Es noticia
Hungaroring, un campo de patatas en el que también crecen las flores
  1. Deportes
  2. Fórmula 1
"UN CIRCUITO URBANO SIN CASAS"

Hungaroring, un campo de patatas en el que también crecen las flores

Era un patatal desierto cercano a Mogyorod, a 19 kilómetros de Budapest. Aburrido en principio, también ha regalado momentos memorables

Foto: Fernando Alonso en el podio de Hungría de 2003
Fernando Alonso en el podio de Hungría de 2003

Era un patatal desierto cercano al pueblo de Mogyorod, a 19 kilómetros de Budapest. El Gobierno húngaro y Bernie Ecclestone querían a toda costa un Gran Premio de Hungría cuando el país intentaba sacar la patita tras elTelón de Acero, pero no era posible montar un trazado en el centro urbanocomo el británico deseaba inicialmente. Así que el emplazamiento final de Hungaroring, donde este fin de semana se disputa el GP de Hungría, fue un enorme campo de patatas.

“Un circuito urbano sin casas”, como definiría Martin Brundle el trazado magiar, hubo de adaptarse a una orografía que parecía una sartén natural que quizás vuelva a hervir este próximo fin de semana. Y por ello, en cada llegada a Hungaroring se recupera el estereotipo de pista monótona y aburrida para la Fórmula 1.Y sin que falte razón, desde su primera cita en 1986el Gran Premio de Hungría también ha ofrecido momentos destacados para la Fórmula 1, algunos memorables,y otros hasta pirotécnicos. Que le pregunten si no a Fernando Alonso y Lewis Hamilton en 2007.

Piquet, piloto de 'rallies' por un momento

¿Queno se puede adelantar en Hungaroring?Nelson Piquet no opinaría lo mismo. En aquella primera edición, el resabiado bicampeón intentó superara un jovencito emergente, Ayrton Senna, que se puso farruco y le aguantó el tirón cuando Piquet atacó por primera vez para ponerse líder, perobloqueó la frenada y acabó deslizándose hacia el exterior de la pista. No cayó al precipicio de milagro.Echando humo y con la testosterona en máximos,volvió a intentarlo otra vez dos vueltas más tarde.

Senna volvió a repetir la maniobra, pero esta vez la táctica de Piquet fuela de “por mis c…”. Por unos instantes, el brasileñose convirtió en piloto de ralliesya que,con la dirección cruzada, metió su Williams a hachazos mientras frenaba. La leyenda dice quePiquet hizo luego un brake test al brasileño y le señaló al cielo con su dedo índice.

El día queMansell se hinchó a adelantar

Y sí, Hungaroring nos ha ofrecido carreras donde resultaba másprobable ver la nievesobre su asfaltoen agostoque disfrutar con algún adelantamiento. Que le pregunten al propio Senna, que hubo de aguantar en 1990 toda la carreratras el que era su mejor amigo en la parrilla, el belga Thierry Boutsen. Bien por lo anterior, bien porque aquel día su instinto asesino estaba aletargado (recordemos aquel famoso “if you don´t go for a gap, you are not a racing driver any more” que le propinó a Jackie Stewart), el brasileño perdonó la vida a Boutsen, quien logró así la última de sus tres victorias en la Fórmula 1.

Pero también Nigel Mansell se ganó sus galones de 'Il Leone' con carreras como la de1989 por romper con el estereotipo de Hungaroring. Porque el británico ganó con su Ferrari desde la decimosegundaposición de parrilla. Como una hormiga, Mansell adelantó uno por uno a sus rivales en pista hasta alcanza al líder ysalsa en todos los guisos de Hungaroring, Ayrton Senna. Al brasileño le debieron fallar los biorritmos tambiénaquel día cuando dudóal doblar al sueco Stefan Johansson para que 'Il Leone' le pegara la dentellada mortal. Fue la primera derrota de McLaren en pista en dos años.

El Felipe Massa que ya no vemos y la crueldad de las carreras

Y siguiendo con Ferrari, quién ha visto y ve ahora a Felipe Massa, porque en 2008 nos recordó al piloto que fue cuandoen Hungaroring “arrancó la cabeza” a final de recta a su máximo rival, un tal Lewis Hamilton. Desde la tercera posición de la parrilla, Massa parecía contar con un kers que todavía no existía. El brasileño frenó como un poseso por el exterior, y cuando parecía que iba a terminar en Budapest, en pleno malabarismosalió como líder de la primera curva. Al final, el motor le traicionó en pleno fuego de artificio y perdió una victoria vital para eltítulo que se le escapófrente a Hamilton.

