comenzó en la Parada del Autobús

Raikkonen, que abría pista, se veía forzado a frenar con más anticipación por la lluvia. El finlandés no podía quedar fuera de carreraporque sus opciones al título se evaporarían. Hamilton utilizaba sus referencias yse lanzó como un lobo hambriento a la yugular de Raikkonen. Sobre una pista traicionera, ambos rodabanal límite yelmonoplaza del británicoexpresaba consu agresivo lenguaje de movimientos el espíritu de su piloto. Hasta quelogróagarrar a su rival y emparejarse a él en la Parada del Autobús. Era la vuelta 42. Faltaban dos para terminar.

Hamilton y Kimi Raikkonen en 2008“Kimi no me dejó sitio”, explicaría Hamilton, que tuvo que cortar la chicane ante la forzuda defensa de su posición que hizo el finlandés, “no quería un accidente y no tenía otra opción que pasar por encima de los pianos, pero no se podía ganar una ventaja así, de modo que le dejé pasar de nuevo”. El equipose lo había pedidofrenéticamente por la radio. Hamilton rodó 6.7 km/h por hora más lentoque Raikkonen al pasar por la meta, a su rebufo, e inmediatamente le volvió a adelantar por el interior deLa Source. Raikkonen intentó resistirse de nuevo, pero solo logró dañar su alerón delantero en el proceso.

En lluvia con gomas de seco

Desde boxes, McLaren llamaba al director de carrera, Charlie Whiting, para asegurarse deque su piloto había actuado correctamente. Recibieron respuesta afirmativa. Mientras tanto, el resto de los pilotos pasaban por boxes para montar gomas intermedias y asícapear el temporal hasta la bandera a cuadros. Pero ni Hamilton ni Raikkonen podían permitirse semejante lujo, enfrascados en una lucha por la victoria irrenunciable para cada uno.Al límite, en una pista que parecía hielo para sus neumáticos, lo mejor estaba por llegar.

Raikkonen, con menor adherencia por el toque de La Source, se salía en la rapidísima de Pouhon en su loca persecución de Hamilton. “Sólo quería ganar, no estaba interesado en ser segundo, sólo quería reducir la diferencia de puntos con Hamilton”, explicaría después el finlandés.De repente, tras recuperarse de su salida, alllegar ambos a Fagnes, se encontraron con el pobre Rosberg, que no sabía dónde meterse. Hamilton se fue a la izquierda, fuera de la pista, y Raikkonen siguió por suderecha, recuperando la primera posición.

En plenofrenesí al límitepropiode quien nunca no iba a ceder, segundos después Raikkonen hizootro trompo y Hamilton se colocó primero de nuevo.El finlandés se lanzóotra vez contra el británicopero, con la pista deslizante, conmonoplazas doblados de por medio,atacópor fuera de la pista y volvió a cruzarsepara acabar definitivamentecontra el muro. Allí también quedaron sus opciones al título en 2008.

"La vuelta final fue terrible"

Pero no todo había acabado para Hamilton. “La vuelta final fue terrible,muy resbaladiza, sin temperatura en las gomas por el agua, frenaba muy, muy pronto, y aún así llegaba a cada curva y parecía que el coche se iba a salirinevitablemente de la trazada sinpoderhacer nada. Tenías que aplicar tus sentidos con toda su potencia y reaccionar lo mejor posible ante las circunstancias….".

Lewis Hamilton ganó el gran premio. Pero los comisarios, desmintiendo al director de carrera, decidieron imponer una sanción de 25 segundos al británico por no haber cedido suficiente espacio a Raikkonen tras el incidente en la Parada del Autobús. Felipe Massa heredó la victoriay se colocó a sólo dos puntos de Hamilton en la clasificación general. Pero Ferrari ni siquiera había reclamado el resultado. Para Stefano Domenicali la maniobra fue tan solo “un racing incident”.

Fue una vergonzosa actuación de despacho para un sublime episodio en la pista, en otro ejemplo de la absurdatrayectoria que la Fórmula 1 ha ido adquiriendo conlos duelos en pista. Al menos, para el recuerdo nos quedarán aquellas imágenes de dos fenómenos al límite de su talento. Desde entonces, pocas veces hemos vuelto a ver algo parecido. Ojalá, de nuevo, este próximo fin de semana se repita…

“Iba al límite, e incluso más allá, atacaba tanto como podía, pero no podía acercarme sin que el comportamiento de mi monoplaza no fuera afectado por el Ferrari.Era una de las carreras más emocionantes en mucho tiempo, y quería ganarla, rezaba por dentro. “¡Lluvia, lluvia, lluvia…!”, quería que llegara la lluvia, solo unas pocas gotas me ayudarían…Y eso fue exactamente lo que ocurrió”.

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