Hungaroring también nos ha ofrecido momentos singulares para muchos pilotos. Fue aquícuando Nigel Mansellremató su único título en 1992, en un momento especialmente emotivoque el destino le negócon tanta obcecación anteriormente. Aquí también perdióJenson Button la virginidad en la victoria tras 113 carreras intentándolo. Al igual queDamon Hill, que triunfóaquí por primera vez en 1993, pero porkármica compensación sufrió uno de los mayores ejemplos de crueldad que también dispensa este deporte.

Tras salir por la puerta de atrás de Williams y con el título en la mano a finales de 1996, Hill había fichado por el modesto Arrows/Yahama, una especie de Sauber del presente. Pero los Bridgestone de la época convirtieron su botijo en un avión aquel día de 1997. En cabeza y con medio minutode ventaja en la recta final de la carrera, parecía que el cuento de la Cenicienta se iba a hacer realidad aquel día en la Fórmula 1. Sin embargo,el acelerador comenzó a fallar a dos vueltas del final. En la última, Villeneuve adelantó a un Arrows que nunca ganaría una carrera en sus veinticuatro años de existencia. Terminó segundo, y aquel díafue verdaderamente el primero de los que pierden.

El genio de Schumacher, y también su miseria

Además de igualar aquí el récord de victorias que mantenía Prost (51) hasta el momento, Michael Schumacheres el piloto con más triunfos en esta pista (4). En 1998 dejó con la boca abierta a Ross Brawn y con el espinazo roto a McLaren. Tras lograr la pole con un monoplaza “que era un segundo y medio más lento que nuestros rivales”, Brawn reconoció “que se me erizó el vello de la espalda, no podía creer lo que veía”.

“A veces, Michael va más allá de la pura genialidad”, confesaba admirado Brawn tras la pole del sábado. Fue lo que hizo el domingo. David Coulthard iba camino de la victoria cuando Brawn pidió a su piloto un imposible: “En 19 vueltas tienes que sacar 20 segundos”. Schumacher contestó con un lacónico “OK” y se empleó vuelta tras vuelta como el sábado en los entrenamientos.Brawnvolvió a ser testigo decómo Schumacher elevó más si cabe el listón de su maestría. Lástima que lo bajara tan dramáticamente con la infame maniobra a Rubens Barrichello hace dos años, cuando a punto estuvo de reducirle a átomos al arrinconarlecontra el muro de la recta."Cuando la gente me pregunta lo cerca que estaba del muro, respondo que no lo sé; ¡cerré los ojos!",recuerda el propio Barrichello.

Diez años después, a la caza de la segunda victoria

Para Fernando Alonso, Hungaroring siempre será especial. Hace diez años lograba su primera y hasta ahora única victoria en esta pista. Tenía solo veintidós.Sin embargo, en 2006 mereció culminar una de sus actuaciones más apoteósicas, cuando desde la decimosexta posición y en mojado –sí, en Hungaroring- llegó a la primera en un suspiro. Una rueda que decidió seguir su camino le robó, nunca mejor dicho, una victoria absolutamente memorable.

Pudo ganar también en 2007, pero entonces un malcriado Lewis Hamilton decidió hacer la guerra por su cuentaen los entrenamientos hasta que, en boxes, Alonso empezó a bostezar tranquilamente y a mirar la hora antes de salir a la pista. El diálogo por radio entre el británico, el español y Ron Dennis todavía pita en los oídos de quien tuvo la oportunidad –y la fortuna– de escucharlo. A partir de entonces, McLaren saltódefinitivamente por los aires, se perdieron todos los títulos, y la FIA se encargó de rematar con eltiro de gracia a final de temporada. Y Alonso se marchó de McLaren haciendo la misma peineta que Nelson Piquet a Ayrton Senna. Delos cactus también brotanflores para los aficionados.

Para que luego digan que el Gran Premio de Hungría es una carrera aburrida.

Era un patatal desierto cercano al pueblo de Mogyorod, a 19 kilómetros de Budapest. El Gobierno húngaro y Bernie Ecclestone querían a toda costa un Gran Premio de Hungría cuando el país intentaba sacar la patita tras elTelón de Acero, pero no era posible montar un trazado en el centro urbanocomo el británico deseaba inicialmente. Así que el emplazamiento final de Hungaroring, donde este fin de semana se disputa el GP de Hungría, fue un enorme campo de patatas.

Fórmula 1 Bernie Ecclestone
El redactor recomienda